La ética, vigente en la enseñanza médica

Una preocupación básica es ser congruentes entre lo que se dice y lo que se hace: Rubén Argüero Sánchez

La medicina tiene entre sus objetivos promover la salud, prevenir enfermedades, hacer diagnósticos oportunos, tratamientos eficaces y rehabilitación de quienes lo necesitan.

Ser médico es un privilegio que significa hacer algo en favor de alguien que lo requiere, resumió el célebre cirujano cardiotorácico Rubén Argüero Sánchez, uno de los más destacados académicos de la Facultad de Medicina (FM) y responsable de lograr el primer trasplante de corazón en México.

Desde 1937, el 23 de octubre se celebra en México el Día del Médico, fijado en esa fecha para hacerlo coincidir con la creación en 1833 del Establecimiento de Ciencias Médicas, logrado por decreto del presidente Valentín Gómez Farías y antecedente de la actual Facultad de Medicina de la UNAM.

En una reflexión a propósito de la efeméride, Argüero se refirió a la importancia de que el pensamiento hipocrático esté vigente en las aulas de la FM. “Una preocupación básica del médico y del profesor universitario de medicina es ser congruentes entre lo que hacemos y lo que decimos”, destacó. El concepto hipocrático habla de aspectos de comportamiento ético del médico en general. Es una preocupación, rememoró, que el profesor universitario sea un ejemplo para las futuras generaciones de médicos.

Falta redistribución

Medicina es una de las facultades más demandadas por los aspirantes a la UNAM. De acuerdo con datos proporcionados por la Secretaría de Servicios Escolares de la FM, cada año ingresan, en promedio, mil 570 alumnos, pero egresan, en promedio, 900 al año.

Una responsabilidad de la FM es que de sus aulas salgan médicos con las competencias y conocimientos básicos que demanda el país, aplicables a nuestro medio. “La Facultad forma el tipo de médicos que requiere, pero el sector salud no corresponde con la oferta de plazas laborales para los egresados”, dijo Argüero.

Así, hay una concentración en las grandes ciudades, trabajando hasta en consultorios anexos a las farmacias, mientras que en las pequeñas poblaciones carecen de suficientes galenos. “Necesitamos redistribuirlos en donde hagan falta”, subrayó.

El experto anotó como otro problema la alta especialización de los médicos mexicanos, que no coindice con las necesidades del país. “Necesitamos un mayor equilibrio entre médicos generales y familiares con profesionales especializados, así como dar un énfasis a ramas como nefrología y medicina interna, pues son las que más se requieren”, señaló.

La tecnología en la medicina, reconoció Argüero, ha servido para tener diagnósticos más precisos, pero también ha deslumbrado a los médicos más jóvenes, que ordenan muchos estudios especializados.
“La diferencia entre el médico de hace algunos años y el actual es que antes nos interesaba más lo que llamamos la medicina francesa, lo que significa interrogar al paciente, prestarle atención, imaginar su diagnóstico y con base en eso solicitar los estudios de gabinete”, aclaró.

Consideró que los exámenes, especialmente de imagenología, tienen que servir para confirmar un supuesto diagnóstico, cambiarlo o modificar el tratamiento de una enfermedad. “Son estudios caros y muy especializados, así que deben ordenarse solamente cuando son indispensables”.

Asimismo, comentó que no se debe abusar de la tecnología médica, debido a que no siempre es inocua y puede tener efectos adversos en el paciente. “Lo ideal es utilizar más el criterio clínico antes de invertir en exámenes muy sofisticados”.

Respecto a la medicina del siglo XXI, consideró que los objetivos no han cambiado respecto de los últimos dos siglos. “Solamente que hoy en día contamos con más tecnología e información. Lo importante es tener siempre como primera consideración al paciente”, finalizó.

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