La música electrónica, castigada por la pandemia

Casa del Lago transmite conversación sobre los retos sociales ante el impulso tecnológico

Ylia. Fotos: Casa del Lago.

La música electrónica ha sido una de las más castigadas durante la pandemia, y estigmatizada por no considerarse arte sino mero ocio, lo cual sirve de pretexto a las autoridades para no dar apoyos a sus creadores, de acuerdo con la productora y dj española Susana Hernández, mejor conocida como Ylia.

Durante la conversación virtual Los Retos Sociales frente al Sesgo Tecnológico, transmitida por Casa del Lago, advirtió que la escena se encuentra en riesgo de supervivencia.

Hizo referencia al embate del diminuto virus en todo el mundo y que, en su caso, significó que todos los eventos que tenía agendados el año pasado fueron cancelados. No fue sino hasta hace algunos meses que comenzó a reactivarse algo, pero no con la música electrónica sino en las artes escénicas.

“A partir de agosto y septiembre comencé a tener nuevamente encargos que tenían que ver con artes escénicas, que han sufrido también, pero creo que no tanto como la música electrónica, pues se le liga al ocio. De repente en países como España el ocio nocturno es calificado como Satán; la electrónica no es considerada arte y por eso no hay ningún tipo de ayuda”, reprochó durante el panel, el cual formó parte de FemLab, proyecto de Casa del Lago de conciertos y actividades académicas protagonizado por mujeres que actualmente operan en el ámbito de la producción musical electrónica en México y Europa.

Microhm.

Silencio

El silencio que implicó el freno en la escena condujo a los creadores a momentos de introspección que, según la artista y productora mexicana Leslie García, mejor conocida como Microhm, llevaron a replantear el trabajo y objeto último de la música electrónica.

“Obviamente, la escena electrónica no tuvo ninguna relevancia, todo se fue a silencio, y creo que en un buen sentido. Sirvió para ver cada uno qué está haciendo, para revisar qué se está aportando, empezar a producir con menos prisa”, dijo.

La pandemia también evidenció a los artistas que, ante la emergencia y de manera irresponsable, antepusieron las ganancias a la salud pública, pues siguieron organizando espectáculos masivos y poniendo en peligro a los asistentes, añadió.

Leslie García celebró la autogestión en la escena, pues los proyectos en los que se ha visto involucrada casi siempre han partido del financiamiento privado, de colectivos y organizaciones que impulsan a los artistas locales. “Una de las etiquetas de la comunidad de la música electrónica siempre ha sido la autogestión”, afirmó en referencia a que los lugares en que se celebran los eventos, los sellos bajo los cuales se graba el material y los festivales donde se presentan, siempre son por iniciativas de grupos específicos de la escena.

Para ella, la autogestión no es otra cosa que aportar lo que se sabe y el tiempo que cada uno tiene y puede dar para apoyar a los demás.

Puntos de encuentro

Susana Hernández habló sobre la condición material del artista que lo orilla a buscar alianzas para poder salir a flote y exponer su propuesta con mayor alcance. Y es que el músico, al enfocarse a producir obras, no tiene necesariamente el tiempo o el conocimiento para labores de promoción o ventas. Lo más común, expresó, es allegarse de la experiencia de otras personas para colaborar y conseguir puntos de encuentro.

Moderadas en la charla por la gestora cultural Rocío Aranda, ambas creadoras reconocieron que el camino de dj fue difícil por ser mujeres y desenvolverse en un espacio donde predominan los hombres; sin embargo, coincidieron, cada vez es más común la presencia femenina.

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