Un reto que debe afrontarse de inmediato
Las sequías y la crisis hídrica reclaman uso más eficiente del agua
La sequía es un fenómeno natural que forma parte de la variabilidad del clima y no puede atribuirse a factores relacionados con el cambio climático. Siempre ha habido de tipo meteorológico y no hay ninguna razón para esperar que a partir de este momento entremos a un periodo eterno de sequía meteorológica o que estamos en la antesala de una megasequía para el Valle de México, dijo Víctor Magaña Rueda, catedrático e investigador del Instituto de Geografía.
El especialista destacó que gran parte de los desastres y de los impactos ambientales que estamos viviendo es porque cada vez somos mucho más habitantes expuestos a fenómenos meteorológicos y climáticos adversos, que hemos abusado de los recursos naturales y que con frecuencia anteponemos los intereses económicos a los ambientales, cuando lo social, económico y ambiental debieran tener la misma prioridad.
“No estamos atendiendo con la seriedad que se requiere lo ambiental, y cada vez más voces en todo el mundo están reclamando que debe ser tan importante como lo social o lo económico, pero sólo nos damos cuenta de ello cuando nos falta el agua, cuando se están quemando los bosques o cuando los campos pierden productividad; lo experimentado en años recientes es reflejo de una crisis ambiental, que requiere mayor atención o de lo contrario estaremos en serios problemas”.
Planeación-prevención
El investigador comentó que es necesario transitar de una política reactiva, que únicamente da respuesta a la emergencia y al desastre, a una política de verdadera planeación-prevención en donde la investigación científica desempeñe un papel esencial a través de un trabajo multidisciplinario, en el que se puedan intercambiar conocimientos entre diferentes disciplinas como la agroecología, las energías renovables, la salud o el manejo y administración del agua y los ecosistemas.
La respuesta a la crisis hídrica debe pasar por reconocer que podríamos usar de manera más eficiente el agua, en entender mejor el clima, en comunicar este conocimiento de manera más eficiente a la población, qué nuevas tecnologías podríamos utilizar para aprovechar mejor el agua, en dejar de usar los ríos como basureros. Querer cambiar el clima a nuestro antojo no es la respuesta más adecuada, pues los supuestos éxitos en este tema han sido cuestionables, apuntó.
“Hay que aprender a vivir con los cambios climáticos naturales y saber cómo proceder ante condiciones que consideramos adversas; hemos venido haciendo mal uso del agua en un mundo y en un país que demanda cada vez más de este recurso. Si no hacemos un manejo que incluya diversas opciones como tratamiento y reúso, nuevas tecnologías para limpiar o reciclar el agua y una mayor cultura en su cuidado entre la gente, las fuentes naturales empezarán a agotarse”, indicó Magaña Rueda.
Para entender mejor este problema, el experto acotó que todos deberíamos empezar por diferenciar entre los distintos tipos de sequías: la meteorológica (condición en que llueve menos de lo esperado en una región), agrícola (cuando no alcanza el agua para producir un cultivo), hidrológica o hídrica (cuando los niveles de las presas o de los ríos se encuentran por debajo de los niveles considerados normales) y socioeconómica (cuando el agua no alcanza para satisfacer las necesidades de la población en los centros urbanos o de la industria). Las tres últimas dependen en gran medida del manejo que se haga del agua disponible, es decir, del factor humano.