La lectura, parte determinante en la educación ambiental

Se realiza en la UNAM conmemoración por el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor, y del Día Internacional de la Madre Tierra

Se debe vincular lo académico con los géneros literarios.
La lectura además de ser un medio para enriquecer nuestras mentes y desarrollar nuestro conocimiento, también es un vehículo para conectarnos con la naturaleza y reflexionar sobre la importancia de su conservación y preservación, lo que contribuye a formar comunidades ambientalmente responsables, aseguró Víctor Hugo Anaya Muñoz, coordinador de Enlace y Seguimiento de la Secretaría de Desarrollo Institucional (SDI) de la UNAM.

Al inaugurar la Cuarta Jornada Internacional de Fomento a la Lectura en las Bibliotecas Universitarias: Sembrando conciencia: leer para sostener a la madre Tierra, el funcionario universitario resaltó: “Debemos seguir impulsando la lectura como parte crucial de la educación ambiental, enfocándonos no sólo en lecturas académicas sino en géneros literarios como vínculos entre estos ámbitos”.

Hoy, continuó a nombre de Tamara Martínez Ruiz, titular de la SDI, la educación con sentido de sustentabilidad se vuelve un tema central; por ello, una herramienta crucial para la sensibilización-acción es la lectura, que se materialice en actos que promuevan la conservación del planeta.

En la inauguración del evento, realizado en conmemoración por el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor, y del Día Internacional de la Madre Tierra, Elsa Margarita Ramírez Leyva, titular de la Dirección General de Bibliotecas y Servicios Digitales de Información de la UNAM (DGBSDI), aseguró que este sector también está comprometido a colaborar en favor de la salud del planeta y sus habitantes.

“Hemos encontrado en la literatura infantil temáticas relacionadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible que han constituido un gran potencial para contribuir al fomento de la lectura y encaminarla a difundirlos en grupos infantiles, juveniles y adultos mayores, lo que ha resultado muy significativo para todos”, indicó.

En su oportunidad, Miguel Armando López Leyva, coordinador de Humanidades, mencionó que el nombre “Sembrando conciencia…”, puede ser una de las razones de ser de esta Universidad, y también del propio ejercicio de la lectura, es decir, dejar pequeñas semillas de conciencia en los estudiantes.

Los libros, dijo, son el vehículo en el que nosotros transmitimos lo que hacemos como investigadores en las ciencias sociales y las humanidades, son nuestra vitrina, la manera en cómo expresamos lo que hacemos. Además, un libro no sólo tiene valor en su contenido sino por la forma, diseño y formato impreso, porque fomentar la lectura es en principio un acto de libertad creativa, que cumple con las responsabilidades que tenemos como universitarios, un acto gozoso.

Voces

Adriana Sandoval Moreno, coordinadora de la Unidad Académica de Estudios Regionales (UAER) de la UNAM, quien estuvo en el acto inaugural, también dictó la primera conferencia magistral Crisis social del agua. Propuestas desde la lectura con niñeces, en la que mostró cómo las experiencias lectoras en voz alta son un medio para fomentar la comprensión de problemas socioambientales que viven las niñeces y la capacidad creativa para diseñar respuestas asertivas individuales y comunitarias.

Explicó que ha llevado la iniciativa de Lectura en Voz Alta a 12 escuelas, tanto rurales como urbanas, con impacto en cinco municipios del estado de Michoacán, cerca de la sede de la UAER. Ahí, se han realizado reflexiones sobre medio ambiente, en las que “cada lectura es una lección de vida con las niñas y los niños”.

La académica universitaria refirió que la comprensión lectora que invita a la reflexión-acción se divide y posee las siguientes características: fuerza-interacción, pasión-emociones, información-aprendizaje y compromiso-acción.

Además reveló algunos de los títulos que comparte con la niñez para dicho cometido: La princesa del agua de Susan Verde y Peter H. Reynolds; Cuando desapareció el mar de Francisco Sánchez; Cielo de agua de Aramís Quintero; El ratón y la montaña de Antonio Gramsci; así como Lota, la cachalota de Roser Manuel-Rimbau Muñoz, e Isidro Labrador, quita el agua y pon el sol de Pascuala Corona.

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