La gratitud, conciencia y apreciación de lo significativo y valioso

Una dinámica social de espontánea generosidad permite experimentar un sentimiento positivo interno que nos conecta con los otros

¿Cómo se define la gratitud? Podemos identificar dos tipos de gratitud: la personal y la social. La primera es la emoción resultante de la conciencia y apreciación de lo que es significativo y valioso para uno mismo. Esto puede expresarse como la sensación de que “hay mucho en la vida qué agradecer” de forma generalizada. Incluso, se manifiesta de modo específico como una sensación de apreciación y goce por los eventos cotidianos, como las hojas que caen en el otoño y sus colores. En este sentido, la gratitud es muy parecida al optimismo.

La gratitud social, en cambio, se concibe como una emoción que se experimenta cuando alguien hace por nosotros algo bondadoso que “no merecemos” y lo realiza de forma libre y desinteresada. Un acto “no merecido” que sucede cuando se da fuera de un contexto de obligación o de expectativas de reciprocidad.

El aspecto social de la gratitud va acompañada de una acción, en tanto que tiende a reconocer y a responder el agradecimiento y la bondad de otra persona. Cuando concebimos el aspecto social de la gratitud, resulta importante distinguirla del estado de deuda moral.

Aunque tanto la deuda moral como la gratitud pueden producirse después de recibir un beneficio de otras personas, la primera va acompañada de una sensación de obligación que suele llevar a que las personas beneficiadas eviten a sus benefactores. En contraste, la gratitud suele motivar a tener contacto con los benefactores y perfeccionar la relación con ellos.

La gratitud tiene un papel relevante en el bienestar. Se enlaza con el buen ánimo, predice las conductas de ayuda, está asociada con la regulación de la depresión, permite valorar el materialismo (menor necesidad de poseer cosas y de sentirse definido por ellas), y produce lazos sociales más fuertes.

Cuando a las personas se les pide que expresen gratitud hacia una amistad dos veces a la semana por tres de ellas consecutivas, las ayuda a sentirse más conectadas con esa persona y a experimentar más sentimientos positivos con ella.

La gratitud forma parte de los estudios del lado positivo de la vida, de lo que “vale la pena vivir, lo más disfrutable y lo más productivo”. Sin embargo, al ser un tema de investigación relativamente joven, hay desacuerdo en si constituye una virtud moral, una actitud, una emoción, un hábito, un rasgo de personalidad o una respuesta de afrontamiento.

Descripción psicológica

Es importante tener en cuenta que la gratitud es una emoción que depende del pensamiento. Cuando se trata de gratitud social, lo primero consiste en percibir que otra persona haya realizado de forma libre y desinteresada un acto bondadoso por nosotros. Una acción benigna puede ocurrir sin que las personas beneficiadas experimenten gratitud, en tanto la gratitud es una emoción que requiere cierta sofisticación cognitiva. Así, la interpretación del hecho será fundamental:

a) Cuando las personas interpretan el acto de dar como intencional, libre y no merecido, entonces experimentarán gratitud.

b ) Cuando la acción del otro no se interpreta como desinteresada, en lugar de sentir gratitud, las personas pueden contraer una deuda moral hacia el otro. Esta sensación en general es desagradable, dado que produce en las personas que lo reciben un sentido de obligación por devolver el acto bondadoso.

Cuando se trata de gratitud personal, tiene que ver con un efecto cognitivo que puede ser un rasgo de personalidad (sentir que, en general, hay mucho en la vida qué agradecer) o un estado provocado (sentirse agradecido en un momento particular). De esta forma, este tipo de gratitud puede concebirse como un foco cognitivo mayor en los aspectos benéficos de la vida, que conlleva experimentar mayores emociones positivas.

Explicación fisiológica

La gratitud modifica la respuesta del sistema cardiovascular ante estresores externos, lo que cambia la fisiología del estrés. En un estudio se estresó a los participantes con una tarea típica. Se les recomendó restar en serie el número 13, iniciando con 1022. Además, se les sugirió que lo hicieran lo más rápido posible. Las personas que experimentaron gratitud el día anterior o durante la semana recién pasada, tuvieron una menor reactividad cardiovascular. De esta manera, se comprueba que la gratitud es un protector de la salud.

En concordancia, la gratitud lleva a mantener una presión arterial más baja, un ritmo cardiaco óptimo, una mejor calidad de sueño y conductas de cuidado de la salud (como hacer ejercicio) que mantienen una respuesta para combatir el estrés. En resumen, la gratitud tiene un impacto de equilibrio en la variabilidad cardiaca, incluso en pacientes con problemas del corazón.

Cómo se identifica y manifiesta

La expresión interpersonal de la gratitud es de particular interés, ya que ofrece muchos beneficios a las relaciones. Por ejemplo, fortalece los lazos sociales. La gratitud busca completar un circuito que nutre la socialización. Las nexos sociales son tan importantes para la felicidad, que nutrirlos puede ser lo más significativo que ocurre en la vida cotidiana.

Así, la gratitud completa sus efectos positivos al momento de ser expresada. Por ejemplo, las intervenciones que buscan incrementar la gratitud interpersonal, fomentando su comunicación vía mensajes de correo y cartas, son aquellas que adicionan bienestar de forma más efectiva.

Sin embargo, a las personas tampoco suele gustarles mucho que se les sugiera que agradezcan constantemente, en tanto que son conductas muy demandantes de tiempo y energía. Por otro lado, la manifestación o expresión forzada puede ser excesiva para los individuos, causando que las intervenciones sean poco efectivas.

Evolución natural

La gratitud tiene sus orígenes evolutivos en la reciprocidad, sin embargo, va mucho más allá del intercambio de beneficios. No involucra hacer favores a los otros en un frío trueque, simplemente porque esperamos recibir algo de vuelta. Una dinámica social de espontánea generosidad y gratitud, permite experimentar un sentimiento positivo interno que nos conecta con los otros y nos lleva a querer hacer algo por los demás. Esto da cohesión y ayuda a mantener las relaciones cooperativas entre los seres humanos.

Utilidad

Durante los últimos 15 años, la investigación sobre esta emoción se ha centrado principalmente en los beneficios de tener altos niveles de ella. Las personas que la sienten más hacia la vida en general, tienen una apreciación más positiva de sí mismos y del mundo, así como del futuro. Esto parece sugerir un papel clave en la salud mental, especialmente si concebimos a la depresión como una “tríada negativa” en la que hay visiones desfavorables sobre uno mismo, el mundo y el futuro. Puede formar parte de una “tríada positiva”; si es sostenida a través del tiempo, protege tanto del estrés como de la depresión.

En cuanto a las relaciones, propicia una interpretación más generosa de las transacciones sociales. Por ejemplo, cuando se experimenta, hay una explicación de que lo que se recibe de otros es más valioso. Se percibe que los regalos son más valiosos y que son dados de forma altruista. Este análisis generoso de las relaciones sociales lleva a que las personas que experimentan gratitud frecuentemente tengan relaciones más saludables.

Puede mejorar el bienestar psicológico: las personas duermen mejor, buscan más apoyo social, tienen un afrontamiento más activo ante la vida, disminuyen su ansiedad e incluso mejoran su imagen corporal. Todos estos beneficios protegen la salud mental.

Ejemplos

Un contexto en el que se experimenta gratitud con más frecuencia es cuando recibimos bondad de otras personas y creemos que no la merecemos. Por ejemplo, cuando somos ayudados por extraños. En una sociedad como la mexicana, esto pasa con frecuencia.

En las relaciones saludables se da un constante intercambio de apoyo, además de que las personas pueden experimentar el fenómeno de autoexpansión, que ocurre cuando hay una permuta de características positivas entre los individuos.

Por ejemplo, si una de las personas tiene facilidad para cocinar, mientras que otra la tiene para cuestiones de instalaciones eléctricas, a través de la relación se puede dar un intercambio de conocimientos y habilidades. Las relaciones que experimentan un alto grado de apoyo, conexión emocional y autoexpansión también pueden experimentar un sentimiento de gratitud que se expresa en emociones positivas y más apoyo. De esta forma, la gratitud alimenta un vínculo saludable.

Manejo

Aunque la gratitud se puede experimentar de forma natural en nuestras relaciones cercanas y en la apreciación de la vida, se han desarrollado ejercicios simples para incrementar los niveles de gratitud. El más común consiste en simplemente escribir, antes de dormir, tres cosas por las que uno está agradecido.

Estos estudios parecen, además, ser del agrado de los pacientes, algunos de los cuales continúan haciéndolo más allá del término indicado. Así, se sugiere que se utilice con aquellos que tienen un riesgo alto de dejar la terapia. Cuando se invita a las personas a beneficiarse de la gratitud, registrándola, resulta interesante que algunas de ellas dicen que no podrían hacer el ejercicio. Ello significa que se consideran incapaces de realizar una lista diaria de lo que agradecen de la vida. Sin embargo, una vez que se les invitó a hacer la actividad, ocurrió que durante el día notaron cosas que de otra forma no lo hubieran hecho. Así, se puede pensar que la gratitud no sólo tiene que ver con el momento en el que uno focaliza su atención en aquello que agradece, sino que parece que es un intento continuo por notar, durante el día, más lo positivo que lo negativo.

También se han desarrollado técnicas para aplicarse con niños. Estas implican enseñarles a leer adecuadamente las señales en una situación en la que están recibiendo un regalo. Se instruye a los pequeños a identificar la ayuda que reciben de otros en términos de qué tan costoso fue para el benefactor dar algo; qué tan valioso es el regalo, y cómo la intención del benefactor fue altruista. Lo interesante de esta aproximación es que lleva a un cambio en la interpretación de la situación; en lugar de promover la gratitud, el foco está en leer las situaciones de forma diferente, más precisa, para, en consecuencia, incrementar la gratitud.

Finalmente, cabe destacar que, aunque las intervenciones para aumentar la gratitud sean rápidas y fáciles, además de que suelen ser agradables para las personas, puede que éstas sientan una fatiga por la gratitud, por lo que aún resulta importante que la investigación determine la dosis correcta.

Situaciones que ameritan atención

Relaciones abusivas y gratitud. Un caso terrible de la gratitud se da en un contexto de una relación abusiva, en el que la víctima siente agradecimiento hacia su abusador.

En estos casos la gratitud puede resultar extremadamente negativa, porque motiva a la persona a permanecer en esa unión y a tolerar el abuso. De hecho, esta situación puede explicar parcialmente por qué las personas permanecen en relaciones perniciosas, incluso cuando aquellos que están alrededor (como la policía, familiares o trabajadores sociales) les hacen notar que deben dejar esa compañía.

Como solución para estos casos, se ha propuesto contextualizar la gratitud. Esto consiste en hacer lecturas más precisas de la situación que se está agradeciendo. Así, las personas son enseñadas a mirar lo que otras personas reciben en sus vínculos. Al comparar, pueden notar que su agradecimiento quizá es desmedido en función de lo que están recibiendo.

El problema de justificar los sistemas sociales. Otra forma negativa de la gratitud es que, si las personas se sienten conformes con la estructura en la que viven, entonces no la cambiarán. Por ejemplo, sentirse agradecido en tiempos de guerra puede llevar a que las personas apoyen más las acciones militares.

La religión puede promover la gratitud como una obligación moral, lo que convierte a la religión organizada en una forma de control social, en tanto que promueve la gratitud, para suscitar subyugación.

El problema de la no identidad. La gratitud por estar vivo suele necesitar reconocer toda la cadena de eventos que llevó a la existencia propia. Por ejemplo, en muchas sociedades occidentales, la Segunda Guerra Mundial causó una gran pérdida de vidas; sin embargo, como contraparte, una considerable cantidad de personas no habrían podido nacer si la Segunda Guerra Mundial no hubiera existido. Esto plantea una paradoja, ¿cómo puede sentirse gratitud por la propia existencia sin estar al mismo tiempo agradecido por la guerra? Desde el punto de vista histórico y budista, uno puede simplemente aceptar que el universo es una vasta entidad y que todo lo que ocurre tiene que ser así, lo que conduce a una suerte de conformismo ante la vida.

El problema del capataz de esclavos. Hay un problema ético en sentirse agradecido hacia personas que están dando su ayuda de forma altruista, pero que al mismo tiempo son parte de un régimen opresivo. Por ejemplo, ¿qué tan apropiado es que un esclavo sienta gratitud hacia su capataz cuando le trata de forma amable, de buena voluntad y más allá de lo que se esperaría para su posición? La preocupación es si la gratitud que se expresa hacia estas personas haría o hace menos probable que se busque cambiar el sistema.

Referencias culturales

  • Cadena de favores (Pay it forward), 2000, de Mimi Leder. Esta película muestra la historia de un niño que recibe una tarea especial en la escuela: dar una idea para cambiar el mundo y llevarla a cabo. Así, decide hacer un experimento: hacer algo bueno por alguien más para iniciar una cadena de buenas acciones. El propósito es mostrar cómo una buena acción puede llevar a que las personas se sientan agradecidas y busquen regresar ese buen sentimiento a otras personas. Una historia que refleja cómo la gratitud puede encender la chispa de la generosidad entre las personas.
  • Soy agradecido (I am Thankful), de Sheri Wall. Se trata de un libro para niños que sigue la diversidad de tres familias de culturas diferentes durante una festividad. En el transcurso de la historia se siguen las diferentes formas de agradecer, y de regresar a los demás lo mucho que recibimos de ellos. Sigue todo tipo de situaciones cotidianas, desde estar en la calle, caminar para ver las hojas otoñales y apreciarlas, jugar futbol y estar con la familia.
  • La gratitud es mi superpoder, de Alicia Ortego. Este es un libro para los más pequeños. En la historia, una niña encontrará que en las pequeñas cosas de la vida puede encontrar la felicidad, ya sea en sus juguetes, su familia, el trabajo de sus papás y la naturaleza.
  • Canción para mi padre, (“Song For My Father”), de Sarah McLachlan. En esta canción una hija le agradece a su padre todo lo que ha significado en su vida y cómo su apoyo se sigue sintiendo con ella aunque ya no esté.
  • Canción Gracias a la vida, de Mercedes Sosa. Una composición para agradecer y encontrar un sentido de apreciación de lo más valioso que poseemos: la vida.

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