La Alberca Olímpica Universitaria, joya deportiva segura y divertida

Conjunto integrado por varias albercas interconectadas: de entrenamiento, competencias, poza de clavados, piscina para principiantes y chapoteadero

La versión institucional señala que el diseño estuvo inspirado en el mapa de la República mexicana, pero la interpretación popular la concibió como la figura de un microscopio.

Cualesquiera que haya sido el origen de su forma, la Alberca Olímpica Universitaria, proyectada por los arquitectos Félix T. Nuncio, Ignacio López Bancalari y Enrique Molinar, es un logro funcional, artístico y operativo por diversas razones.

Este singular conjunto deportivo está integrado por varias albercas interconectadas (de entrenamiento y competencias, poza de clavados, piscina para principiantes o chapoteadero, como lo conocen los estudiantes, en poco más de 3 mil 400 m2) así como tribunas, palcos para jueces y representantes de los medios informativos, sanitarios y vestidores para mujeres y hombres construidos en un área total de 19 mil metros cuadrados.

Las dimensiones de la alberca de competencia son las que marca la regla olímpica (50 m de largo por 25 de ancho con ocho carriles). La fosa de clavados cuenta con una torre de trampolines de 1 hasta 10 m, en una profundidad máxima de 5.40 m y mínima de 2; por cierto, el diseño de la torre semeja al símbolo calli (casa) de los códices mesoamericanos.

La fosa de clavados está habilitada con mirillas, área desde donde se pueden hacer tomas submarinas sin necesidad de sumergir cámaras; a la vez, los jueces de nado artístico o clavados pueden calificar a los competidores con precisión.

Los equipos representativos de la UNAM practican disciplinas como natación, polo acuático –de gran tradición entre los universitarios–, nado artístico –también conocido como nado sincronizado–, nado con aletas, buceo, triatlón, nado libre y desde hace años, algunos deportes acuáticos en modalidad paralímpica que han formado campeones.

Aunque la práctica de clavados es un deporte en el que se empieza a edad temprana, la institución alienta un programa para reactivar la competencia, sin dejar de lado la recreación. A la par, los cursos de buceo que se imparten en la Alberca Olímpica han creado una escuela de gran prestigio en el país.

En cuanto al nado libre, los usuarios tienen apoyos para ejercitarlo con seguridad, entre ellos el de una clínica del deporte y la vigilancia de guardavidas, quienes atienden a ese tipo de usuarios de manera especial, en tanto que la seguridad de los atletas de los equipos representativos está a cargo de los instructores asignados.

La alberca fue escenario de las eliminatorias de polo acuático y los entrenamientos de clavados y natación en los XIX Juegos Olímpicos México 68. Aunque actualmente no se efectúan pruebas internacionales, es uno de los sitios más concurridos y solicitados para competencias de carácter nacional.

Asimismo, ha sido foro de momentos de la cinematografía y del deporte nacionales, creando inolvidables filmes sobre hazañas deportivas profundamente enraizadas en el imaginario popular.

Cuidar el agua, una prioridad

La alberca se nutre con 6.5 millones de litros de agua. Para su conservación y mantenimiento cuenta con un sistema que permite reciclarla; es decir, se pierde poco líquido, por ejemplo en la evaporación, otro tanto cuando se hace el barrido y aspirado de residuos y algunos contaminantes; sin embargo, la inmensa porción de agua se recicla durante su vida útil, que es de siete años y medio.

Para que ese cuerpo de agua no represente riesgo alguno a la salud de los usuarios se somete a un proceso que consta de tres fases: filtrado, purificado y sostener la temperatura a 26.5°C, promedio.

Para cumplir la primera fase posee un sistema de recirculación y filtrado compuesto de un entramado de tuberías que introducen y expulsan agua con bombas que trabajan las 24 horas del día.

Respecto a la segunda, constantemente se evalúa la calidad para verificar que esté libre de bacterias, los niveles de cloro y pH adecuados diariamente, en suma, el equilibrio químico del agua, de tal forma que no afecte al usuario con inconvenientes que pueden ser molestias leves o alguna enfermedad.

Hasta hace algunos años, el elemento químico más usado para desinfectar albercas era el cloro, tanto líquido como gaseoso, por eficiente y económico; no obstante, por el peligro que podrían presentar los contenedores se optó por cambiar a un sistema de desinfección diferente que previniera riesgos como derrames y fugas. De tal manera que ahora se emplea ácido tricloro cianúrico, un químico más eficiente y seguro.

Para mantener la temperatura idónea del agua, la Alberca Olímpica Universitaria cuenta con dos calderas de 100 hp cada una que funcionan a base de gas LP, menos contaminante y riesgoso; un sistema de paneles solares con lo que se contribuye al ahorro de energía y a disminuir la emisión de contaminantes, y un sistema de bombas de calor. De esa manera se integra un sistema híbrido de tres equipos mecánicos para mantener la temperatura del agua entre los 26.5 y 27°C.

Debido a que la piscina universitaria es única en su tipo, por ejemplo, tiene una extensa superficie a la intemperie y está destinada al entrenamiento de atletas de alto rendimiento, no puede rebasar esas cifras de temperatura, recomendadas por la Federación Internacional de Natación, lo cual representa una labor compleja y ardua.

Dicha labor se resuelve gracias a la participación de la Dirección General de Obras y Conservación para mantener la condición de la instalación en los estándares internacionales, al igual que la operación de los equipos y compra de insumos.

Usuarios, deportistas y entrenadores

A esta joya universitaria del deporte asisten aproximadamente 130 mil usuarios al año; en promedio 600 a diario, aunque los fines de semana y días festivos la visitan entre 300 y 350 personas. Los días de más afluencia son los martes y jueves, cuando concurren poco más de 900 personas, todas de la comunidad universitaria.

Las edades de los usuarios de un primer segmento fluctúan entre los 5 y 16 años, quienes pertenecen a los programas de extensión, como Pumitas, Aprende a Nadar. Otro grupo, el más numeroso, es el de los deportistas de los equipos representativos, cuya edad promedio es 20 años, limitada a 24 por el Comité Olímpico Internacional.

Un segmento más es el que integran académicos y trabajadores administrativos, incluso de la tercera edad, quienes tienen la opción de asistir a cursos de natación como Aprende a Nadar que se ofrece dos veces al semestre.

Para tener acceso a este servicio, se requiere en primer término pertenecer a la comunidad (alumnos, exalumnos, académicos y trabajadores administrativos), más otros requisitos como acreditar un examen médico, ser derechohabiente de alguna institución médica o contar con un seguro de gastos médicos mayores.

La alberca funciona los lunes de 15 a 20 horas exclusivamente para equipos representativos, debido a que este día se paran las máquinas durante la mañana y se les da mantenimiento; al mismo tiempo se hace una limpieza profunda a las instalaciones.

De martes a viernes la alberca abre el acceso general de 9 a 17:30. Los conjuntos representativos pueden permanecer hasta las 19. Sábados y domingo el acceso es de 9 a 14.

El plantel técnico consta de 14 académicos, más alrededor de 20 instructores y dos guardavidas, quienes atienden a los usuarios constantemente, lo que significa para la comunidad una puerta accesible al deporte y a la salud.

Recientemente fueron reacondicionados los vestidores de varones, y está aprobado el proyecto para hacer los mismos trabajos en los vestidores de damas. Por lo pronto, el gimnasio adyacente a la alberca entró en funciones con nuevo equipamiento.

Fuente: Manuel Humberto Rentería Flores.
Coordinador de la Alberca Olímpica Universitaria
Dirección General del Deporte Universitario.

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