La maternidad tardía: fenómeno occidental y citadino

Según el Inegi, hasta el año 2020 sólo el 17 por ciento de las madres en nuestro país contaba con estudios de licenciatura

El factor económico, la autodeterminación, el hecho de decidir sobre tu propio cuerpo, la claridad de que no sólo es una cuestión de procreación sino de crianza, e incluso una clara postura crítica acerca de ese mismo proceso son algunas de las causas por las que las mujeres deciden enfrentar la maternidad al filo de los 40 años de edad.

Así lo expuso, Andrea Kenya Sánchez Zepeda, académica de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS), quien dijo que se trata de un fenómeno del mundo occidental: “Sí es una propensión clara demográficamente, hay estudios que lo señalan, pero se trata de una tendencia cosmopolita, no global; es decir concentrada en las grandes ciudades. No creo que ocurra en alguno de nuestros 68 pueblos originarios o en otras realidades que son semiurbanas, porque la situación ahí es inversa: el embarazo adolescente persiste”.

Además, comentó, en algunas regiones del mundo, como Asia, siguen existiendo ciertos cuerpos religiosos, espirituales, de carácter ético o moral que incluso determinan el proyecto de vida de las personas.

En México, según el Censo de Población y Vivienda 2020 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), ese año había un total de 35,221,314 madres en México. La misma fuente indica que siete de cada 10 mujeres de 15 años y más manifestaron serlo. En promedio, las mexicanas tenían 2.2 hijas o hijos.

Además, el 17 por ciento había cursado educación superior, el 19 educación media superior, el 57 contaba con educación básica y el 7 por ciento de las madres reportaron no haber cursado ningún nivel de escolaridad.

Procreación vs. crianza

“Soy una mujer de 43 años que ha decidido no maternar, no procrear, y cuando escuchas las razones del porqué no, van muy equiparadas con la conciencia de la crianza como práctica sociocultural mucho más realista, ya no tan romántica, tan sumisa, como decir: ‘los hijos que Dios me dé’, ‘soy mujer y tengo que darle hijos al mundo’: esas posturas han sido rebasadas”, relató la académica universitaria.

Por ello dijo, es importante enfatizar la diferencia entre procreación y crianza, pues esta última es un proceso que determina responsabilidades socioafectivas, económicas, culturales e incluso institucionales, y en el que también se toma en cuenta cómo experimentaste ser sujeto de crianza de tu figura parental.

“Nos dicen: ‘oye, ¿qué no tienes miedo a quedarte sola?, ¿quién te va a cuidar de grande?’ No se dan cuenta que están tomando una decisión sobre una vida que no existe y le adjudican una obligación; es egoísta y violento que, sin haber nacido, se le dé a esa persona una responsabilidad. Te lo puedo decir como trabajadora social: desgraciadamente eso no ocurre, hoy muchas personas de la tercera edad se hallan en el abandono y la soledad.”

Me fui preparando para serlo

Karla Díaz Cortés es egresada de la licenciatura en Relaciones Internacionales por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS). En su cuarta de década de vida, fragmenta el tiempo para desempeñarse en cada uno de los roles que asume: “Postergué la maternidad (a los 38 y 41 años) porque tenía miedo de ser madre, no era mi meta, quería viajar, estudiar una maestría. Nunca me pasó por la mente, y después entendí que me daba miedo cuidar a alguien, no me sentía capaz de hacerlo. Dije, ¿por qué no?, soy estable laboralmente, lo puedo mantener, me siento feliz, plena, y pensaba que para tener un hijo primero debía ser feliz como mujer y poder transmitir eso”.

A los 40 años hay más conciencia de lo que es ser mamá, “porque muchas veces te dicen: ‘Ya cuando tengas al hijo, ahí te sale el instinto’. ¡No!, debes tener una conciencia muy clara de que es una gran responsabilidad, tienes que sacrificar tu tiempo para alguien más, no sólo porque te digan ‘oye se te está pasando el tren’. A esta edad ya sabes lo que hiciste y lo que falta por hacer. Sean madres por convicción, no por presión social; yo me fui preparando para serlo, porque no me lo imaginaba”.

Buscadoras

En tanto, Andrea Kenya Sánchez, de la ENTS, también doctora en Trabajo Social por la Universidad Nacional de La Plata, Argentina, se refirió a los casos de las madres que buscan a sus hijos desaparecidos.

“El caso de Miriam Rodríguez en Tamaulipas –quien logró en 2017 por sus propios medios hallar los restos de su hija en una fosa común y que encarcelaran a los victimarios– fue muy simbólico, porque además la asesinan un 10 de mayo. A ella, como a por lo menos otras ocho madres buscadoras, les han quitado la vida en 13 años: maternar en ausencia de la razón del maternaje es el vacío corporal de esta vida, pero no la ausencia simbólica, porque a ellas les mueve eso: la historia, la trayectoria, lo que compartieron, lo que hicieron.”

La violencia, continuó, ha roto cualquier tipo de noción de dignidad humana, cuando estas señoras lo único que piden es encontrar a sus hijos: “Eso ya no es coyuntural, se está volviendo algo estructural. Ellas ven como extensión de su maternidad el propio ejercicio de la búsqueda”, concluyó.

Vasconcelos y Alducin

El Día de las Madres en México surgió en 1922 por iniciativa de José Vasconcelos, entonces secretario de Educación Pública, y Rafael Alducin, periodista y fundador del periódico Excélsior, quienes consideraron instituir un día específico para prestar homenaje a las madres.

Inspirado por los festejos en Estados Unidos, Alducin lanzó una convocatoria en la primera plana del periódico para solicitar al gobierno la institucionalización de un día al año dedicado a las madres mexicanas.

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