A cinco décadas de su creación

Las FES, un éxito de expansión y oportunidades para miles de jóvenes

Atienden a más del 40 % de la matrícula total de la Universidad

Foto: FES Cuautitlán.

A cinco décadas de haberse creado las cinco escuelas nacionales de Estudios Profesionales, hoy Facultades de Estudios Superiores (FES), se puede afirmar que son un absoluto éxito de expansión de la UNAM: por el volumen de estudiantes que atienden –más del 40 % de la matrícula total– y por las oportunidades de desarrollo que brindan a miles de jóvenes.

En ello coincidieron Javier Jiménez Espriú y Gerardo Ferrando Bravo, quienes estuvieron al frente de la Secretaría General Administrativa durante los dos periodos que el rector Guillermo Soberón dirigió la Universidad Nacional, y fueron parte del comité de planeación encargado de fundar estas escuelas multidisciplinarias.

“Fue exitosísimo el proyecto, por la captación del volumen de estudiantes y la calidad de la enseñanza. Su creación fue una oportunidad de quitar vicios que las instituciones van adquiriendo con el paso del tiempo, y porque han formado profesionales de primerísimo nivel”, aseguró Jiménez Espriú en la conferencia magistral “Los artífices de una nueva historia”, organizada por la FES Cuautitlán.

En tanto, Ferrando Bravo planteó que las FES dieron a la Universidad la posibilidad de innovar respecto a lo que ya se realizaba en Ciudad Universitaria. Destacó que tanto la FES Aragón como la de Zaragoza se instalaron en zonas muy vulnerables, y significaron oportunidades de desarrollo para miles de jóvenes.

Jiménez Espriú detalló que estas escuelas surgieron como respuesta para ofrecer educación superior a la primera generación que egresaría del Colegio de Ciencias y Humanidades, creado por el anterior rector, Pablo González Casanova.

Sin embargo, el comité de planeación elaboró un planteamiento más amplio para resolver, principalmente, la demanda de educación superior, no sólo a nivel metropolitano sino nacional. Así se planteó crear también la Universidad Autónoma Metropolitana, el Colegio de Bachilleres y el Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica, y fortalecer a las universidades autónomas estatales que había entonces.

Recordó que la FES Cuautitlán, por ejemplo, inició actividades sin contar con agua, electricidad, transporte, y en sus primeros años tuvo que trabajarse porque las y los alumnos quisieran acudir a estudiar allí; se laboró en el fortalecimiento de la identidad y que se reconociera que las ENES eran parte de la UNAM.

Surgieron como respuesta para ofrecer educación superior a la primera generación que egresaría del Colegio de Ciencias y Humanidades

Ferrando Bravo destacó que con las unidades multidisciplinarias se ayudó a que la cobertura en la educación superior creciera, pues en los años 70 era de alrededor del 18 % y actualmente es mayor al 40 %.

“El 80 % de las oportunidades de estudio se centraban en Ciudad de México, y por ello se debió reforzar a las universidades autónomas, crear al menos una en cada estado del país”, agregó.

En la conferencia –moderada por el director de la FES Cuautitlán, David Quintanar Guerrero, y por la investigadora de esa entidad académica María de las Mercedes Sierra Kehoe–, los universitarios que participaron en la planeación de las ENEP subrayaron que el proyecto se inició por el rector Soberón en un momento de fuerte crisis institucional –debido a la huelga de trabajadores sindicalizados–, pero en el que también demostró su liderazgo, el cual le valió el apoyo del gobierno de México.

“Se logró el convencimiento profundo y documentado del presidente de que las cosas tenían que cambiar”, indicaron los expertos de la UNAM, quienes aseguraron que la descentralización de esta casa de estudios era una necesidad, ya que se tenían proyecciones de que en pocos años se alcanzaría los 500 mil alumnos.

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