LEGADO DE LUIS NISHIZAWA: DEL PAPEL A LOS MUROS

La llama del muralismo mexicano vive en la Universidad Nacional. No sólo algunas de las obras más importantes del movimiento adornan las paredes de la institución y enriquecen la experiencia académica de sus estudiantes. En la Facultad de Artes y Diseño (FAD), ubicada en Xochimilco al sur de Ciudad de México, el Taller 130 –Luis Nishizawa– guía a los alumnos en las particularidades e historia de esta disciplina artística.

Actualmente, el taller está bajo la tutela del artista Alfredo Nieto Martínez, quien fue discípulo de Nishizawa y, por ello, dijo en entrevista, se siente orgulloso de seguir con el legado del maestro mexiquense:

“Fui su ayudante y discípulo durante casi 25 años. Fue mi maestro; después con él trabajé el mural, conocí e inicié el trabajo dentro de la Facultad. Dirigir el taller es una responsabilidad, pero también un privilegio.

“La responsabilidad está fundamentada en todo el conocimiento, el bagaje que dejó él dentro de la institución, en México, en seguir diseminando todos los conocimientos. Impactó en el trabajo de mucha gente durante décadas y lo sigue haciendo. De hecho, mucho del conocimiento que se va trabajando fuera de la escuela emerge de ella. A nivel nacional, con él dimos cursos por toda la República. Seguir con ese conocimiento y enseñarlo es un honor”, consideró el doctor en Artes y Diseño.

Nieto, quien estrenó el mural Vocación por la vida en el 2021 como un homenaje al personal de enfermería que trabajó durante la pandemia, comentó que anteriormente el taller estaba centrado en estudiantes de séptimo y octavo semestre, aunque ahora se ha extendido a los de quinto y sexto.

Aquellos que pasen por el aula, apuntó, aprenderán “cuestiones fundamentales del muralismo mexicano; conocerán, claro, un poco la historia y sus antecedentes. Lo importante de este taller es que sigue con ese conocimiento de los muralistas, porque de aquí emergieron”.

También se dan “cuestiones técnico-conceptuales como el fresco, se enseña a usar piroxilina, silicato, temple, óleo, entre otras técnicas. Conceptos como la poliangularidad, el entender el muro cabalmente, cómo se hace una composición o se determina qué pintar, cómo se elabora un soporte movible. Es decir, aspectos desde los más elementales técnicos y el marco histórico de nuestra escuela, hasta todos los conocimientos necesarios para poder realizar un mural. La enseñanza es completa, pero sólo se hace a lo largo de un año, el tiempo es muy poco”, subrayó.

Asimismo, como parte de la clase, las y los futuros profesionistas tienen la oportunidad de asistir en proyectos murales dentro y fuera de la Universidad Nacional, en lugares como otras instituciones educativas, organizaciones civiles, espacios gubernamentales o sociales en comunidades distribuidas por todo el país.

Para Alfredo Nieto, la experiencia ganada en este tipo de proyectos es invaluable para sus pupilos: “Últimamente mis alumnos han tenido dos veces continuas la Medalla Gustavo Baz Prada por el Mejor Servicio Social, dado que se ha trabajado en comunidades muy alejadas de la ciudad, haciendo trabajos tan importantes como decorar iglesias, palacios municipales y otras instancias públicas”.

“El mural es algo ya muy tradicional, México es un país de muralistas y no solamente por el muralismo mexicano, sino desde el mundo prehispánico México está lleno de obra mural. Es un tema fundamental en una escuela de artes”, afirmó el maestro en pintura.

Legado

Tener la oportunidad de aprender conceptos y técnicas ligadas a la herencia mural de la nación es significativo, argumentó el profesor, ya que la Universidad es cuna de este movimiento artístico y varios de sus exponentes más destacados pasaron por sus aulas o impartieron su conocimiento en las mismas.

“Lo más cercano al conocimiento muralista, reitero, está en este taller. En particular, aquí el maestro Nishizawa conoció a Julio Castellanos, a Chávez Morado, Alfredo Zalce, inclusive Siqueiros presentó a Nishizawa en una exposición en el Museo de Arte Moderno en México”, recordó y agregó:

“Es decir, había una cercanía académica de amistad con los muralistas, tanto con la primera y la segunda generación; con la segunda es muy directa porque fueron maestros de la escuela (como Chávez Morado o Castellanos)”.

“Pienso que los alumnos cuando llegan pueden tener esa seguridad de entrar en el conocimiento tradicional y aprender de primera mano preceptos, ideas, técnicas y procedimientos de materiales que se usaron durante el muralismo. Es lo que ha vuelto esta escuela tan importante; aquí se enseña desde cuestiones muy técnicas y elementales, hasta la destilación de conocimientos nuevos y conceptos revolucionarios del arte”, destacó.

Fotos: Juan Antonio López.

Disciplina viva

Alfredo Nieto Martínez refirió que durante un tiempo cayó en desuso debido a la Generación de la Ruptura, un grupo de artistas que se desarrolló durante los años 50 y 60 del siglo pasado en aparente oposición con las dos primeras generaciones de muralistas mexicanos, incluso varios de ellos impartieron clases en la FAD.

Sin embargo, gracias al empuje de Luis Nishizawa y otros de sus colegas el tema regresó con fuerza a las aulas. Así lo explicó el especialista:

“Es algo importante señalar que durante muchos años en esta Facultad se comenzó a segregar un poco la posibilidad de enseñar Mural aquí; pienso que había un poco de celo en los maestros de los años 60. Los conocimientos comenzaron a quedarse allí, sin transmitirse a los alumnos. En los años 80, lo retomamos nosotros. Viendo la importancia, no solamente del movimiento como tal –porque a nivel nacional era muy soso, no existía–, tuvimos que reavivar un poco la enseñanza del mural en la Facultad”.

“La relevancia es porque ahora en todo el mundo se hace mural, todo mundo se ha abanderado con el muralismo, como si cada quien tuviera la verdad en cada lugar. Sin embargo, la realidad es que el conocimiento verdadero está aquí en los talleres de la FAD y es lo que se sigue enseñando”, aseveró.

Vocación

Al ser cuestionado sobre qué aptitudes y herramientas necesita un estudiante interesado en la materia, el maestro Nieto subrayó que antes de cualquier cosa es necesario un cambio de perspectiva y la apertura necesaria para llevarlo a cabo.

“Los jóvenes llevan una currícula de materias, y cuando llegan a Mural es un poco complicado cambiarles el esquema, el chip de trabajar desde lo pequeño a lo monumental. Este brinco es un gran problema, hay que trabajar mucho sobre ello. Deben aprender a dibujar en grande, conocer composición, mucha geometría, un poco como arquitectos entender de manera más abstracta el espacio, desarrollar esta capacidad para manejarlo. Trabajamos en papel, pero primeramente el cambio es en la cabeza, somos un poco más analíticos”, distinguió.

Además acotó: “La gente que quiera entrar a hacer mural debe de tener esa facilidad para comprender el espacio. No necesariamente que el mural tenga que ser monumental –los hay pequeños–; no obstante, el buen muralista debe estar preparado para hacer algo extraordinariamente grande, trabajar con espacios geométricos en lugares que arquitectónicamente son complicados. Por eso, decía que no es tan fácil que de pronto cualquiera surja y por ser capaz de hacer un monote grandote, necesariamente es un muralista”.

“Debe de haber ese talante del joven, debe tener esa pasión por el trabajo y el estudio de los espacios, de las técnicas, del dibujo, el manejo de ideas. No pensar sólo en lo plano: es murote y hago un dibujote, le pongo un monito. Quien quiere estudiar muralismo tiene que entender mucho más la especialidad de la arquitectura, entender la composición y técnicas”, aseguró.

Nieto invitó a los posibles interesados a imaginar la importancia que tuvo el muralismo, no sólo para México:

“Fue el único movimiento que salió de América para el mundo, salió de nuestra escuela. Debemos recordar que esto es una escuela, es un semillero de donde han y siguen saliendo los mejores artistas. Sucede que en el extranjero se está haciendo más mural que aquí y se pretende pensar que porque se hacen más son los herederos del muralismo. No, la herencia del muralismo está en los muros de la Universidad y en la Facultad, está en los conocimientos que se tienen dentro de ella y que se siguen dando desde hace más de 30 años”.

Muro de prácticas de la FAD. Foto: Gerardo Vázquez/AFMT/IIE/UNAM.
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