La Universidad, 110 años de soporte de México

En sus aulas, laboratorios y demás recintos se debaten ideas, se realiza investigación y propuestas de solución a las diversas problemáticas que enfrentan México y el mundo: es la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Sus espacios culturales y bibliotecas muestran y albergan la riqueza de las numerosas expresiones artísticas y del conocimiento. El espectro de disciplinas que abarca la institución es tan amplio que también incluye actividades deportivas de alto nivel.

La Ley Constitutiva de la Universidad Nacional de México se expidió el 26 de mayo de 1910, y posteriormente se publicó en el Diario Oficial el 31 de mayo de ese mismo año, recuerda Hugo Casanova Cardiel, director del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE).

El 22 de septiembre de 1910 se inauguró la Universidad Nacional de México, proyecto impulsado por Justo Sierra Méndez, constituida por las escuelas Nacional Preparatoria, de Jurisprudencia, de Medicina, de Ingenieros, de Altos Estudios y Bellas Artes en lo concerniente a la enseñanza de la arquitectura. Sus pares de Salamanca, París y Berkeley fueron sus madrinas.

Heredera de la Real y Pontificia Universidad de México, fundada por cédula real en 1551, actualmente la UNAM es reconocida como una de las tres mejores de Iberoamérica, y se ubica entre las cien más prestigiosas del mundo.

–¿Qué significa que la Universidad tenga carácter nacional?

–De acuerdo con la Ley Constitutiva –refiere Casanova Cardiel–, la institución responde al objeto primordial de “realizar en sus elementos superiores la obra de la educación nacional”.

Se trata, según Justo Sierra, en la iniciativa de dicha ley, de una “institución de Estado, pero con elementos tales que le permitan desenvolver por sí misma sus funciones dotándola de considerable autonomía”.

Subraya que, con base en lo anterior, se puede afirmar que lo nacional implica el compromiso inequívoco del Estado para crear un organismo de enseñanza que, surgido de la nación, devuelve a ésta su obra educativa superior en términos de la formación de profesionales y de la construcción de nuevo conocimiento por medio de la investigación.

–¿En qué beneficia a la sociedad esta característica?

–La sociedad se beneficia claramente de la vocación nacional de la Universidad porque significa que la institución está comprometida con la sociedad toda.

Además, tiene el deber y la vocación de responder a los diversos sectores sociales, así como a las diferentes regiones y entidades que configuran al país. “Se trata de una institución que articula e integra los mejores valores de la nación y que los devuelve a través del conocimiento a la sociedad”.

El carácter nacional de la Universidad, resalta, ha operado como un referente del desarrollo de ella misma y como un elemento crucial para la construcción de México. “Así, la institucionalización del país entre los años 20 y 30 del siglo pasado respondió, en buena medida, al impulso de la Universidad”.

Asimismo, la creación de la Secretaría de Educación Pública tuvo una relación estrecha con la Universidad y con el aliento de José Vasconcelos, quien fue rector al comienzo de la década de 1920.

Imagen de la inauguración de la Universidad Nacional. Fotos: cortesía AHUNAM y Víctor Hugo Sánchez.

La autonomía universitaria

Casanova Cardiel también menciona otro aspecto sustancial de esta casa de estudios y considera que la obtención de la autonomía en 1929 fue un hecho crucial, porque la Universidad tenía ya un enorme significado en todo el país. Sin embargo, su carácter nacional enfrentó momentos difíciles como el de 1933 cuando el gobierno federal le retiró su apoyo financiero e, incluso, esa condición de nacional.

No obstante, la Ley Orgánica de 1945 ratificó la institucionalidad universitaria y dio paso a una etapa de construcción y maduración académica.

En ese marco de finales de los años 40 y principios de los 50 –continúa– se logró la construcción de Ciudad Universitaria, “lo que sentó las bases para el poderoso desarrollo institucional de los años siguientes”.

Sin embargo, “a fines de los años 60, la inmovilidad política nacional y las profundas diferencias económicas y sociales devendrían en una profunda crisis que alcanzaría su momento más crítico en el conflicto social y estudiantil de 1968”.

A más de un siglo

La mantiene su compromiso de acompañar el proceso de formación política, social y cultural de México, remarca Casanova Cardiel. A lo largo de los siglos XX y XXI, prácticamente no hay hecho histórico que sea ajeno a la Universidad Nacional, porque de manera directa o por medio de sus egresados esta entidad educativa se extiende a todo el tejido social.

Este aniversario, añade, supone más de un siglo de presencia de la Universidad, pues constituye una muestra de su papel formativo en la educación de la sociedad mexicana. “La Universidad Nacional surge en medio de una enorme convulsión social, en las postrimerías de una dictadura, en un país tremendamente desigual y en el escenario de la Revolución Mexicana. La Universidad lleva educación superior a miles de mexicanas y mexicanos y 110 años después tenemos la oportunidad de seguir haciendo historia”, reflexiona el experto en Historia de la Educación y la Cultura.

Diez años atrás, al celebrarse el centenario de la Universidad, se consideró clave comenzar a construir los siguientes cien años de esta casa de estudios. Hoy, el académico dice que los retos se han multiplicado de manera inesperada.

“Como institución llegamos a esta década con algunas propuestas que atendían problemas de larga data, como las asimetrías y violencias de todo tipo. Sin embargo, 2020 nos ha traído un escenario absolutamente inédito para toda la educación superior. Esto no quiere decir que la Universidad ha dejado de hacer esfuerzos importantes; por el contrario, se han planteado respuestas oportunas y pertinentes a las nuevas dificultades, pero la magnitud de los retos hace todavía más difícil el escenario.”

Enfatiza que la Universidad está al servicio del país y de la humanidad, forma profesionales útiles a la sociedad, organiza y efectúa investigaciones, principalmente de las condiciones y problemáticas nacionales. Además, extiende, con la mayor amplitud posible, los beneficios de la cultura y la ciencia.

Sigue su marcha

“La Universidad cumple 110 años con un enorme compromiso ante la sociedad mexicana, y el mensaje es que no se detiene. No solamente hacemos esfuerzos aislados, sino sistemáticos que nos vinculan al todo social, a otras instituciones educativas, otras universidades”, apunta el doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación.

En ese sentido, reconoce el pensamiento del rector Enrique Graue de que “la Universidad no se detiene”, porque su comunidad ha demostrado a la sociedad mexicana que es capaz de mantenerse en movimiento, pese a las dificultades.

Durante 2020, prosigue, se observa una gran articulación entre esta institución y los mexicanos mediante clases, investigación y difusión, y principalmente en la búsqueda de soluciones.

Para Casanova Cardiel los esfuerzos son multidisciplinarios: desde el área científica –por ejemplo, para sumarse a la búsqueda mundial de una vacuna o respuestas médicas para atender la pandemia– hasta el significativo aporte intelectual para reflexionar sobre este tema.

También a partir de las humanidades y ciencias sociales se contribuye con interpretaciones, pertinentes e informadas, acerca de los efectos de la enfermedad en la vida social.

Hugo Casanova, titular del IISUE.

Construir la nueva normalidad

En el IISUE, señala, se analizan las profundas asimetrías sociales y digitales que afectan tanto a la institución como a la nación, y se estudian las posibles respuestas ante la necesidad de mantener la continuidad pedagógica en la Universidad.

El autor de Planeación universitaria en México: la administración pública y la UNAM acentúa que cuando la pandemia haya terminado se planteará un antes y un después para el país; la nueva normalidad no llegará de manera tranquila, debe ser edificada socialmente “y eso es lo que estamos haciendo en la Universidad, ayudar a construir esa nueva normalidad”.

Casanova Cardiel expresa a las nuevas generaciones de jóvenes que ingresarán a esta casa de estudios y a quienes ya forman parte de ella: “Les pido sentirse orgullosos de la UNAM, pues la vida siempre tiene dos dimensiones, una bella que nos hace crecer y disfrutar, pero también otra que plantea problemas, enigmas y dificultades, tremendas asimetrías sociales, de género y digitales. Debemos reflexionar de cara a los problemas que hoy tenemos y al futuro”.

Y precisa: “Quienes tenemos acceso a la Universidad y a la educación somos grandemente beneficiados, recibimos lo mejor de la sociedad. Aprovechemos la oportunidad. Este es un momento donde tenemos que mostrar lo mejor de nosotros mismos y plasmar las mejores voluntades, a fin de que cuando esto termine contemos con una sociedad más consistente, madura, fuerte, responsable y comencemos a construir el país que la sociedad mexicana merece”.

Entre los hechos que más orgullo pueden dar, además de la enseñanza de calidad, es que el campus central de Ciudad Universitaria fue construido por varios de los mejores arquitectos de México en el siglo XX y por artistas como David Alfaro Siqueiros, Francisco Eppens, Juan O’Gorman y Diego Rivera. En 2007 fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco.

En junio de 2009 la UNAM fue reconocida con el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades; tres premios Nobel son egresados de ella.

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