La mitad de pacientes con asma utiliza mal el inhalador

El asma es una de las principales enfermedades no transmisibles que afecta a niños y adultos, aunque los primeros son los más vulnerables a esta patología. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2020 había 235 millones de personas en el orbe con esta afección respiratoria.

Se trata de un padecimiento crónico que ocasiona inflamación y estrechamiento de las vías que conducen el aire a los pulmones, lo que genera ahogo que podría derivar en ataques con consecuencias severas. Más del 80 % de los fallecimientos por ese padecimiento se presentan en naciones de ingresos bajos y medios-bajos, refiere información del organismo internacional.

En opinión del médico neumólogo, Gabriel Escobedo Arenas, académico de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala, las causas fundamentales de este mal no están completamente esclarecidas y, por tanto, no tiene cura. Sin embargo, es controlable con la prescripción del tratamiento adecuado y el seguimiento de medidas dietéticas y de higiene para que los pacientes puedan disfrutar una buena calidad de vida.

En ocasión del Día Mundial del Asma –que se celebró el primer martes de mayo, con el respaldo de la OMS y la Iniciativa Global para el Asma (GINA, por sus siglas en inglés)–, el especialista universitario explica: se trata de una enfermedad respiratoria heterogénea, es decir, son múltiples las causas que pueden desencadenarla, incluso agudizarla, entre ellas la contaminación, algún alimento, también emociones fuertes que podrían generar crisis asmáticas; todo ello impide contar con un tratamiento específico.

De acuerdo con el experto, podría tener un componente genético, por lo general el paciente tiene un familiar directo que lo presenta, o con algún tipo de alergia, o simplemente una rinitis.

Los principales factores de riesgo son la combinación de una predisposición genética con la exposición ambiental a sustancias y partículas inhaladas, como alérgenos dentro de las viviendas: polen, polvo, ácaros, caspa de mascotas, humo de tabaco, irritantes químicos o la contaminación atmosférica. Además, los estados de angustia, ansiedad y nervios que podrían originar la enfermedad, abunda.

En México, puntualiza, es la décima tercera causa de consulta en las unidades de medicina familiar, y afecta a cualquier población, en particular a niños y adolescentes, con mayor prevalencia en menores varones, mientras que en la vida adulta la padecen más las mujeres.

Se presenta comúnmente durante los cambios de temperatura y va acompañada de ciertos factores alérgicos, aunque en la adolescencia o en la vida adulta las alergias disminuyen su presencia, y el asma se presenta por otro tipo de causas. “Esta afección tiene un componente emocional importante, cuando una persona se angustia por la enfermedad el espasmo es más fuerte”, alerta.

Escobedo Arenas recuerda que presenta mayor morbimortalidad (tasa de muertes) en países en desarrollo, como el nuestro. Por fortuna, en el cuadro básico del sector salud se cuenta con fármacos para la crisis aguda y para atender la enfermedad.

Aun cuando no se trata de una patología con alta mortalidad, su cronicidad y recurrencia generan altos costos de manejo que afectan las economías familiares y causan ausentismo escolar y laboral.

En ese sentido, es importante el apoyo de la seguridad social ya que un paciente difícilmente podría mantener su tratamiento en forma privada porque a veces los inhaladores son caros y por lo general duran un mes. “Hablamos de medicamentos con un costo de alrededor de mil pesos”.

Recomendaciones

Esta enfermedad ocasiona malestares respiratorios, limitaciones para hacer actividad física e interfiere con las ocupaciones cotidianas. El experto enfatiza que su signo característico es el broncoespasmo, la sibilancia (sonido silbante y chillón durante la respiración), aunque no es la única enfermedad que lo produce. Además, puede manifestarse con un nivel de frecuencia y complejidad que varía de un individuo a otro.

Se debe considerar que una vez que se presentan los síntomas hay que tomar las medidas necesarias para que el proceso asmático no se intensifique. En ese sentido, el papel del enfermo es relevante porque debe estar instruido en el uso de los inhaladores, ya que de nada nos sirve prescribir un buen medicamento sino le enseñamos cómo aplicarlo.

El universitario resalta que los estudios muestran que del 50 a 60 % de los pacientes usan inadecuadamente el inhalador. Aquí desempeñan un papel importante el médico y el paciente. “Yo le voy a ofrecer lo que considero es mejor, pero si no se adapta a ese instrumento, estoy obligado a no insistirle, sino a buscarle otra alternativa dentro de los inhaladores”.

Para quienes presentan la enfermedad, Gabriel Escobedo sugiere tener la habitación limpia, evitar –hasta donde sea posible– cualquier tipo de ácaros en ropa de cama y en la vestimenta; impedir que los animales domésticos, perros y gatos, duerman en la habitación y se suban a la cama; aspirar los muebles; así como evitar el contacto con humo de cigarrillo y lugares con polvo abundante.

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