La reelección de Bukele, fenómeno complejo que requiere estudios rigurosos

El triunfo se debe a una clase política viciada, el descrédito de la democracia y una sociedad precarizada y víctima de violencia: Eva Orduña

Nayar López, Salvador Recinos, Eva Orduña y Jorge Arturo González. Foto: Francisco Parra.

La reelección presidencial de Nayib Bukele en las elecciones del domingo 4 de febrero, a la presidencia de El Salvador, no se debe exclusivamente a él, sino que confluyeron diversas condiciones, entre ellas una clase política viciada –empresarios, autoridades, ejército, etcétera–, además de una sociedad precarizada y victimizada, aunadas al descrédito de la democracia, apuntó la especialista del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (CIALC) de la UNAM, Eva Orduña Trujillo.

“Si ninguna de esas condiciones hubiera estado presente, la situación sería diferente”, prosiguió la académica universitaria al participar en la charla Elecciones presidenciales de El Salvador, organizada por el Seminario Permanente de Análisis Político de América Latina y el Caribe “Eduardo Ruiz Contardo”, del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS).

En el encuentro académico, desarrollado de manera híbrida, destacó que el presidente salvadoreño encontró apoyo en una sociedad que buscaba ponerse a salvo de la violencia estructural por parte de las maras o pandillas juveniles, “un cáncer tremendo”, que hacía que la población viviera aterrada: “niñas y niños reclutados, desapariciones, violaciones sexuales, extorsiones sistemáticas y constantes, pero también una sociedad que no sólo vivía esa violencia, sino también la económica”.

Jorge Arturo González Ruiz, doctorante del Programa de Posgrado en Estudios Latinoamericanos (PPEL) de la UNAM, resaltó que la plataforma política de Bukele es esencialmente populista, enmarca su movimiento como una misión histórica para devolver el poder político al pueblo y arrebatarle el control del gobierno a una élite corrupta, constituida por los partidos tradicionales a los que llama “los mismos de siempre”.

“Bukele tiene enmarcado el mismo manual de dictador en el que prácticamente una persona ofrece una solución inmediata ante una crisis que permea en el país, además de prometer la posibilidad de hacer un sentido de comunidad, lo cual le genera fuertes seguidores. Sin embargo, históricamente se han visto consecuencias negativas.”

Planteó que Bukele ha establecido leyes a modo que han facilitado su reelección, “si la ley funciona a tu favor, probablemente sea una ratificación indefinida. Según El Faro, uno de los medios de comunicación más importantes del país centroamericano, prácticamente ha dado inicio una dictadura”. Ante ello, los ojos del mundo tienen que estar puestos en nuestros vecinos, México debe estar atento a lo que ocurra en El Salvador.

Por su parte, Salvador Recinos, estudiante del PPEL, indicó que la reelección de Bukele es un fenómeno complejo e interesante para las academias latinoamericana y mexicana, pues esa complejidad de la situación que ocurre en ese país centroamericano demanda la realización de estudios críticos rigurosos.

Expuso que en las elecciones del pasado 4 de febrero estuvieron en juego, además de la presidencia, 60 diputaciones que hoy son parte de la Asamblea Legislativa de esa nación. “Se habla mucho de que el presidente y el grupo económico y político que controlan el aparato de Estado de ese país está desmantelando la democracia; sin embargo, desde mi punto de vista debemos cuestionarnos de qué democracia estamos hablando en El Salvador”.

Apuntó que en El Salvador hoy no existe oposición, “en este momento no hay ningún proyecto político que realmente consolide las bases de un plan de nación que busque también transformar a profundidad las condiciones estructurales que históricamente han existido en ese país.

El de Nayib Bukele es un proyecto neoliberal, aunque no ha necesitado privatizar ningún sector porque ya lo estaban la banca, las telecomunicaciones, obras públicas, incluso en 2015 se aprobó –con el voto del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional– una ley que permite que el sector privado tenga acceso a fondos públicos en cierto tipo de servicios.

Subrayó la importancia de reconocer que las reformas de 2021 al sistema electoral salvadoreño prepararon las condiciones para la pasada jornada electoral, en la que más de 85 % de los votos están siendo adjudicados a Nayib Bukele como presidente. Entramos a la instalación de un nuevo régimen que se dirige hacia su consolidación, “habría que ver cómo caracterizarlo, aunque tal vez podríamos aventurarnos a plantear que quizá sea el régimen del nacional bukelismo”, finalizó.

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