La rotación de la Tierra sobre su propio eje está afectada por tres factores: la desaparición del hielo en los glaciares, causada por el cambio climático natural y las etapas interglaciares del planeta; la aceleración del derretimiento de los hielos, relacionada con el calentamiento global causado por las intensas actividades humanas que generan gases de efecto invernadero; y la convección en el manto terrestre, generada por movimientos de las rocas fundidas que se encuentran a muy altas temperaturas en las profundidades del planeta.
Esto reveló un estudio del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA) de Estados Unidos.
La capa de hielo de Groenlandia se ha derretido en un peso equivalente a siete mil 500 gigatones que han ido a parar al océano, afectando la estabilidad de rotación de la Tierra.
Al comentar la investigación, Hugo Delgado Granados, director del Instituto de Geofísica (IGf), recordó que “la Tierra no es una esfera perfecta como aparece en los globos terráqueos, por ello no rota de manera uniforme. Es un geoide, con una forma irregular más parecida a una pera”.
Un objeto irregular, explicó, hace que sus movimientos sean de distintas formas y es difícil que gire exactamente igual. Nuestro planeta tiene un eje de rotación en el Polo Norte y otro en el Polo Sur, a partir de ahí gira. “Pero hay varios efectos que hacen que sea de una manera diferente”.
Las mediciones indican una desviación del eje de giro de 10 centímetros por año (10 metros en un siglo), un movimiento natural que se conoce desde hace mucho tiempo, señaló.
Glaciaciones
En su historia, la Tierra ha sufrido una serie de glaciaciones, que ocurren cuando la precipitación que cae en los continentes sobre las montañas es sólida, abundó Delgado.
“Cuando hay glaciación el planeta recibe una cantidad de agua sólida pero, a diferencia de la líquida que corre a lo largo de los ríos hasta llegar nuevamente al mar, en la glaciación hay un balance de agua negativo, es decir, todo lo que cae permanece y escurre menos hacia el mar. Crecen los glaciares, éstos se mueven y tienen consecuencias a lo largo de miles de años”.
Pero cuando se funden, hay un balance de agua positivo, pues escurre más de lo que se precipita en el continente. Los glaciares al fundirse arrojan más agua hacia el océano.
Cuando eso sucede, esa precipitación sólida que se ha acumulado durante una glaciación reúne una cantidad fuerte de hielo, que tiene un peso, comprime y ejerce una presión sobre la corteza terrestre.
“Al terminar una glaciación y se quita toda esa carga de hielo (equivalente a miles de toneladas) la corteza rebota. La idea original para explicar el cambio en la posición y la migración de rotación de nuestro planeta se explica únicamente en términos del rebote elástico de los continentes de la tierra firme al desaparecer el hielo”, apuntó Hugo Delgado. “Aunque la última glaciación ya terminó, sigue habiendo un poco de rebote en zonas como Escandinavia y Norteamérica.”
El cambio climático natural y el calentamiento global de origen antropogénico, detalló, están afectando zonas como Groenlandia, la Antártida y la Patagonia, que están perdiendo hielo y por tanto está desapareciendo esa carga sobre la corteza terrestre, ocasionando el rebote elástico de ésta.
“Lo novedoso es entender que este cambio de posición del polo de rotación está en función de tres factores”, recalcó.