La alta sincronía permite aprender rápido otro idioma

Los resultados de la investigación fueron publicados recientemente en la revista Nature Human Behaviour

Las personas que tienen facilidad para aprender de manera rápida un idioma o seguir las secuencias rítmicas de sílabas se debe a que su cerebro tiene sincronización con el exterior, revela un estudio realizado por Florencia Assaneo Verona, del Instituto de Neurobiología, quien resaltó que, aun cuando se trata de una habilidad espontánea, permite entender a los demás.

“Esta es ciencia básica que fácilmente puede exportarse para ayudar a pacientes, gente con patologías como tartamudeo, niños con problemas del habla. Entender cómo interactúan estos sistemas puede ser realmente muy útil, y en el mundo hay mucho interés en esto”, comentó la investigadora desde Juriquilla, Querétaro.

La experta del Laboratorio de Percepción y Producción del Habla de la UNAM inició el trabajo cuando se encontraba en la Universidad de Nueva York, donde cientos de voluntarios repitieron de forma continua la sílaba “ta”, mientras escuchaban de cuatro a cinco sílabas, presentadas rítmicamente cada segundo.

Los resultados, publicados recientemente en la revista Nature Human Behaviour, muestran que la gente se divide en dos grupos: quienes se alinean de forma automática con el ritmo, y aquellos que repiten las sílabas a uno distinto del que perciben.

“Cuando hablamos no sólo se activan las áreas (del cerebro) de producción del habla, sino las de percepción; es decir, también ocurre en las áreas motoras cuando hablamos. Se sabía que existía interacción, pero nunca se había abordado desde el ritmo”, abundó la universitaria.

Debido a que este fenómeno fue observado con centenares de participantes bajo diversas condiciones, y se mantuvo incluso en distintas sesiones efectuadas con una semana o un mes de separación, Assaneo Verona y su equipo consideraron que se trata de una característica intrínseca de los individuos.

Asimismo, a 20 de los que tomaron parte se les hizo una magnetoencefalografía para registrar su actividad neuronal mientras escuchaban secuencias rítmicas de sílabas y se volvieron a evidenciar diferencias entre los grupos que habían destacado en sincronía.

Eso se debe, añadió, a que la actividad neuronal en las áreas del cerebro implicadas en la planificación motora del habla oscila a la misma frecuencia que las sílabas percibidas, lo que significa que las regiones del cerebro que tienen que ver con la producción del habla también están asociadas con la percepción.

“El ritmo en el habla es más estable de lo que uno podría esperar. Si se hacen estudios en mandarín, francés o zulú la frecuencia de sílabas del mundo es muy estable; parece que este ritmo que tenemos no es algo que elegimos, sino algo heredado por las interacciones del cerebro y la biofísica de cómo producimos la voz”, explicó.

Posteriormente, la especialista y sus colaboradores efectuaron exámenes de resonancia magnética de las mismas personas en busca de variantes anatómicas en la materia blanca del cerebro, es decir, el tejido conectivo de ese órgano que permite la comunicación entre regiones distantes del encéfalo.

Lo que encontraron es que el grupo de fibras que une las áreas del cerebro, tradicionalmente relacionadas con la producción y percepción del habla, tiene un volumen superior en los participantes con alta sincronía con el ritmo, que en aquellos que carecen de ésta. Una de las cuestiones más interesantes es que para aquellos con alta sincronía es más fácil aprender nuevas palabras, respecto de los de baja.

Nuevos retos

Actualmente, Florencia Assaneo continúa el proyecto en la UNAM al revisar si los cambios en la estructura blanca son natos o predispuestos con esta condición; o si al estar expuestos a un entorno musical, por ejemplo, se adquieren.

Los datos, hasta ahora, indican que se trata de una combinación de las propuestas, ya que hay gente que está predispuesta, y quienes fueron expuestos desde la infancia a ritmos que les permitieron mejorar.

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