Fiesta del Libro y la Rosa

Las ciudades, motivo de encuentro entrañable de imágenes y metáforas

Abrió con la lectura de fragmentos de Las ciudades invisibles, de Italo Calvino, libro icónico

En la decimotercera edición de la Fiesta del Libro y la Rosa (FLyR), segunda que se hace de manera virtual, Las ciudades invisibles, obra de Italo Calvino, dio pie a un encuentro entrañable a partir de imágenes y metáforas consteladas en el tiempo de la no pausa, autoría de compulsivos creadores de palabras, literatos de distintas latitudes.

En la inauguración, el coordinador de Difusión Cultural, Jorge Volpi, invitó a los espectadores a seguir las reflexiones generadas en torno a la invisibilidad de las urbes y de aquellas poco transitadas durante la pandemia, ciudades que, como los sueños, a decir de Italo Calvino, “están construidas de deseos y temores”.

La apertura se hizo con la lectura de fragmentos del icónico libro de Calvino. En esta participaron Socorro Venegas, titular de la Dirección General de Publicaciones y Fomento Editorial; Anel Pérez, directora de Literatura y Promoción de la Lectura, y Rosa Beltrán, directora de Casa Universitaria del Libro, a lo que siguió la presentación de las piezas visuales de autoras y autores quienes, emulando lo hecho por Calvino, hablaron de las ciudades desde diferentes perspectivas: las vacías por la pandemia que no se pueden visitar, las imaginadas y las construidas en la literatura.

Piezas visuales

Las ciudades sutiles, de Anne Carson (Canadá), fue la primera de las 12 piezas visuales que transmitió en vivo TV UNAM. Con un lenguaje conciso y poético, exploró territorios como una navegante en la mar que aprecia el brillo de la luna en esta noche eterna que atravesamos, a la vez que confiesa en una mirada interior que persiste un miedo nocturno de ser alguien extraño en una habitación donde no se es aceptada.

Anel Pérez, Socorro Venegas y Rosa Beltrán.

En Las ciudades escondidas, Verónica Murguía (México) se ve transitando en plena pandemia por urbes imaginadas, geografías que desearía fueran reales para en ellas cristalizar las utopías soñadas, metrópolis abiertas y hospitalarias, en contraposición con otras que son escondidas por el cansancio, la cólera, la basura, los miedos y el virus.

En Las ciudades y los intercambios, José Luís Peixoto (Portugal) detuvo su mirada en Paraty, Brasil, una ciudad que se convirtió en un universo en sí misma. Es el lugar que presta delirios al mundo y donde el tiempo envejeció y perdió toda su crueldad.

Enseguida, la escritora e ilustradora italiana Beatrice Alemagna, en su pieza Las ciudades y los signos, hojeó desde su estudio en París algunos de sus álbumes para niñas y niños, en los que las urbes ocupan un lugar esencial. “He considerado los edificios como una verdadera escenografía en la vida de los seres humanos”.

Continuó la escritora y activista argentina Gabriela Cabezón, quien leyó desde el jardín de su casa fragmentos de un emotivo retrato de infancia. Las ciudades y la memoria fue la propuesta visual en la que expuso sus impresiones de niña proletaria sobre sus padres y abuelos, un mundo luminoso que le quedó tatuado en toda su piel y que vinculó con devoción a su contacto temprano con la naturaleza.

El mexicano Enrique Serna en Las ciudades y el deseo habló de dos novelas de Luis Zapata, El vampiro de la colonia Roma y En jirones, para mostrar cómo una gran metrópoli y una pequeña población de provincia alientan estas páginas. “La urbe es un coto de caza, es un mundo en donde, además, quedan abolidas las diferencias de clase porque los homosexuales que están ligando en las calles no se paran a ver si es pobre o rico el que les gusta, sino que hay una promiscuidad social y sexual al mismo tiempo”.

Luego, Ix-Nic Iruegas (México) presentó Las ciudades continuas, donde contó su experiencia de vida en Washington D. C., metrópoli a la que se trasladó para iniciar una nueva etapa vital a inicios de 2020. Su crónica se centró en la paradoja de habitar un espacio desconocido que, durante la pandemia, ha podido recorrer principalmente con la imaginación.

La colombiana Pilar Quintana en Las ciudades y los nombres se cuestionó la diferencia existente entre una urbe real y una literaria. Hizo un breve recorrido por algunos de los pasajes de su vida y su obra para dilucidar qué significa narrar el sitio en el que se vive o que se llegó a habitar. “La ciudad que yo describo no es la de la realidad, sino la que me habita a mí, los pequeños puntos que me determinaron”.

Entre las presentaciones de los autores invitados, la pieza Ausencia: Una ciudad en espera, de creación colectiva con idea original y producción de Anel Pérez, se posó a la vista del público como un detonante de la memoria a partir de una que permanece vacía: Ciudad Universitaria, donde la ausencia de su población la hace casi irreconocible. Son imágenes conmovedoras que ha dejado el confinamiento en nuestro querido campus.

La itinerante exhibición siguió su curso con Las ciudades y los ojos, de Lina Meruane (Chile), una crónica sobrecogedora de las protestas que sacudieron a su país natal en 2019. Con el apoyo de una serie de imágenes urbanas viradas al blanco, se refirió a los disturbios callejeros y, en específico, a la abominable consigna de la policía militar de disparar balines de goma endurecida contra los ojos de quienes protestaban. “No se estaba haciendo del ojo un blanco ocasional, se estaba ejecutando un ojicidio en serie”.

El multipremiado poeta Raúl Zurita (Chile) presentó Las ciudades y el cielo, en la que se aproximó con la palabra a las metrópolis reales y poéticas, hechas de amor, abrazos y embelesos, así como de dolor y fracasos; ciudades que flotan en el cielo. Siguiendo a Italo Calvino, y en particular a El barón rampante, consideró que en estos momentos, al igual que dicho personaje, “nos encontramos en una situación de aislamiento en nuestros metros cuadrados de vivienda, en nuestros árboles solitarios”.

La primera parte de esta jornada de la FLyR cerró con el planteamiento de Piedad Bonnett (Colombia) Las ciudades y los muertos. Fue disparador de sus reflexiones el suicidio de su hijo Daniel, ocurrido 10 años atrás. Habló del sitio donde ahora se encuentra él: la ciudad de los muertos, donde no transcurre el tiempo ni rige la causalidad, espacio en el que la “existencia” de quienes allí habitan depende únicamente de que los recordemos.

Derechos de autor

Millones de usuarios de redes sociales comparten imágenes, música, frases, memes, sin saber que el material está protegido jurídicamente y que hacer uso indebido de éste podría vulnerar los derechos de autor, coincidieron expertos durante la charla virtual ¿Enredos en la Red? Derechos de Autor, Internet y Redes Sociales, realizada la tarde del viernes 23 y moderada por Yesica Maribel Coronel Rivera, jefa del Departamento de Derechos de Autor de la UNAM.

Bianca Amaro, abogada brasileña, abrió la conversación advirtiendo los riesgos políticos, sociales y personales de aceptar, sin conocer, los términos y condiciones de los contratos para ser usuarios de redes sociales, lo cual convendría cambiar con alfabetización digital en centros de educación.

En su turno, Fredy Forero, coordinador jurídico y de derecho de autor del Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe de la Unesco, complementó que, aunque no lo sepamos, nuestro comportamiento en redes sociales está regulado por marcos contractuales bien específicos con relación a los derechos de autor, los cuales conviene conocer a detalle a fin de hacer un uso correcto de un material que fue elaborado por un autor del que no se posee el permiso ni los derechos de reproducción o lucro.

Por su parte, Jorge Otamendi, especializado en propiedad industrial y derecho de la competencia, asentó que, pese a lo complicado que es hacer respetar los derechos de autor en un mundo virtual complejo, las reglas están claras. “Hay que ir corriendo detrás de todos estos reproductores que van apareciendo como hongos en distintas redes sociales. Es sumamente difícil, pero no por eso significa que no tenga que haber protección”.

Glitter y glamour

En el marco de la fiesta en honor del libro, el Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC) transmitió en vivo La Gran Gala Brillantina: LibrA RosA, “desde las antenas de glitter de Ciudad Universitaria”. El propósito fue celebrar, “con todo glamour”, el primer aniversario de la plataforma #BrillantinasMUAC, la cual está pensada para cambiar los estatutos de un mundo patriarcal.

El programa incluyó la presentación del informe Una LibrA es una RosA, con una conversación en la que intervinieron las coordinadoras del proyecto LibrA RosA, Andrea Bravo, Michelle Ponce, Noé Mercanzini y Valeria Giraldo. “Para nosotras la LibrA es un espacio para hacer intercambio de objetos, libros, fanzines, stickers y playeras, pero también para hacer circular conversaciones, estrategias, debates en torno al género y los feminismos en Latinoamérica”.

Se hizo el lanzamiento de la primera entrega de la colección BrillantinA, selección editorial de acciones, documentos, cursos y proyectos efectuados en el marco del programa @Brillantinas_MUAC. Este material, que incluye cinco números con stickers, carteles y textos, puede descargarse gratis con la idea de que cada usuario arme sus propios ejemplares.

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