Las infancias necesitan espacios de participación

Luis Mandoki, Mónica González y Oscar Orlando Torres. Foto: Víctor Hugo Sánchez.

Nuestro país requiere de nuevas políticas públicas y estrategias adecuadas que permitan abrir espacios de participación y dar voz a las niñas y los niños, a fin de que puedan expresar las situaciones de discriminación y violencia que enfrentan cotidianamente, afirmó Mónica González Contró, directora del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la UNAM.

Al participar en la conferencia: Los derechos de niñas, niños y adolescentes, como parte del ciclo de sesiones introductorias al Diplomado sobre el Derecho a la No Discriminación, la funcionaria destacó que vivimos en una sociedad adultocéntrica construida desde y para las personas adultas, en donde se considera a las niñas y los niños como personajes de segunda, que no tienen derecho a voz.

Apuntó que en el contexto de violencia y militarización que se vive en varias zonas de la nación, se deben establecer estrategias de seguridad pública que permitan garantizar sitios en donde las niñas y los niños puedan salir a jugar, encontrarse con otras personas y convivir con más niñas y niños, en entornos seguros y confiables.

“Se requieren espacios en donde realmente podamos garantizar que se escuche la voz de nuestras niñas y nuestros niños, y que esas voces tengan la inocencia de poder confiar en los que están a su alrededor para vivir una infancia plena, libre y feliz, con garantía de sus derechos y que posteriormente puedan transitar a la vida adulta también en condiciones de respeto a sus derechos humanos.”

Durante la conferencia en la que se analizó la obra cinematográfica de Luis Mandoki, Voces Inocentes, en la que se narran episodios de la guerra civil salvadoreña en 1980, donde las y los menores de edad son obligados a enrolarse a las filas del ejército o de la guerrilla, la directora del IIJ subrayó la importancia de que se pueda establecer un diálogo entre el arte del cine y los derechos humanos en el que confluyen el relato, la resiliencia y la resistencia.

Lo que ocurrió en El Salvador en los años ochenta, dijo, lamentablemente es algo que se ha trasladado a nuestro tiempo y sigue vigente, en donde los escenarios de guerra y de violencia continúan en la región y México no es la excepción.

“En nuestro país, donde pese a que no hay una situación de guerra declarada, tenemos contextos bélicos en diversas áreas del territorio nacional y hay una seguridad militarizada, además de un ejército que cada vez tiene mayor poder con todo lo que esto puede implicar de riesgo, sobre todo para las infancias.”

González Contró apuntó que la discriminación que enfrenta la niñez implica la negación de derechos, como al juego, a la educación, a un ambiente familiar o el derecho a la paz, como una condición indispensable para los demás derechos. Si no hay un contexto de paz, éstos no pueden darse.

Existe una contradicción preocupante en donde por un lado las niñas y los niños no tienen derecho a participar, no pueden votar y normalmente no tienen acceso a los medios de comunicación, pero, por otro lado, sí pueden ser reclutados por el ejército o el crimen organizado, concluyó.

Por su parte, el director y productor de cine, Luis Mandoki, luego de compartir algunas anécdotas y contextos sobre la forma en que se fue construyendo la película Voces Inocentes, con la colaboración y acompañamiento del protagonista principal quien narró su propia historia de infancia y su testimonio sobre su participación en la guerra civil salvadoreña, reconoció que en la actualidad, aún hay mucho que hacer en la defensa y protección de las niñas, niños y adolescentes que están enfrentando diariamente problemáticas de violencia.

“Para nosotros es un gran aliciente que desde la academia haya grupos como ustedes que están dedicados a la lucha por los derechos humanos de las niñas y los niños que son muchas veces los seres invisibles, sin voz, pero que la tienen y que hay que dárselas.”

A su vez, el guionista, Oscar Orlando Torres, quien en la película Voces Inocentes describió sus propias vivencias, comentó que muy pocos adultos tienen la oportunidad de procesar y tratar de asimilar las experiencias y daños que sufrieron durante su niñez y con su testimonio poder extender la mano a niñas y niños que viven situaciones similares que terminarán marcando su futuro.

Por su parte, el secretario académico del IIJ y coordinador del diplomado sobre el Derecho a la No Discriminación, Mauricio Padrón Innamorato, comentó que la película Voces Inocentes es el pretexto y el marco adecuado para reflexionar y seguir denunciando la situación de millones de niñas, niños y adolescentes que en el mundo son víctimas de situaciones de discriminación, violencias, exclusiones y otras realidades que los alejan de vivir buenas infancias.

“Las niñas y niños que son víctimas de conflictos armados están en una constante situación de violación de derechos humanos, ven negados, por ejemplo, su derecho a la educación, a la salud, a la vida en familia y a las posibilidades a la construcción de un proyecto de vida de adulto pleno y autónomo”, finalizó.

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