La cuesta de enero, época de desafíos emocionales

La forma en que cada persona viva estas fechas depende de factores sociales y naturales, los cuales están íntimamente ligados a dicha temporalidad: Antonio Mejías, de la FM


Es necesario alistarse para enfrentar la cuesta de enero, no sólo por los retos económicos que puede presentar a nuestro bolsillo, sino por los desafíos emocionales que esta época del año representa para muchos mexicanos. Una mala planeación familiar, social y financiera puede encaminarnos a estados depresivos que compliquen el día a día.

Para comprender mejor por qué la gente se deprime en estas fechas, explicó Juan Antonio Mejías Vizcarro, del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina (FM), es indispensable entender que el estado emocional de cada persona depende de factores sociales como naturales, íntimamente ligados a dicha temporalidad.

Así, puntualizó el especialista: “Hay un tema biológico. Los ciclos de oscuridad, sobre todo en el hemisferio norte, son menores –hay países donde tienen muy pocas horas de luz, como Canadá y Rusia–, esto puede crear en muchos de los pacientes una cosa que pueda propiciar depresión. De hecho, hay un trastorno llamado depresión estacional y tiene que ver justamente con los ciclos de luz obscuridad”.

En cuanto a lo relacionado con la perspectiva social y cultural, apuntó: “en particular para los cristianos, incluyendo los católicos y todos los grupos protestantes, son épocas de reunión familiar, muy importantes en ese sentido. Es cuando se reciente más no tener una familia completa, haber perdido algún miembro de la misma. Mucha gente de pronto también está en días de vacaciones y esto –cuando están solos, cuando tienen muchas pérdidas tan grandes o cuando no tienen pareja, etcétera– origina también un estrés particular”.

Para combatirlo

Una de las tradiciones más populares relacionada con la llegada de Año Nuevo es la de los propósitos que muchos mexicanos hacen acompañados por las 12 campanadas que despiden el calendario anterior. “El principio de año a veces es el inicio de muchos gastos y de todos los propósitos que se hace la gente. Es cuando empiezan a comprar aparatos para hacer ejercicio y todo esto, y así comienza la famosa cuesta de enero”, acotó Mejías Vizcarro.

El error más común, de acuerdo con el experto, es hacer de estas promesas personales algo inalcanzable o imposible de mantener en el largo plazo. Al no poder cumplir con nuestros objetivos se genera un estado de frustración.

“Somos el segundo lugar a nivel mundial de obesidad y muchos hacen el propósito de bajar de peso, empiezan muy entusiasmados con sus aparatos o haciendo ejercicio, se inscriben a un gimnasio y al poco tiempo lo dejan. O dicen: “ahora sí voy a cuidar más el presupuesto o hacer dieta, y pronto también dejan estas cosas. Las metas alcanzables son una de las mejores formas de no vivir frustrado, una de las ecuaciones importantes para ser más feliz o menos infeliz”, recalcó.

Buscar acompañamiento

Otro punto relevante para evitar sentirse deprimido durante el año es estrechar vínculos, ya sea con familiares y amigos. “Una situación que es de los factores que hacen a las personas enfermarse menos y estar mejor es precisamente tener vínculos. Es algo que desgraciadamente no se puede forzar, porque en ocasiones muchos están muy solos debido a que son de familias muy pequeñas. Además siempre hay pérdidas”, comentó el investigador.

A eso añadió: “Las cuestiones del cariño, el amor, la reunión bajan mucho el estrés. Son súper importantes los abrazos, el afecto. Este tipo de cosas que parecen tan banales tienen una gran relevancia; abrazar a los amigos, verse con la familia, recuperar los lazos ayuda mucho desde la perspectiva psicológica”.

Es necesario, subrayó Mejías Vizcarro, “no tener miedo a tomar medicamentos psiquiátricos. De pronto se piensa que la depresión se puede quitar a voluntad, pero no, se necesita tratamiento profesional y farmacológico. Muchos fármacos no son controlados o adictivos. Es esencial que la gente lo sepa”.

“Deben tomar en cuenta que el medicamento ayuda, no causa adicción, no droga. Y esto aderezado con terapia psicológica ayuda en gran medida”, finalizó.

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