La corrupción merece ser debatida con mirada crítica

Panel de discusión entre especialistas dentro de la 9ª Conferencia Latinoamericana y Caribeña de Ciencias Sociales

Hugo López-Gatell, María Elvira Concheiro, Guadalupe Valencia, Enrique Dussel y Silvana Rabinovich. Foto: Francisco Parra.
La corrupción es un proceso social que atenta contra el Estado, cuya naturaleza es promover y defender intereses comunes. Es un mecanismo que emana fundamentalmente del sector privado, el cual es su principal beneficiario, y es capaz de desmantelar la capacidad del gobierno, afirmó Hugo López-Gatell Ramírez, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, de la Secretaría de Salud.

Aclaró que eliminar la corrupción es un eje temático del actual gobierno, que implica, entre otras cosas, separar el poder político del económico y consolidar la compra pública, así como identificar a “duendes” o personas corruptas que actúan dentro del gobierno, quienes trabajan con “fantasmas” u operadores desde fuera del sector público.

Al participar en el panel “La 4T, combate a la corrupción y ampliación de lo público, alternativas en busca de bienestar” dentro de la 9ª Conferencia Latinoamericana y Caribeña de Ciencias Sociales. Tramas de las desigualdades en América Latina y el Caribe. Saberes, luchas y transformaciones, López-Gatell Ramírez afirmó que en el sector salud trabajan sin consultorías, con absoluto control de gobierno, para lograr un desmantelamiento del aparato de corrupción.

Irritación social

Moderadora del panel, Guadalupe Valencia García, coordinadora de Humanidades de la UNAM, destacó que la corrupción es un tema importantísimo que merece ser estudiado y debatido con mirada crítica, pues ha permeado las estructuras políticas y económicas no solamente de nuestro país, sino de otras naciones, y en México desde 2018 es un tema de gobierno que antes fue una promesa de campaña.

Afirmó que la corrupción tiene muchísimos niveles, mecanismos y dispositivos públicos y privados que permiten cosas que no nos gustan y generan irritación social. “Por ello tenemos que hacernos preguntas muy serias y autocríticas acerca de hasta dónde hemos podido contribuir y cuáles son los retos que nos quedan por delante”, consideró.

María Elvira Concheiro Bórquez, tesorera de la Federación, felicitó la iniciativa de entrecruzar ideas y análisis de la academia y quienes tienen funciones de gobierno, pues es útil para desentrañar causas del proceso de corrupción que existe desde que funciona el Estado.

“Hemos vivido una descomposición del régimen capitalista hacia formas cada vez más degradadas de obtención de la ganancia”, señaló.

Agregó que hemos sido dominados por un interés privado que ha cobijado la corrupción, porque desde hace más de tres décadas tenemos un predominio de un poder económico que la promueve. “Se perdía burocracia ante un interés privado y frente al enriquecimiento de empresas malhabidas”, comentó.

Bases militantes

Enrique Dussel Ambrosini, tutor del posgrado en Filosofía de la UNAM y profesor emérito de la Universidad Autónoma Metropolitana Iztapalapa, consideró que la lucha contra la corrupción debe comenzar desde las bases militantes de los partidos políticos, en los que, criticó, es necesaria una formación ética para no caer en los vicios del pasado. “No hace falta una nueva nomenclatura, sino seguir a las bases”, consideró.

En tanto, Silvana Rabinovich, investigadora del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM, consideró que en 2018 ganó la política y perdió la mercadotecnia, y la sociedad se pronunció por recuperar el sentido de lo público.

Destacó que el gobierno actual tiene frente a sí la tarea titánica de recuperar el territorio para sus pueblos. “Significa apoyar la soberanía alimentaria, energética, laboral y de salud”, concluyó.

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