Proyecto de la Federación Oaxaqueña de Santa Mónica

La sede UNAM-Los Ángeles acompañó la reunificación de familias migrantes

Se trata de propiciar el reencuentro, por razones humanitarias, de parientes con muchos años de no verse

Fotos: cortesía sede UNAM-Los Ángeles.
Santa Mónica, California.– Desde hace 17 años, la Federación Oaxaqueña de esta ciudad, fundada y liderada por Onofre Santiago y Trini García, presidente y vicepresidente, emprenden la titánica labor de reunificar a familiares en las instalaciones de una pequeña iglesia llamada Saint Anne Church & Shrine, a unas cuadras de la playa.

La sede UNAM-Los Ángeles (Centro de Estudios Mexicanos) acompañó este año la ceremonia. Los viajeros beneficiados fueron 28. De acuerdo con Onofre Santiago, es el cuarto reencuentro que organizan. Este grupo en particular de padres de familia, que arribaron en septiembre, se comenzó a concertar desde antes de la pandemia, misma que obstaculizó su arribo a los EE.UU. Fueron trámites que duraron casi tres años.

Una de las tareas trascendentales de la sede UNAM-Los Ángeles es colaborar con diferentes organizaciones de connacionales buscando un acercamiento con la comunidad mexicana para atender sus necesidades, promover la educación y fortalecer su identidad cultural.

Algunos datos que justifican este quehacer destacan que los connacionales de segunda y tercera generaciones en California suman un total de 12 millones 875 mil 655, quienes en adición a los mexicanos por nacimiento registrados en el estado representan 42 % de la población total (www.data.census.gov).

Una cantidad considerable de estos migrantes no ha visto a sus familiares en décadas. Este el caso de muchos padres de familia en el estado de Oaxaca, una de las entidades con mayor éxodo hacia California (www.istar.igg.unam.mx/lab/).

Rocío Barranco y su pareja, Isahí Torres, hijos de padres que llegaron en este grupo, no veían a sus progenitores desde hace 18 años. Con el apoyo de la Federación Oaxaqueña de Santa Mónica se pudieron obtener visas por razones humanitarias para que viajaran desde Cuilapam de Guerrero, Oaxaca, al estado de California, y se encontraran durante tres semanas con hijos y nietos. Hasta el momento de la entrevista, estos últimos aún no conocían a sus abuelos en persona.

Al preguntar sobre la organización de esta obra humanitaria, el diácono de la iglesia, Raúl Molina, compartió su experiencia en la organización: “Como patrocinador del viaje de los migrantes que vienen de Oaxaca, este trabajo es arduo y prolongado, pues involucra a un grupo muy grande de colaboradores en México. Todos dan su tiempo sin mediar pago alguno, ni solicitan la intervención de abogados”.

En ese sentido, Cristy Hernández Jacobo se encarga de las gestiones desde Ciudad de México, de modo que los padres de familia viajen de su estado a la capital a realizar los trámites correspondientes en la embajada estadunidense, para luego emprender el vuelo a Los Ángeles.

Al preguntarle a Trini García qué sigue para este proyecto, comentó que esperan continuar con este programa en los años siguientes, “pues me llena de felicidad ver a los padres juntarse con sus hijos y nietos. Lágrimas, esa es mi recompensa”.

Para los colaboradores de la sede UNAM-Los Ángeles, testigos de esta acción, el evento abrió una gran oportunidad para comunicar el compromiso de la Universidad con la causa humanitaria, valor supremo de la educación que esta institución imparte.

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