La UNAM protege los desarrollos de sus investigadores

Así sus indagaciones son transferidas al sector público o productivo, y de ahí a los usuarios, donde tienen un impacto social

La última década, la UNAM se ha mantenido en los primeros tres lugares entre las instituciones públicas que más protegen los desarrollos de sus investigadores, detalla María Isabel Mascorro Velarde, directora de Transferencia Tecnológica, de la Coordinación de Vinculación y Transferencia Tecnológica (CVTT), con motivo del Día Mundial de la Propiedad Intelectual.

De 1976 a 2020 se hicieron 780 solicitudes, de las que 557 fueron aceptadas, 176 estaban en proceso de revisión y sólo 47 fueron rechazadas; es decir, poco más de 70 por ciento de lo presentado se le concede a la Universidad.

A través del portal https://pi.unam.mx se puede observar que la Facultad de Química, el Instituto de Biotecnología, el Instituto de Ingeniería, las facultades de Medicina, de Ingeniería y de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán son las entidades que más protegen el conocimiento.

Los científicos con mayor número de patentes son: Lourival Domingos Possani Postay (del Instituto de Biotecnología), Antonio Sánchez Solís (del Instituto de Investigaciones en Materiales), David Quintanar Guerrero (de la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán) y Octavio Manero Brito (del Instituto de Investigaciones en Materiales).

En beneficio de la sociedad

La maestra en couching ejecutivo y empresarial refiere que la propiedad intelectual integra las figuras que protegen los resultados de la creatividad de la mente humana y se divide en dos grandes ramas: los derechos de autor –que salvaguarda obras artísticas y literarias, inclusive software– y los de propiedad industrial –patentes, modelos de utilidad, marcas, diseños industriales y circuitos integrados–.

Por lo tanto, las patentes son una de las formas de registro que integran la propiedad industrial y se otorgan cuando un producto tiene novedad –que no haya nada en el estado del arte mundial al respecto–, actividad inventiva y aplicación industrial.

“Lo importante no es proteger por proteger, sino proteger para que esa investigación sea transferida hacia el sector público o productivo, y de ahí a los usuarios, donde tendrá un impacto en la sociedad y un uso que permitirá que esos conocimientos no se queden estancados ni guardados en los archivos universitarios, sino que lleguen a ser útiles a la sociedad, y eso es lo más importante”, asevera Mascorro Velarde.

De las solicitudes de patente presentadas por la Universidad ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial, 27.53 por ciento corresponde a investigadoras y 72.47 por ciento a hombres. En la lista de las 10 personas que más patentes han obtenido hay dos mujeres: Rosa María Ramírez Zamora (Instituto de Ingeniería), con nueve; y Gladis del Carmen Fragoso González (Instituto de Investigaciones Biomédicas), con ocho. “Ahí tenemos un reto muy grande como Universidad para incorporar más mujeres a los grupos de investigación”.

La CVTT y las oficinas de vinculación de los institutos y facultades de la UNAM apoyan con asesoría a los profesores e investigadores para proteger los trabajos realizados en esta casa de estudios.

Mascorro Velarde enfatiza que es necesario considerar que al tener la protección del conocimiento se generan ingresos extraordinarios, los cuales se transforman en mayores apoyos para la investigación en la UNAM.

Inventiva femenina

A partir del año 2000, la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual celebra el 26 de abril la capacidad inventiva de la humanidad; en esta edición en especial la fecha está dedicada a la mujer y su capacidad de transformación en beneficio de todos.

Ellas han dado forma al mundo gracias a su imaginación, ingenio y trabajo duro, pero a menudo se enfrentan a dificultades para acceder a los conocimientos, las capacidades, los recursos y el apoyo que necesitan para prosperar, comenta la también maestra en seguridad alimentaria.

Son ejemplos –abunda– la actriz e inventora Hedy Lamarr, pues su trabajo condujo al desarrollo de las comunicaciones inalámbricas; la cristalógrafa Rosalind Franklin, cuya investigación de cristalografía fue esencial para comprender la estructura molecular del ADN; la química Tu Youyu, quien descubrió la artemisinina y la dihidroartemisinina, compuestos contra la malaria que han salvado millones de vidas; además de Marie Curie, única ganadora de dos premios Nobel en diferentes disciplinas (Física y Química).

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