Las pintas exhiben la urgencia de reconstruir espacios de paz

Marisa Belausteguigoitia Rius, directora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género, ofreció una conferencia

Atender el tejido universitario y social. Foto: Juan Antonio López.

En este momento histórico, la Universidad Nacional Autónoma de México navega por aguas turbulentas y está llamada a atender el dolor y la incomodidad que provocan los actos de violencia como el acoso, el hostigamiento y la discriminación en agravio de su comunidad. Frente a este escenario, la institución necesita reconstruirse como un espacio de paz y de conmoción que ayude a reconstruir el tejido universitario y social.

Marisa Belausteguigoitia Rius, directora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG), ofreció la conferencia “Pintas, baños neutrales y otras historias. Preguntas necesarias” en el canal de YouTube del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM durante el primer ciclo de conferencias sobre Ética en la Investigación.

En este contexto, la directora del CIEG compartió con la comunidad de Investigaciones Sociales su análisis sobre lo que develan las pintas en las aulas, los baños y los pasillos de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) luego de dos tomas: la de las Mujeres Organizadas de la Facultad de Filosofía y Letras (MOFFyL) para cesar la violencia de género, en especial la lesbofobia, y la toma de las activistas trans, quienes buscan ser reconocidas. La académica ha leído las pintas como “huellas, filos y bordes que hacen surgir el porvenir”.

“Aquí se piensa, aquí se lucha y aquí se ama”; “Menos abolos, más putería”; “Ármate”; “Somos malas podemos ser peores”; “Y si no te gusta, te jodes, te jodes”; “Se va a caer, se va a caer, el patriarcado se va a caer” son algunas de las consignas que están plasmadas en los muros de la FFyL.

“Las pintas no guardan una continuidad, un guión narrativo unívoco. En un muro puede aparecer una pinta explosivamente insultante, a su lado un llamado a incendiarlo todo y, al doblar la esquina, un poema, una palabra, un conjunto de frases que invitan a las formas más puras y conmovedoras de la solidaridad y el amor”, expuso.

La repercusión de la protesta

En la lectura de la conferencia, Belausteguigoitia Rius comentó que el activismo de las MOFFyL, quienes tomaron las instalaciones de la FFyL del 3 de noviembre de 2019 –en colaboración con la academia activada de la Facultad de Filosofía y Letras, estudiantes, profesorado y autoridades– al 14 de abril de 2020, está transformando a la institución.

A partir de la protesta y la propuesta –es decir, la respuesta de la comunidad universitaria y autoridades– se han fundado plataformas institucionales como la Coordinación para la Igualdad de Género (CIGU), las Comisiones Internas para la Igualdad de Género (CInIG), la DDU (Defensoría de los Derechos Universitarios), la atención jurídica y psicológica en cada plantel y la asignatura Género, violencia y ética comunitaria, entre otras medidas.

La protesta surge en dos espacios singulares: aulas y baños, lugares de encuentro pero también de agitación.

“Comunidad emocional”

Marisa Belausteguigoitia, al citar a Cristina Rivera Garza, considera que la UNAM es parte de una “comunidad emocional” que demanda inclusión de todas las personas sin distinción de raza, género y clase social, la no segregación y la articulación de saberes específicos para comprender los giros, la intermitencia entre la ternura, el amor y la violencia, el enojo y la rabia. Los movimientos de las MOFFyL ayer y de les estudiantes trans hoy “nos alientan pero al mismo tiempo sus contradicciones nos confunden”. Y se pregunta: ¿Qué sinergias, significados y paradojas encontramos en los muros que dejaron las protestas de género? ¿Qué pasaría si los colegios, escuelas, facultades e institutos de la Universidad Nacional se solidarizaran para atender los reclamos de la comunidad? Por otro lado, señaló que el activismo que hoy toma las instalaciones de las Facultades y Escuelas tiene un proceder de asamblea ilegítimo y autoritario.

Un debate

La académica convocó a la Universidad a replantearse la posibilidad de diseñar y construir baños no binarios. Afirmó que en la FFyL se planea la creación de este tipo de espacios. El debate sigue abierto y en espera de reconocer las luchas y las demandas legítimas de la comunidad para que sean atendidas con mayor rapidez. “Tenemos que contribuir a que se hagan los cambios, abrir las puertas con ganas de resolver el dolor y la tensión y combatir el asambleísmo ilegítimo y el falso activismo, que tiene otros intereses”, subrayó la académica al terminar el diálogo con la comunidad del Instituto.

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