La manzana de la discordia, parodia travesti de La Ilíada

Comedia que busca vincular a las jóvenes generaciones con los clásicos; hasta el 27 de agosto

Foto: Barry Domínguez.
Jocosa parodia, La manzana de la discordia es una comedia travesti con algunos visos de teatro cabaret, adaptación libre de La Ilíada, de Homero –multicitada obra literaria y escasamente leída–, y que en cosa de hora y media es resignificada en el Foro Sor Juana Inés de la Cruz del Centro Cultural Universitario para un público inmerso en el mundo digitalizado y más habituado a interactuar.

Obra ligera y divertida que expone uno de los pasajes claves del primer poema épico de Occidente: la disputa de la manzana dorada que se le otorgaría a la más bella de las diosas, quien a su vez elegiría al nuevo héroe que habría de salvar a la humanidad, situación que daría paso a la Guerra de Troya.

Para contar este hecho mitológico se usan referentes contemporáneos como los cómics de las compañías DC y Marvel, el videojuego Mortal Kombat, una pieza musical de nuevo flamenco, canciones de José Alfredo Jiménez y Juan Gabriel, así como simpáticas coreografías en las que intervienen Hera, Atenea y Afrodita, diosas que se ven acompañadas de Zeus, aquí mujer barbuda, colérica y fiel de la balanza.

Los creadores de esta obra de autoría colectiva buscan vincular a las jóvenes generaciones con los clásicos y el escenario, y lo logran con creces en sus funciones de jueves a domingo a teatro lleno. Se “relacionan mundos aparentemente paradójicos, como lo son los mitos griegos y el entorno actual”, en el que el teléfono celular se ha convertido en nuestro pequeño dictador.

Ni buenos ni malos

La manzana de la discordia alienta la injerencia del espectador, quien colabora en la reinterpretación en momentos claves de La Ilíada como generoso partícipe del juego que se le propone en el escenario, y que fue diseñando durante los ensayos a partir de improvisaciones. Entonces sucede que actores y troyanos se ríen sin pena de eventos como el resonar de armas y numerosas muertes narradas en ese poema de grandes dimensiones. Risas que van a contrapelo de una epopeya de tono trágico, en la que no hay ni buenos ni malos.

Conduce el hilo narrativo Casandra, cuya estirpe de princesa seducida por Dios le da la venia para profetizar sobre lo que el espectador está a punto de presenciar. Es ella quien, como conocedora de las disputas y pasiones entre diosas y dioses, hombres y mujeres, invita al respetable a que sea testigo de las humillaciones al cornudo Menelao, de los elogios desmedidos a la belleza de Paris, del muy llevado y traído talón de Aquiles, así como de las injurias, celos y codicias entre las tres diosas protagonistas de esta poderosa historia que reactiva la mandíbula.

Entretenimiento y reflexión convergen en esta puesta en escena, donde Zeus baja del Olimpo porque ha decidido acabar con la humanidad, pero las diosas se oponen y sugieren encontrar un nuevo héroe, un líder a quien seguir, un modelo, un semental.

Parodia de canciones como Macondo, El Noa Noa, El Venao y Caballo viejo, o de la redondilla Hombres necios que acusáis, son parte del relato que así despliega más sonrisas. “En La manzana de la discordia la dramaturgia, la dirección, el trabajo actoral, la música y los diseños se construyeron simultáneamente. En la obra se citan textos provenientes de Los mitos griegos de Robert Graves, Casandra de Christa Wolf y diversos escritos del filósofo Byung Chul-Han”.

Invitación para no olvidarse del retumbante Zeus, de la pasional y bella Afrodita, la vengativa y rencorosa Hera, y la prudente y sabia Atenea. Cita puntual para situarse en la confrontación entre aqueos y troyanos en el marco de una escenografía desarmable, construida con piezas geométricas de madera clara y todas con grecas y espirales pintadas en color terracota.

Quien se ría primero se queda con la manzana.

Dirección: Iona Weissberg y Aline De la Cruz. Elenco: Rodrigo Murray (Casandra), Artús Chávez (Hera), Christopher Aguilasocho (Atenea), Fernando Córdova (Afrodita) y Nohemí Espinosa (Zeus). Coproducción: Brujas Producciones, Teatro UNAM y Programa de Apoyo a Proyectos de Investigación e Innovación Tecnológica, de la Dirección General de Asuntos del Personal Académico. Funciones jueves y viernes 20 horas, sábados 19 y domingos 18 horas, hasta el 2 de julio y del 4 al 27 de agosto.

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