La Universidad colocará nueve pequeños robots en la Luna

La carga útil de COLMENA consta de un módulo de comunicaciones que queda instalado en el Peregrine y los robots, que van acomodados dentro de la cazoleta de una catapulta que los desplegará sobre la Luna para que realicen su misión.

La misión COLMENA de la UNAM, que colocará nueve pequeños robots en la superficie de la Luna a finales de 2021 y de frontera a escala internacional, será la primera de una serie que se realizará al satélite natural de la Tierra e, incluso, a asteroides, para desarrollar un nicho de tecnología, afirmó su responsable, Gustavo Medina Tanco.

El investigador, a cargo del Laboratorio de Instrumentación Espacial LINX del Instituto de Ciencias Nucleares (ICN), señaló que este proyecto es precursor no sólo por lo que se va a investigar, sino también por la escala que se empleará en aplicaciones espaciales, con robots de pocos centímetros de diámetro.

Igualmente, Alejandro Farah, del Instituto de Astronomía, recalcó el impulso que históricamente se le ha dado a esta área en la Universidad y que en la actualidad se refleja en la existencia del Programa Espacial Universitario (PEU) o la carrera de Ingeniería Aeroespacial, por ejemplo.

Hacia el futuro

En conferencia de prensa a distancia, Medina Tanco explicó que la misión a la Luna no sólo permite crear tecnología e infraestructura y colocar a la Universidad en el presente del uso de satélites pequeños para diversas aplicaciones, sino también posicionarla hacia el futuro, en una o dos décadas, cuando el interior del sistema solar se vuelva parte de la vida cotidiana con aplicaciones científicas y comerciales.

Eso se debe a que, por ejemplo, una amplia fracción de la tecnología se basa en tierras raras y metales preciosos que empezarán a escasear en la Tierra en las próximas décadas, por lo que será comercialmente viable iniciar su explotación en asteroides. “En uno que mide un kilómetro de diámetro puede haber hasta un trillón de dólares en platino y otros elementos”, expuso.

Ahora, la Universidad desarrolla el novedoso nicho de la microrrobótica en aplicaciones espaciales, con el desarrollo de pequeños robots que trabajan en equipo. Son baratos, robustos, reemplazables y especialmente adaptados a operar en muy baja gravedad, entre otras ventajas sobre los más grandes y complejos, a los cuales complementarán.

En este caso, son nueve robots que solos, sin intervención ni control externo, obedeciendo a reglas preprogramadas, navegarán a partir de una distribución inicial aleatoria sobre la superficie de la Luna y conseguirán generar un sistema de referencia entre ellos mismos. Además de lograr ese objetivo, harán mediciones del ambiente más cercano de la superficie lunar, caracterizado por tener una especie de atmósfera polvorienta y gas ionizado complejo que nunca se ha estudiado a centímetros sobre la superficie lunar.

Los robots serán lanzados en la nave Peregrine de la empresa privada Astrobotic, que también llevará experimentos de otros países y de la NASA. El alunizaje de la carga universitaria (con un total de 500 gramos, incluida una especie de catapulta) será “en una región interesante de la Luna, entre tierras altas (la superficie más clara) y mares (lo que vemos más oscuro)”, refirió Medina Tanco.

Los pequeños robots, que juntos pesan 340 gramos, miden ocho centímetros de diámetro y cuatro de altura, por lo que su electrónica se encuentra a menos de dos centímetros del suelo; es decir, vivirán dentro de ese medio ambiente de plasma polvoroso formado por regolito en levitación, que es muy agresivo y desconocido. “Seremos los primeros en estar allí dentro, y estudiarlo”, reiteró el universitario.

Para efectuar su labor los robots cuentan con computadoras, sensores de corriente, de voltaje, de proximidad, de temperatura, de direccionalidad y de potencial electromagnético, además de sistemas de telecomunicaciones, así como motores independientes para movilidad, entre otros componentes.

Luego de resistir temperaturas que oscilarán entre menos 120 grados centígrados y 120 grados centígrados antes de alunizar, la misión tendrá una duración de un día lunar, es decir, alrededor de 13 días terrestres. Cada robot trabajará como un centro de medición independiente y enviará los datos para su análisis.

Lo más probable es que una vez concluida la misión, al caer la noche en la Luna, los robots mueran; pero al amanecer siguiente se tratará de verificar si sobrevivieron y con ello aprender algo más de ingeniería y sobre el ambiente nocturno, dijo el experto universitario.

COLMENA es enteramente desarrollada en el Laboratorio de Instrumentación Espacial del ICN, LINX, con apoyo de la Agencia Espacial Mexicana y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, del gobierno del estado de Hidalgo y de diversas empresas de tecnología socialmente comprometidas con el avance científico, tecnológico y económico de México.

En el diseño, construcción y validación de los instrumentos, destacó Gustavo Medina Tanco, han participado alumnos de la UNAM, de diversas carreras y niveles de estudio.

La misión COLMENA alunizará en la región denominada Lacus Mortis, a 44 grados de latitud norte, transportada por el modulo Peregrine de la empresa Astrobotic.

Trabajos pioneros

En tanto, Farah recordó la tradición universitaria en el ámbito espacial, con los trabajos pioneros de Ruth Gall en torno a los rayos cósmicos, o la creación del Programa Universitario de Investigación y Desarrollo Espacial en los años 90 del siglo pasado, mediante el cual se lanzó el primer satélite diseñado y fabricado en México, el UNAMSAT, cuya misión fue breve, pero representó una gran enseñanza para la ingeniería mexicana. Asimismo, se impulsó el Gran Telescopio Milimétrico.

Más tarde, ese programa se transformó en el Taller Universitario de Investigación y Desarrollo Espacial que tuvo la tarea de hacer un estudio al respecto de todos los proyectos de la Universidad para entender las ramas en las que se desarrolla la ciencia y tecnología espaciales. Se registraron más de 50 iniciativas en ese ámbito, entre ellas, el diseño de instrumentos para grandes telescopios.

En 2017 se instituyó el Programa Espacial Universitario, en el que se continúa con la búsqueda de proyectos universitarios y su impulso. De igual modo, se ha creado el Concurso Nacional de Satélites Enlatados, dirigido a estudiantes, apuntó el científico.

Además de contar con la carrera de ingeniería aeroespacial en la Facultad de Ingeniería, Farah mencionó que la entidad tiene una Unidad de Alta Tecnología en Juriquilla, Querétaro, donde hay laboratorios para pruebas y certificación espacial. Finalmente, la Universidad ha colaborado e impulsado la creación de la nueva Agencia Latinoamericana y Caribeña del Espacio.

Imágenes: cortesía de Gustavo Medina Tanco.
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