La crisis sanitaria aceleró desigualdad, rezago económico y fragmentación del orden urbano

Conferencia magistral de Mario Luis Fuentes Alcalá, coordinador del Seminario de Altos Estudios del Desarrollo

El académico universitario. Foto: Víctor Hugo Sánchez.
La crisis sanitaria aceleró todas las pandemias que ya existían en el país: desigualdad, rezago económico, desempleo, fragmentación del orden urbano, etcétera. Pero también invisibilizó otras como la pérdida acelerada de capital natural, y hoy se subraya el tema del contagio de la influenza, los demás padecimientos no se consideran, apuntó Mario Luis Fuentes Alcalá, patrono y coordinador del Seminario de Altos Estudios del Desarrollo del Programa Universitario de Estudios del Desarrollo.

Indicó que previo a la emergencia sanitaria, los hogares vivían enormes condiciones de erosión de sus capacidades económicas. Todos los integrantes tenían que trabajar porque los ingresos no eran suficientes, lo que deterioró la convivencia familiar y el tiempo de cuidados. Por otra parte, las escuelas dejaron de ser seguras y hoy son sitios enormemente inseguros, no sólo se registra bullying, sino todas las violencias. Además, el espacio público es agresivo y todos sumergidos en su teléfono móvil, lo que transforma las relaciones cara a cara.

Recalcó que vivimos una suma de pandemias, “la de bajos ingresos, violencias y enfermedades evitables, por ejemplo. Un conjunto de lo que se denomina sindemia y que incide simultáneamente sobre los individuos y se potencia por las enormes desigualdades que nos afectan”.

En su conferencia magistral, Comunidades pospandemia: ¿hemos aprendido algo?, indicó que si algo hay que asimilar es que la crisis sanitaria por la Covid-19 debe permitirnos visibilizar todas las pandemias y dar cuenta de su sinergia; es decir, cómo interactúan entre sí.

En el marco del Segundo Congreso Internacional de Estudios sobre la Ciudad. Comunidades pospandemia, asimilar lo aprendido, Mario Luis Fuentes indicó que el proceso de urbanización es acelerado e interminable, profundamente desigual, con una demografía heterogénea, sin categorías, y un enorme proceso de exclusión, dentro del cual se crean colectivos temporales para protegerse, pero también se excluyen.

En el encuentro desarrollado de manera híbrida, el académico universitario planteó que como parte del impacto de todas las sindemias en el espacio urbano se expresa una brutal presión demográfica: cada año en este país nacen un millón 200 mil bebés. Aunque por primera vez, en 2021, hubo menos nacimientos y cayó la esperanza de vida, reflejo de una erosión de lo social, de lo humano. “A ello se suma lo que llamo desplazamientos forzados, que no se refiere a la migración, sino a la movilidad por miedo a la violencia o por la destrucción que provocan los fenómenos meteorológicos. Muchos mexicanos están volviendo a las fronteras tratando de salir del país”.

En el congreso, realizado desde la Facultad de Arquitectura, afirmó que la vulnerabilidad es una expresión territorial enorme, por lo que sería necesario crear un mapa de ésta por ciudad, que incluya todas las contingencias sociales: “existen lugares realmente peligrosos o propensos a tener un riesgo”.

Acotó que el escenario pospandemia es complicado, la emergencia sanitaria no ha terminado y, por otro lado, la expansión del contagio de influenza es acelerado en todas las edades; Nuevo León tiene un gran problema de contagios; mientras que 10 por ciento de la población que contrajo Covid-19, sufre este padecimiento prolongado. Vivimos el surgimiento de nuevos virus altamente resistentes a todos los fármacos y potencialmente pandémicos causados por el creciente deterioro de ecosistemas y destrucción de la biodiversidad.

Aunado a ello, dijo, se registran “demasiadas muertes y enfermedad, el año pasado fallecieron un millón 197 mil personas –antes de la pandemia hubo 800 mil muertos–; un exceso, muchos de esos decesos no debieron suceder. Durante la crisis sanitaria la atención a personas con cáncer, en especial a mujeres, cayó en un 30 por ciento por falta de diagnóstico y tratamiento oportuno. De hecho, habrá un pico en todos los cánceres, puesto que hospitales como Cancerología, entre otros, fueron reconvertidos en centros Covid-19. Además del registro de 113 mil niños huérfanos producto de la violencia.

“Por ello califico esta época como una emergencia social, necesitamos acciones inmediatas, urgentes, para asumir toda la complejidad de los territorios. No tengo duda que el impacto de la pandemia fue acelerar todas las tendencias disruptivas, ocultó muchas otras e invisibilizó múltiples problemas sociales; regresamos a esta noción de que el tema es simplemente crecimiento económico o bajar la inflación”, finalizó.

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