Semana Nacional de las Ciencias Sociales

Las personas mayores ante la crisis sanitaria

La resiliencia, eje de acción para enfrentar la Covid-19, un factor de exclusión, señalan especialistas

Esta población fue relegada de diversas formas.

La Covid-19 se ha convertido, especialmente para las personas mayores, en un elemento de exclusión social, se expuso en la mesa La Resiliencia como Eje para Enfrentar el Futuro desde las Personas Mayores. Factores Disposicionales y Situacionales para Superar el Covid-19 por las Personas Mayores.

En el contexto de la Cuarta Semana Nacional de las Ciencias Sociales, Marissa Vivaldo Martínez, de la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza, dijo que, sobre todo, en el discurso de estigmatización en el que ellas eran las más vulnerables, las que se podían contagiar y morir, y “de pronto toda la atención se centró en esas características negativas”.

Esa exclusión también se puede ver a través de la falta de apoyo institucional, que queda en evidencia ante la propia crisis. “Podemos ver el fallo estructural de los sistemas de cuidado a largo plazo, la falta de recursos económicos y educativos (la brecha digital se convirtió en un elemento de desigualdad), y la falta de empatía colectiva hacia las personas mayores”.

Dos caras

La resiliencia individual presenta dos caras: factores protectores y de riesgo. Entre los primeros encontramos el optimismo, afecto positivo, autoestima, apoyo social, búsqueda de metas, altruismo o pensamiento positivo, y entre los segundos, la ansiedad, la depresión, el estrés y el trastorno de estrés postraumático. En este momento, las personas envejecidas enfrentan muchos factores de riesgo, pero, al mismo tiempo, se pueden desarrollar factores protectores para que no sólo superen, sino que además salgan transformadas de esta pandemia, abundó.

En la sesión coordinada y moderada por María del Pilar Alonso Reyes, de la Facultad de Ciencias, María Montero y López Lena, académica de la Facultad de Psicología, explicó que, desde esa ciencia, la resiliencia se asocia con la capacidad que tienen las personas para enfrentar factores de riesgo que representan un obstáculo para su desarrollo, pero que pueden trascender, y cuando lo hacen, quedan con una capacidad mayor a la que tenían antes, para gestionar sus emociones y sus recursos sociales. Es una forma de crecimiento.

En la familia, apuntó, es importante promover la interacción afectiva e instrumental; ella constituye un escenario de protección, siempre y cuando sea funcional, y para promover esa funcionalidad se necesita identificar patrones de interacción constructiva que, entre otras características, incrementan la confianza entre los miembros de la propia familia.

Algunas acciones concretas que pueden abonar a la generación de la habilidad resiliente de las personas mayores son: tener la certeza de que la pandemia pasará; conservar en lo posible las actividades cotidianas, como vestirse o arreglarse, guardando los horarios; hacer actividades que impliquen un desafío físico o mental; aspirar con profundidad para oxigenar el cerebro, y tener gratitud.

Ivonne Jagüey Camarena, del Seminario Universitario Interdisciplinario sobre Envejecimiento y Vejez, consideró que la identidad y la autonomía son dos de los elementos psicosociales importantes para trabajar con las personas mayores.

El cuidado de las personas mayores respecto a que tenían mayor riesgo de contraer la Covid-19 ha sido contraproducente, en el sentido de que “hemos vuelto atrás y se les ha quitado voz respecto a la toma de decisiones sobre su salud y su vida”. Se puede ir en contra de esos símbolos que estereotipan a ese sector de la población como débiles, sin fuerza o que no pueden realizar ciertas actividades.

Recalcó la importancia de construir entornos donde cada persona se vuelve “agente terapéutico” del otro, donde cada quien comparte su resiliencia con el otro y entre todos se fortalecen.

Finalmente, Graciela Casas Torres, de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS), refirió que las emociones positivas son relevantes en el proceso de resiliencia, y operan de manera especial en la vejez.

La experta mencionó la realización de un diagnóstico psicosocial con personas mayores en contexto de la Covid-19, elaborado en 2020, por medio del que se analizó la situación de ese sector para contribuir a la mejora en su atención. Entre los resultados del estudio de la ENTS (hecho con apoyo del Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores y realizado en redes sociales) están que entre las experiencias negativas de las personas mayores en la pandemia están la alteración del sueño, tristeza, temor a enfermar e incertidumbre.

Cuando el semáforo epidemiológico esté en verde, algunas personas mayores opinan que deberemos seguir tomando medidas para evitar la enfermedad y otros que se tomará conciencia del valor de la familia y los amigos, que habrá nuevas formas de relacionarse. En general, parecería que esa población tiene gran capacidad de resiliencia; pero no se debe olvidar que hay diferentes vejeces y que se debe intervenir de diferentes maneras para cada una de ellas, concluyó la universitaria.

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