Las Lagunas de Montebello pierden su color azul cristalino

Los intensos colores azules característicos de las Lagunas de Montebello, rodeadas del paisaje verde de los bosques, en el sureste de Chiapas, se transforman y ahora lucen un tono verdoso típico de aguas altamente eutrofizadas

Los intensos colores azules característicos de las Lagunas de Montebello, rodeadas del paisaje verde de los bosques, en el sureste de Chiapas, se transforman y ahora lucen un tono verdoso típico de aguas altamente eutrofizadas, alertó Javier Alcocer Durand, académico de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala.

Lo anterior es a consecuencia de, al menos, 80 años de un proceso continuo y gradual de uso de fertilizantes, tala inmoderada, crecimiento urbano, así como las constantes descargas de aguas negras en los cuerpos de agua de la región, explicó el también profesor de la Facultad de Ciencias.

Desde hace tiempo, Alcocer Durand y un equipo de especialistas de los institutos de Geología, Geofísica, Biología y Ciencias del Mar y Limnología revisan el sitio luego de que los habitantes notaron que algunas de las lagunas comenzaron a lucir verdes, con natas en la superficie, olor a huevo podrido, inclusive mortandad de peces.

Las Lagunas de Montebello, señaló el universitario, son un sitio escénicamente hermoso, rico en lagunas con colores que presentan tonalidades turquesas, rodeado por bosques que hace tiempo atraen a turistas, lo que llevó a su designación como Área Natural Protegida, sitio Ramsar (humedal de importancia internacional bajo un tratado ambiental intergubernamental de la Unesco) y Región Hidrológica Prioritaria de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad. Sin embargo, hasta 2015 se tenía escasa información sobre, inclusive, cuántas lagunas son.

En la actualidad estudios revelan que la zona cuenta con 139 lagunas de múltiples tamaños, sólo en el territorio nacional, aunque existe otro grupo similar en Guatemala.

“Estamos haciendo una valoración del nivel (de daño). El impacto mayor que se evidencia en el cambio de coloración de azul a verde es un proceso que se conoce como eutrofización, el cual conlleva toda una serie de consecuencias negativas. Las lagunas afectadas han recibido materia orgánica que viene de las aguas residuales de pueblos y ciudades como Comitán, fertilizantes agrícolas que se deslavan, así como materia orgánica y sedimentos que se deslavan de los suelos de bosques que han sido talados”, detalló.

La zona está compuesta por roca caliza, parecida al de las cavernas y cenotes de la Península de Yucatán, presenta fallas y fracturas que han favorecido la disolución de la roca con lo cual se originaron estos cuerpos acuáticos.

Solían verse como en la primera foto y ahora como en la segunda Foto 2: cortesía Mariana Vargas Sánchez.

Biodiversidad única

El profesor de los posgrados en Ciencias del Mar y Limnología y de Ciencias Biológicas resaltó: Si bien la región es rica en biodiversidad acuática cada una de las lagunas, aunque están muy cerca una de otra, tienen biodiversidad única y es al menos en parte diferente en sus componentes bióticos, lo que las hace mucho más vulnerables al impacto y daño que reciben.

“Esto ‘prende los focos rojos’ porque lo que estamos haciendo es que con cada laguna que vamos dañando perdemos parte de esta riqueza biológica regional. Lo anterior no se conocía, estamos descubriéndolo, y es una llamada de atención muy importante para tomar acciones a la brevedad posible”, comentó el investigador.

Un problema que genera esta situación, destacó, es que los turistas que llegaban a las lagunas de la entrada al parque ahí se quedaban, beneficiando a los pobladores de la zona al llevar recursos económicos a esas comunidades, pero a medida que se han contaminado, los turistas continúan su camino a otras lagunas, más al interior del parque que aún se encuentra en buen estado, lo cual genera rencillas entre los ejidos que vieron perdidos sus ingresos con aquellos que fueron beneficiados.

A eso se suma que el agua de las lagunas impactadas ha dejado de ser potable, aun cuando antes podía ser consumida de manera directa; e incluso hay que tener precaución para que pueda ser utilizada para el riego de cultivo de hortalizas, porque se ha encontrado la presencia de un tipo de fitoplancton (cianoprocariontas) que generan toxinas conocidas por matar al ganado que abreva dichas aguas.

Para mitigar esa problemática, Alcocer Durand sugirió implementar, urgentemente, programas de control de contaminación en los diferentes sectores involucrados; educación ambiental para habitantes y autoridades; capacitación a agricultores, ganaderos y prestadores de servicios turísticos; así como la implementación de un monitoreo limnológico de largo plazo.

Lo anterior permitirá establecer políticas públicas y estrategias para el control de la contaminación y, eventualmente, la restauración de los cuerpos acuáticos.

El trabajo realizado por el investigador, junto con Óscar Escolero y Fernando Álvarez, forma parte del libro Las “Lagunas de Montebello”: Joyas de la naturaleza amenazadas, recientemente publicado bajo el sello editorial de la UNAM. Se puede descargar mediante el link: http://www.librosoa.unam.mx/handle/123456789/3620

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