La comedia romántica permite tocar temas espinosos: Roberto Fiesco

Para el cineasta y catedrático de la ENAC, Sin hijos, su nuevo largometraje, se distingue de otras comedias mexicanas gracias a su reparto y la manera en que aborda su tema principal: su protagonista es una mujer que decidió no tener hijos

Cuando veo películas mexicanas y veo que todos los protagonistas son blancos, a mi me asombra no entender en qué país estoy viviendo. Sólo los pobres pueden ser morenos y sólo los blancos pueden ser los protagonistas. Es extraño hablar de racismo en un país que se supone no es racista pero la comedia romántica mexicana lo es, es comedia de blancos”, así lo afirmó el realizador Roberto Fiesco (Quebranto) al abordar la historia reciente de las producciones mexicanas dedicadas a este género, el cual decidió abordar con Sin hijos, su segundo largometraje.

La película llegó durante el mes de marzo a Netflix, donde ha logrado mantenerse en los primeros lugares de popularidad gracias a los usuarios. En palabras de su director, la cinta cuenta con un casting “tremendamente mixto” que es encabezado por Alfonso Dosal, Regina Blandón y la debutante Francesca Mercadante.

Sin hijos cuenta la historia de Fidel (Dosal), un padre soltero cuya vida gira alrededor de Ari (Mercadante), su hija de 10 años. Un día Fidel se reencuentra accidentalmente con su crush de toda la vida, Marina (Blandón), pero tiene un pequeño problema: ella odia a los niños. Ari propone fingir ser hermanita para que su papá pueda conquistar al amor de su vida. La cinta es un remake de la película homónima producida en Argentina que se estrenó durante el 2015 en el país sudamericano.

Fiesco reiteró que se aventuró en la comedia romántica porque gusta de tomar riesgos en su profesión: “Me gustan mucho los saltos al vacío. Cuando empecé a hacer Quebranto en 2009 nunca había hecho un documental, sólo en la escuela. Tenía muchas ganas de hacer un documental, venía de producir y en ese momento un poco como impulso lo hice. Con la comedia romántica es un poco similar, nunca he hecho una y lo que proponía esta película en términos temáticos era algo con lo que me sentía identificado”.

El ganador del Ariel a Mejor Documental (2014) y Mejor cortometraje de ficción (2016) confió que “desde hace varios años el género de la comedia romántica me ha tentado mucho. La verdad es que me han hecho varias propuestas, siempre acepto, soy bastante fácil, pero los proyectos no se concretaban y en otro renuncié. Sin hijos fue un proceso muy difícil pero también enormemente gozoso en el cual aprendí muchísimo.”

Las posibilidades de la comedia romántica

“En México a veces tratamos muy superficialmente a la comedia romántica. Su virtud es poder tocar temas espinosos o delicados y hacérselos llegar de manera sutil o amable a la gente: una mujer no tiene que validarse socialmente a través de ser madre. Es un discurso con el que mucha gente se puede identificar. O que hay un padre magnífico con su hija, con la que tiene una relación fantástica y es funcional con su exesposa y el nuevo marido de ésta”, mencionó Fiesco.

“Eso rompe un poco con la idea convencional de la familia nuclear, crecí pensando que mis padres estarían casados toda la vida y mi misión en la vida era casarme y tener hijos y así sucesivamente. Mi generación creció con eso. No es algo nuevo, solamente hay que ser conscientes de que el discurso que uno dice puede llegar muy lejos. Las comedias románticas tienen esa posibilidad, si esta historia se cuenta en otro tono más serio, más grave, no tiene la misma potencia que si te lo dicen con una sonrisa. Eso intentamos provocar en Sin hijos”, subrayó el también productor.

Sobre las críticas a los “remakes”

“El tema del remake es algo que no tomé mucho en cuenta, la película original es del 2015, es reciente, sin embargo no se estrenó en México. Muy poca gente la conoce en nuestro país, quizá sólo los fans de Maribel Verdú. Pensaba que algunas películas mexicanas que me gustan mucho sorpresivamente son remakes de películas argentinas”, reflexionó Fiesco y añadió:

“Pienso en Azahares para tu boda (1950), una mágnifica película con Marga López es un remake de una película argentina. Su última aventura (1946), de Gilberto Martínez Solares con Arturo de Córdova, quizá la obra maestra de Martínez Solares, es un remake de una película argentina con Francisco Petrone. Medianoche (1949), esa de Tito Davison extraordinaria con Elsa Aguirre y Arturo de Córdova también es un remake. Nuestra historia con el cine argentino no comienza con Eugenio Derbez haciendo No eres tú, soy yo (2010) con Alejandro Springall”.

“Nuestra relación con el cine argentino comenzó en los 40 durante el peronismo, es muy estrecha. A mí el cine de esos años es el que me gusta. Si uno puede ofrecer una relectura de cualquier tipo de texto, literario o audiovisual, pienso que no hay porqué tenerle miedo, no tendríamos cuatro Santas en la historia del cine mexicano. Evidentemente son dos películas que tienen el mismo argumento y, sin embargo, están contadas de manera distinta, que la actoralidad es distinta, la propuesta visual es distinta, también lo formal.”

“No es justificación, ni nada. Leí un poco el reclamo en las redes que habiendo aquí tan buenos guionistas e historias por qué hacemos remakes. Me parece muy simplista la reflexión, hemos vivido haciendo remakes siempre, historias que conocemos. Unas son más afortunadas que otras, espero que Sin hijos sea más afortunada que su versión argentina. Son películas distintas, la original es super eficaz y exitosa. Son contextos distintos, incluso en términos de exhibición, afortunadamente se benefició la realidad de nuestra película. Estoy seguro que muchas más personas, millones, vieron Sin hijos la versión mexicana que la argentina, porque estrenamos en Netflix”, argumentó el autor de Blanca apuntes de Guerra dedicado a la filmografía de la actriz Blanca Guerra.

Un sello personal

Roberto Fiesco reveló en entrevista que “en proyectos anteriores que me ofrecieron de comedia romántica, no contaba con la libertad que sí tuve en esta película. Todos los errores de Sin hijos, son míos. La elección de actores, de dónde poner la cámara, las locaciones, todo son decisiones mías. En otras ocasiones, particularmente una muy desastrosa con Videocine –donde ellos quisieron imponer todo–, no me sentí a gusto. Con Corazón Films hubo absoluta libertad, me pidieron que fuera exitosa –risas– pero eso no hay manera de garantizarlo.”

“Me pasaba que al ver la argentina al ver a Maribel Verdú, lo digo con todo respeto porque soy su fan, es una mujer que no le crees que pueda tener hijos, o que el público creyera que una mujer de cuarenta y tantos tuviera muchas posibilidades de concebir. De entrada, nosotros bajamos la edad del casting, Regina Blandón tenía 29 cuando hizo la película y es una chica que en términos tradicionales puede ser empática al decidir no tener hijos, es una de las cosas que cuestiona la película”, expusó el realizador y agregó:

“Hay una reapropiación. Aunque esta es una película de encargo, también hay una propuesta autoral. Nunca me he peleado con eso. Con Sin hijos, algunos ven la película y dicen “la tienda de música me recuerda mucho a Trémulo”, pues sí, es inevitable. Es el universo que a mi me gusta, saturados de cosas, llenos de objetos antiguos. La propia casa del personaje de Alfonso Dosal está llena de cosas mías, los juguetes yo los compré, las fotos que aparecen son mías, las portadas de los discos que son soundtracks de musicales.”

“Hay una construcción formal, una manera de poner la cámara que da una idea de atmósferas que no están lejos de lo que hice antes, todo lo que he hecho tiene protagonistas de piel morena. La protagonista Francesca Mercadanete es de tez morena y los amigos de clase media como Michelle Rodríguez son morenos. La protagonista Francesca Mercadanete es de tez morena y los amigos de clase media como Michelle Rodríguez son morenos. Muchas cosas tienen intencionalidad con la reapropiación, podemos contar la misma historia, ser entrañables, y conectar con el público. Tampoco es nada revolucionario, sólo son pequeños guiños que podrían provocar más empatía en el espectador mexicano”, concluyó el conductor de Cinema 20.1.

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