La ciudadanía necesita saber si sus casas son seguras y resistentes

Leonardo Ramírez, coordinador de Ingeniería Sismológica del Instituto de Ingeniería, señaló que falta un ente regulador

México requiere de una instancia que regule y vigile la aplicación correcta de los reglamentos de construcción, de tal forma que la ciudadanía pueda consultar si un edificio o vivienda es segura y cumple con los parámetros adecuados en caso de ubicarse en una zona de alta sismicidad, consideró Leonardo Ramírez Guzmán, coordinador de Ingeniería Sismológica del Instituto de Ingeniería.

El investigador señaló que actualmente no hay una entidad ni una norma que obligue al vendedor a comprobar cuál es el nivel de seguridad de una vivienda o un edificio y toda esa responsabilidad recae en los llamados directores responsables de obra, que en muchas ocasiones no cumplen su compromiso de garantizar que una estructura está bien y apegada al reglamento.

“Creo que sí falta un ente regulador que, en el caso de la Ciudad de México, bien podría ser el Instituto de la Seguridad de las Construcciones y a nivel federal el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), que entre sus funciones se ocupa precisamente de la prevención de riesgos y, en este caso, podría realizar las evaluaciones necesarias para determinar el nivel de vulnerabilidad que puedan tener las edificaciones.”

Insistió en que debe haber un esfuerzo federal y local para que todas las investigaciones en materia de ingeniería sísmica que realiza la UNAM y otras instituciones educativas, se concentren en un modelo de prevención de riesgos y además toda la información esté disponible para que el público en general pueda ver cuáles son los posibles riesgos de su vivienda y, en su caso, tomar las acciones preventivas correspondientes.

Destacó que la ingeniería sísmica en México se encuentra a la altura de las mejores del mundo y cuenta con las herramientas adecuadas para construir edificios y viviendas seguras y resistentes; sin embargo, el principal problema que enfrenta es la aplicación correcta de los reglamentos y normas de construcción. “En la parte técnica y la teórica, tanto del diseño como conocimiento del fenómeno de los sismos estamos a la par de otros países como Japón y Estados Unidos; el problema viene siempre en la implementación de las reglas y de alguna forma cobijado por cuestiones relacionadas con la corrupción y prácticas inadecuadas, pero más que nada es en la ejecución en la que tenemos dificultades”.

En este sentido, propuso crear un Reglamento Único de Construcción a nivel nacional, pues aun cuando la Ciudad de México y la mayoría de las ciudades y zonas urbanas del país cuentan con reglamentos adecuados, en muchos municipios no hay reglamentación alguna y, en consecuencia, la calidad de las construcciones es muy deficiente en la mayoría de los casos.

En esta ruta, comentó, ya hay un primer esfuerzo por parte de la Sociedad Mexicana de Ingeniería Sísmica para generar el equivalente a manual de obras civiles de la Comisión Federal de Electricidad, para edificaciones y viviendas con la idea de que todo mundo pueda tener un código nacional que en principio sería voluntario, pero que los municipios podrían tomar la información para adecuarla a sus respectivos entornos.

Por otra parte, el especialista apuntó que uno de los avances más importantes que se consolidó a partir de los sismos de 2017 fue la creación por parte del Instituto de Ingeniería del Sistema de Acciones Sísmicas de Diseño, pionero en el mundo, para realizar espectros de diseño de estructuras de manera computarizada con un programa de alta tecnología, con mapas en tiempo real que permite registrar con mayor precisión la aceleración de suelos a consecuencia de un sismo y analizar la resistencia de un edificio.

Red de monitoreo

Finalmente, Ramírez Guzmán refirió que otro proyecto de gran relevancia, concretado a partir de los sismos de 2017 y 2019 es la construcción de una amplia Red de Monitoreo en la Ciudad de México en la que participan el gobierno local en coordinación con el Instituto de Ingeniería, el Centro de Instrumentación y Registro Sísmico, el Servicio Sismológico Nacional y la Universidad Autónoma Metropolitana, y que permite llevar un registro puntual de todos los movimientos de suelo generados por un sismo.

Se trata de una red de monitoreo muy robusta y de alta eficiencia con características muy similares a las que operan en ciudades como Tokio o Los Ángeles. “La red cuenta ya con 169 estaciones de monitoreo desplegadas en diferentes zonas de la ciudad y están enviando información de manera permanente al Servicio Sismológico Nacional y al Instituto de Ingeniería en donde se realizan los estudios y análisis de los datos para posteriormente liberar la información pertinente en caso de que se aproxime un sismo importante; se trata de instrumentos que miden el movimiento, en específico miden la aceleración del suelo, la cual se traduce en parámetros de fuerza y esos son los datos que se utilizan para diseñar la resistencia de los edificios”, concluyó.

También podría gustarte