La lluvia ácida no te hace daño (al menos directamente)

No se ha encontrado que tenga efectos en la salud de forma directa, además, no toda la lluvia es ácida a pesar de los contaminantes, señala la doctora Rocío García Martínez, del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM

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La lluvia ácida no afecta directamente a la salud de las personas, “no se ha encontrado que tenga efectos en la salud. A la gente que se mojó durante esa lluvia no le pasó nada, y, si algunas personas tuvieron problemas de las vías respiratorias fue porque se empaparon. No debemos satanizar a la lluvia porque cada vez que llueve todo reverdece”, señala la doctora Rocío García Martínez, del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM, y agrega que “son más peligrosos los contaminantes suspendidos en el aire pues podrían causar problemas en la salud de quienes los respiran, como irritación en ojos y piel y problemas respiratorios”.

Hay que recordar que durante mayo de 2019, la falta de lluvias llevó a una contingencia ambiental de varios días en la Ciudad de México por los contaminantes que flotaban en el aire.

En esos días, los medios, mencionaron que al combinarse el agua de lluvia con los contaminantes dio origen a la lluvia ácida con los problemas en la salud que eso conlleva.

“A la lluvia que cayó durante la contingencia ambiental de mediados de mayo no se le puede considerar lluvia ácida porque su pH (medida de acidez o alcalinidad de una disolución) fue un poco más alto que 4.6, y en general, sus componentes fueron normales”, explicó Rocío García Martínez, del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM.

Debido a las peligrosas condiciones del aire en el Valle de México, el pasado 14 de mayo, el gobierno de la Ciudad de México, a través de la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAME), activó la Contingencia Ambiental Atmosférica Extraordinaria por partículas PM 2.5 y Ozono en la zona metropolitana del Valle de México.

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La contingencia se debió a que se alcanzaron concentraciones muy peligrosas de contaminantes y a que las condiciones meteorológicas dificultaron su dispersión. Entre las causas de la mala calidad del aire estaban los numerosos incendios en los alrededores del Valle de México, incluso dentro de la ciudad, y que son la fuente principal de las partículas PM 2.5.

A pesar de la lluvia que cayó el día 15, las condiciones de la contaminación no cambiaron por lo que se suspendieron las clases en todas las escuelas, desde preescolar hasta las de educación superior, como en la UNAM, que suspendió sus actividades el 16 y 17 de mayo.

Debido a lo grave de la contaminación, algunos medios consideraron como lluvia ácida a la que cayó, sin embargo, al no practicarse los análisis necesarios fue apresurado afirmarlo.

Ahora bien, no es necesario que haya una contingencia ambiental para que tener una lluvia ácida, pues las emisiones vehiculares y las de las fábricas podrían dar lugar a una.

La lluvia ácida se forma cuando la humedad del aire se combina con el óxido de nitrógeno, el dióxido de azufre y el trióxido de azufre arrojado al ambiente por fábricas, centrales eléctricas, calderas de calefacción y vehículos que queman derivados del petróleo con azufre. Al interactuar con el agua de lluvia, estos gases forman ácido nítrico y ácido sulfúrico que son arrastrados al suelo dando lugar a la lluvia ácida.

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Pero aunque no llueva, los contaminantes también forman estos ácidos al reaccionar con la humedad del ambiente. Los contaminantes atmosféricos primarios que dan origen a la lluvia ácida pueden recorrer grandes distancias -cientos o miles de kilómetros- trasladados por el viento antes de precipitar en forma de rocío, lluvia, llovizna, granizo, nieve, niebla o neblina. Cuando la precipitación se produce causa deterioro en el medio ambiente.

La lluvia normalmente presenta un pH de aproximadamente 5.6 (ligeramente ácido) debido a la presencia del CO2 atmosférico, que forma ácido carbónico, H2CO3. En la lluvia ácida el pH es menor de 4.6, valores que se alcanzan si en el aire hay uno o más de los gases mencionados.

Aunque la lluvia es un fenómeno natural de depuración, la limpieza de las condiciones ambientales en un sitio depende, entre otros factores, de la cantidad, intensidad y frecuencia de la lluvia. Sin embargo, para que haya una limpieza total del ambiente en un sitio tendría que llover durante cinco días.

Durante la contingencia, el primer día que llovió la precipitación no fue suficiente para eliminar las partículas suspendidas en el aire, pero la lluvia que cayó después ayudó a limpiar el ambiente.

“La lluvia nos ha ayudado mucho en la limpieza del aire en la Ciudad de México, tan es así que después de ésta no hemos tenido contingencias, lo cual no significa que no haya partículas PM 2.5 ni que no se estén emitiendo contaminantes e

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