Charla organizada por la Cátedra Ingmar Bergman

La voz del rap, entre el teatro y el canto: Ximbo

La precursora del movimiento mexicano de este género conversó con estudiantes

Cantautora y activista. Foto: Cátedra Ingmar Bergman.
Ximbo comenzó la charla con una línea de la “canción” Arriba los buscavidas, de Arianna Puello, una de sus raperas favoritas: “En la calle están los socios y los negocios, lo primero es lo primero y es conseguir dinero. Para vivir hay que buscarse la vida, así es la movida. Así que arriba los buscavidas”.

La conversación “Apuntes sobre teatro y rap. El flow del pronunciamiento”, conducida por Xóchitl Franco, egresada del Centro Universitario de Teatro (CUT), y Valentina Guerrero, del Colegio de Literatura Dramática y Teatro en la Facultad de Filosofía y Letras, fue una oportunidad para que Ximbo, cantautora y activista independiente de Ciudad de México, contara su historia prescindiendo de los buenos modales y sin la intención de quedar bien con nadie.

“El rap es algo que tiene que descubrirse por una misma. Yo aprendí a rapear en las calles, escuchando, y al principio copiando un poco, como sucede en cualquier disciplina. Algo clave fue encontrarme más adelante con otro tipo de herramientas, quizá más formales”, dijo una de las precursoras del rap mexicano y referente de muchas hiphoperas del país.

Para ella el rap, habla rítmica y jerga apoteósica, requiere de una experimentación muy personal. “Así como cada una de nosotras respira de una manera particular y ninguna lo hace al mismo ritmo que otra, ni tampoco hablamos de igual forma, yo aprendí a usar mi voz para rapear. Entendiendo que la voz de rap está entre la que se usa para el teatro y el canto”.

Ximbo busca su propio flow, por lo que evita fórmulas que le hagan caer en los lugares comunes. Ve el rap como un hecho poético teatral. “Con ello no quiero decir que sea arte, para empezar porque estoy en contra de los artistas que se creen superiores y no pueden actuar de manera horizontal, al considerar a sus fans como seres inferiores”.

Sostiene que definitivamente la creación artística va mucho más allá de lo técnico o de la química que sucede en el cerebro. “Esto tiene que ser espiritual de alguna manera. El acto poético es algo que nos conecta. Se trata de experimentar emociones con autenticidad, para que resuenen en el corazón de quienes nos escuchan. El rap está para abrazar nuestras historias. Es algo supermágico”.

Acto revolucionario

Ximbo estudió Letras Hispánicas en la UNAM porque era lo que se acercaba más a sus anhelos de escribir. Actualmente tiene 43 años y empezó a rapear desde los 16. No siempre se ha ganado así la vida. “Me he buscado la vida de muchísimas maneras, lo cual me ha dado frutos. He tocado los corazones de algunas personas y eso le da un valor a lo que hago. Es cierto que me ha costado mucho trabajo hacer las paces con el dinero, lo que desde luego no me hace feliz. He pasado por muchos cuestionamientos antes de poder resolver este dilema. Sobrevivir de manera digna es ya en sí mismo un acto revolucionario”.

“He buscado abrir mi panorama, de repente doy talleres asesorías, hago musicalización para audioguías en los museos. Le busco por todos lados, y estoy muy contenta de hacer cosas que aportan y me gustan, como en primer término el rap, que no es un discurso lineal, sino una expresión desde una perspectiva amorosa de un proceso creativo que busca sensibilizar. Es un género musical que me permite decir un montón de cosas, sin pelos en la lengua. El rapero es un poco como ese bufón de la corte al que se le permite decir todo”.

Sobre su proceso creativo detalló: “A veces escribo primero la letra y luego veo si puedo adecuarla a un instrumento, pero en ocasiones prefiero iniciar por el instrumental. Es muy importante que entendamos que el rap también es música. Una no va a cantar pero el rap ha de tener una tonalidad, pues si no es así pierde un poquito el chiste”.

Ximbo no se asume cantante, pero le gusta mucho cantar. “No serlo no significa que no puedas probar o escribir una canción. Soy afinada, aunque no estudié canto profesionalmente”, dijo quien se ocupa de romper con el cliché del chico malo en el rap, como también de no acudir a narrativas que ya no son tan verdaderas.

El rap sigue siendo para ella un derivado de la tradición del juglar, pero también una terapia gratuita para divertirnos. “Siempre lo digo, el rap es increíble, diferente a otras músicas y a otros tipos de arte, pues encuentra otras maneras de nombrar problemáticas sociales”.

La charla digital fue organizada por la Cátedra Extraordinaria Ingmar Bergman en Cine y Teatro, en colaboración con Teatro UNAM, el CUT y el Colegio de Literatura Dramática y Teatro.

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