Las publicaciones científicas son reflejo del avance de México

Las primeras revistas datan del siglo XVIII: Dalia Valdez Garza, de Bibliográficas


Las revistas científicas de México del siglo XX son un archivo del avance del país en todas las áreas del conocimiento, así como del desarrollo de los gremios profesionales y su afán porque todo ello fuera accesible a la sociedad en general, no sólo a públicos especializados.

Así lo afirmó la investigadora del Instituto de Investigaciones Bibliográficas (IIB), Dalia Valdez Garza, quien realiza un estudio sobre cómo fueron editadas 500 de estas publicaciones nacionales, resguardadas por la Hemeroteca Nacional de México, que han quedado fuera de las bases de datos científicas internacionales y representan un patrimonio científico-editorial importante.

“¿Cuántas revistas son en total? No lo sabemos. Precisamente el proyecto contribuirá a dar un aproximado de esa cifra, porque el catálogo de la Biblioteca Nacional de México, el de la Hemeroteca Nacional de México, no es el mismo de la Dirección General de Bibliotecas de la UNAM”, explicó la especialista en hemerografía, bibliografía e historia de la edición.

Estas publicaciones no se encuentran en Internet y aunque es posible digitalizarlas, por un aspecto de preservación —dada la fragilidad de los materiales con que muchas de ellas están hechas— no pueden ponerse a disposición de la Hemeroteca Nacional Digital de México, pues en su mayoría no son de dominio público.

Sin embargo, son impresos a partir de los cuales se puede tener un acercamiento no sólo a la ciencia mexicana del siglo pasado, sino además al modo de vida de los profesionales de cada una de las disciplinas científicas de México y su rico entorno cultural.

“En ellos es posible encontrar el archivo del desarrollo científico de México e igualmente de los gremios de profesionales que desde el siglo XIX estaban poco interesados en ser citados o en tener cierto prestigio entre la comunidad científica. En cambio, en los siglos XIX y XX, hubo comunidades de médicos y otras disciplinas muy interesadas en que el conocimiento realmente llegara a la sociedad y muchas de ellas se dedicaron también a las labores editoriales”, remarcó la experta en edición de revistas periódicas científicas.

Hoy en día, prosiguió, son más accesibles, pero sus contenidos son altamente especializados, están hechas para ser leídas entre pares, mientras que las del siglo pasado tenían artículos de esa índole y, a la par, textos que podían ser comprendidos por personas que no tuvieran una educación tan alta.

Otra característica es que los editores eran los mismos médicos, biólogos, geólogos, filósofos y demás científicos quienes al mismo tiempo hacían actividades de distribución y publicidad.

“Mi hipótesis es que la profesionalización editorial en la ciencia se fue dando paulatinamente, a partir de la creación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), en los años 70 del siglo pasado, en los que finalmente se cuenta en México con una institución que va estableciendo lineamientos y directrices para editar una revista científica”, planteó la universitaria.

En la investigación “Modelo histórico para el análisis del proceso de edición de publicaciones periódicas científicas mexicanas del siglo XX”, apoyada por el Conacyt, se ha encontrado que muchas de estas revistas son híbridas en cuanto a sus contenidos: las que tienen escritos propiamente relacionados con la ciencia; otras que también incluyen textos periodísticos; aquellas que reflejan aspectos de las sociedades científicas —sus reuniones, actas y reportes—; y algunas más que añaden poesía, caricatura, historieta y grabados, entre otros.

Fotos: cortesía Dalia Valdez Garza.

Las primeras

Las primeras publicaciones científicas en México, explicó Valdez Garza, datan del siglo XVIII, cuatro de ellas editadas por José Antonio Alzate, como El Diario literario de México (1768) y la Gaceta de literatura (1788-1795), que cubrían todas las áreas del conocimiento. Otra más fue El Mercurio, volante de José Ignacio Bartolache.

En el siglo XIX se encuentran más de medicina, por ejemplo, previas a la Gaceta médica de México, fundada en 1864, y que es el impreso periódico científico más antiguo vigente. Otros como las Memorias de la Sociedad Científica Antonio Alzate tenían la intención de cubrir todas las áreas científicas.

Aunado al estudio de las 500 revistas científicas mexicanas del siglo XX, el IIB también realizará el coloquio Perspectivas Disciplinarias y Metodológicas en el Estudio de Revistas Científicas Mexicanas del Siglo XX, en agosto próximo, dirigido a alumnos de licenciatura y posgrado que las utilizan como fuente de investigación.

Se editará un libro colectivo sobre este patrimonio conformado por publicaciones de psiquiatría, psicología, biología, geografía, ciencias de la Tierra, de educación, filosofía, economía, entre otras, que incluirá métodos y perspectivas disciplinarias para estudiarlas. Lo coordinarán Valdez Garza; el historiador de las ciencias de la Facultad de Filosofía y Letras, Rodrigo Vega, y la especialista de la Facultad de Medicina, Elena Ramírez.

Además, otra obra en la que se ofrezca un panorama general de quiénes las hacían, algunos aspectos de los modelos de edición y un modelo histórico para su estudio.

En una segunda fase del proyecto, se buscará hacer pública la base de datos de las 500 publicaciones, concluyó la académica.

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