Las realizadoras tienen cada vez más espacios en la filmografía nacional

La generación actual entiende el quehacer como algo colectivo: Márgara Millán, de la FCPyS

Foto: twitter Bajo Tierra Ediciones.
Cuando Márgara Millán, investigadora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS), inició la indagación de su tesis de maestría, los estudios dedicados a analizar las miradas e intenciones de las cineastas mexicanas escaseaban.

“Nadie hablaba de eso o lo hacía de manera muy acotada que intenté declinar durante la investigación”, recuerda la socióloga, “como si el hecho de hacer cine de mujeres, paradójicamente, las colocara en un lugar de visibilidad y al mismo tiempo las anulara. Por ejemplo, sus películas se distribuían sólo en festivales de cine de mujeres. Como si no pudieran ser no sólo par, sino creadoras de ciertas cosas del discurso, del lenguaje, de la imagen con su obra”.

Con el tiempo la investigación se convirtió en un libro titulado Derivas de un cine en femenino publicado en 1999 con apoyo del Programa Universitario de Estudios de Género, la Dirección General de Actividades Cinematográficas y el entonces Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC). Pronto agotó su tiraje y desde entonces se iniciaron los esfuerzos por editarlo nuevamente, los cuales dieron como fruto que una nueva edición apareciera cobijada por la editorial independiente Bajo Tierra Ediciones, en 2021. La reedición llega en un momento oportuno, ya que no sólo los estudios relacionados con las cineastas mexicanas han crecido, sino que también éstas ocupan cada vez más espacios en la filmografía mexicana, dentro y fuera de la industria.

Millán revisa en el texto la obra de tres cineastas que surgieron durante los años 80: Busi Cortés, Maryse Sistach y María Novaro, “pero había más realizadoras en ese momento que son bien importantes e interesantes, está Dana Rotberg, Guita Schyfter y, desde otro lugar, Sarah Minter, quien tiene un cine muy potente”, que la autora considera imprescindibles para entender la manera en que las realizadoras actuales trabajan y abordan el fenómeno cinematográfico.

“Es una generación que sale de las escuelas de cine, y ésta modifica el cine mexicano que antes sólo se hacía dentro de la industria. El aparato industrial de esa época era muy vertical y masculinizado; el llamado independiente emerge en esos momentos, y claro las tecnologías también cambian y vuelven menos difícil la producción”.

“La generación que entrevisto es parte de esas primeras egresadas del CUEC y del Centro de Capacitación Cinematográfica, interesadas en hacer un cine que cuente historias que interesaran al público en general. Su impacto fue importante porque no sólo mostraron que podían hacer buenos filmes, sino que en éstos se ponía en juego otra mirada. No sólo contaban historias desde las mujeres, sino que lo hacían con una construcción singular de la imagen. Ponían en el acto un imaginario cinemático, eso es lo que analizo.”

En otras lenguas

“Estamos frente a otra generación que no hubiera sido posible sin el trabajo y el legado de las cineastas de los 80 y 90 en México”, argumentó Millán y añadió: “también está relacionado con otros cambios que ha experimentado el cine, el país, las instituciones y la cultura; por ejemplo, la irrupción de una serie de realizadoras que vienen de comunidades, hablando sus lenguas, y proponiéndonos una mirada desde ahí. La labor de Luna Marán, Itandehui Jansen, María Sojob, Medhin Tewolde Serrano, por mencionar sólo algunas, es muy consistente, llena de reflexión crítica y de enunciaciones poéticas. Y qué decir también de los trabajos de Tatiana Huezo, Lucía Gajá, Elisa Miller, Fernanda Valadez, Natalia Beristáin, entre muchas otras. Estamos frente a un crisol de realizadoras, que además son editoras, productoras, y que promueven no sólo nuevas narrativas sino también una forma colaborativa de hacer cine.”

“La generación actual de cineastas entiende el filme como algo colectivo, que el proceso de la realización de la película es lo central, la figura de la directora, por supuesto, está ahí, pero no es una imposición autoritaria. Redefinen lo que entendemos como cine de autor, eso me parece muy importante”.

“El tema de la violencia, y cómo se le sobrevive en este país, está muy presente en varias de ellas. Hay producciones que retratan de una manera contundente y muy a ras de piso las experiencias de las desapariciones, los feminicidios y lo que vivimos continuamente. Encuentro a esta generación muy conmovida por la situación y el entorno en que viven. Eso lo podemos señalar en toda ellas, hagan ficción o documental”.

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