La emoción, respuesta fisiológica y aprendida

Los seres vivos perciben estímulos del medio, pero no todos tienen sensaciones y emociones


Todos los seres vivos perciben estímulos del medio ambiente, pero no todos tienen sensaciones y emociones. Los estímulos pueden ser físicos (calor, frío), químicos (la oxitocina que se libera después de tener un hijo) y mecánicos (una caricia, un abrazo).

Los organismos unicelulares y las plantas no sienten. Cuando unos detectan una sustancia química nociva o a las otras les cortan el tallo, se alejan o generan respuestas ante el estrés como la producción de savia.

Responden así porque tienen receptores, pero esa “es una respuesta evolutiva” de sobrevivencia, no una sensación, aseveró Tamara Luti Rosenbaum Emir.

En cambio, dijo la investigadora del Instituto de Fisiología Celular, organismos más complejos, ante ciertos estímulos detonan “una respuesta fisiológica que además resulta en que se aprenda algo de ella. Al empatar una sensación con un contexto cultural, es que los humanos producimos emociones”.

El ser humano tiene distintos receptores en la piel. Agua muy caliente o muy fría es detectada en las terminales del sistema nervioso periférico y esa información es interpretada por el cerebro.

Si es intenso el estímulo, puede traducirse como dolor. La intensidad media de los estímulos puede ser placentera (agradable como estar en una tina con agua tibia). Sin embargo, “siempre hay extremos” que pueden producir una situación patofisiológica.

Aprendemos de las sensaciones. Por eso la respuesta fisiológica es además asimilada. Un bebé mexicano no come chile. Incluso los animales, “cuando se enchilan”, no vuelven a comerlo.

El chile pica y arde. Es la primera experiencia, pero luego sabemos que el picor no es necesariamente dañino y por eso seguimos comiendo chile.

Lo mismo pasa con la música. Ciertos rangos de sonido, volumen, decibeles… incluso el tipo de género puede ser placentero… pero “si a mi papá le pongo rock y a alto volumen”, le genera una emoción. Se altera y no le gusta.

No toda la gente responde igual a una obra de arte. Entender la sensación al ver un bello Picasso y la emoción que se genera, involucra procesos a nivel molecular y fisiológico, pero también implica una historia personal y su contexto social.

Dolor, una sensación

Sensación y emoción son distintas, explicó la especialista en neurociencia cognitiva. El dolor es una sensación. Tristeza o enojo pueden ser emociones generadas por dolor.

Acariciar y pellizcar son distintos estímulos mecánicos que percibimos con receptores que hay en la piel. Producen emociones: felicidad, enojo o tristeza, según el tipo de relación.

La caricia, por ejemplo, si es de un acosador, se percibe como agresión. En México, un país donde el feminicidio es cada vez más visible, que alguien camine atrás de ti genera adrenalina, cortisona, estrés. En Suecia, quizá la reacción sea distinta.

¿Los recuerdos detonan sensaciones? Emociones, porque “aprendemos a asociar”. Una canción, que en la radio sonaba cuando un ser querido estaba enfermo, escucharla 20 años después puede producir ansiedad y/o tristeza.

¿Y los abrazos? Depende de quién te abrace o a quién abraces. Una mujer amamantando libera hormonas, “oxitocina y demás”, y cuando abrazas “a tu hijo es placentero”.

Pero el abrazo amoroso, sexual de los humanos, ¿es igual al de los primates? No sólo es sexual, sino de amistad. En un clan de primates, cuando muere una mamá, otra acoge, abraza, educa al bebé mono huérfano.

Otros animales, aunque no pueden abrazar, tiene acercamientos físicos. Los pájaros “se hacen piojito”. Todas esas son estrategias adaptativas en un clan o especie para la sobrevivencia.

¿Qué genera el déjà vu? Quizá hay un detonante que nos hace pensar “esto ya lo viví”. Quizá algún estímulo produce una sustancia química que activa… que nos causa esa sensación y emoción, ya de placer o miedo. Probablemente ningún otro organismo tenga esa capacidad.

Los sueños también provocan emociones. Nos despertamos gritando, con miedo, ansiedad. Hay eróticos. También el típico: “te estás quedando dormido y de repente sientes que te caíste y te despiertas”.

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