Libro documenta la presencia de libaneses en México

Se basa en indagaciones realizadas en distintos archivos por el sociólogo e historiador Carlos Martínez Assad

Desesperados por la situación agobiante que vivían bajo el yugo del Imperio Otomano, diversos grupos de inmigrantes libaneses llegaron a nuestro país hace más de cien años para integrarse a la sociedad mexicana.

“Vinieron como otomanos y aquí comenzaron a desarrollar su identidad como miembros de un pueblo que traía consigo una gran capacidad de adaptación a nuevas circunstancias y una herencia fenicia, la cual se manifestaría mediante su vocación por el comercio”, dice Carlos Martínez Assad, integrante del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM y autor del libro Libaneses. Hechos e imaginario de los inmigrantes en México, publicado por la mencionada entidad universitaria.

De acuerdo con Martínez Assad, debido a que los libaneses que se asentaron en nuestro territorio y los mexicanos compartían ciertos valores, pronto hubo matrimonios mixtos entre ellos.

Industria textil

“Esto permitió a los libaneses instalarse en el país con facilidad y emprender diferentes negocios. Posteriormente, al progresar en este ámbito, se dedicaron a la industria, y en especial a la textil. A medida que México avanzó en el proceso de modernización, se sumaron a él no sólo en el ramo industrial, sino también en el financiero y el bancario.”

Asimismo, el capital libanés tuvo un fuerte impacto en la industria cinematográfica mexicana, sobre todo durante la llamada Época de Oro.

“En ella participaron, en su papel de productores, directores y artistas, muchos descendientes de libaneses, como Miguel Zacarías, Antonio Badú, Jorge Che Reyes y Mauricio Garcés, y aún en nuestros tiempos siguen destacando no pocos actores y actrices de este origen, como los hermanos Bichir, José María Yazpik y Salma Hayek”, comenta el investigador universitario.

En cuanto a las letras y la dramaturgia, descendientes de libaneses como Jaime Sabines y Héctor Azar sobresalieron también. Y no se diga en la ciencia, la medicina y la política.

“Además, los libaneses hicieron aportaciones fundamentales a la gastronomía mexicana. Por ejemplo, se puede asegurar que el shawarma –un platillo oriental que se consume abundantemente en Líbano y que consiste en finas rebanadas de carne apiladas en forma de cono y cocinadas en un asador vertical– es el origen de los tacos al pastor”, agrega Martínez Assad.

Inmigrantes

Los inmigrantes buscaron no uno, sino varios sitios para vivir. Es más, según Martínez Assad, prácticamente no hay una ciudad importante del país donde hoy en día no residan familias de origen libanés.

“Una enorme cantidad de libaneses entró a México por Puerto Progreso y se estableció en Yucatán. Incluso ésta sigue siendo una entidad con muchas familias de ese origen, lo mismo que la capital del país, Veracruz, Puebla, Oaxaca, Tehuantepec, Pachuca, Tulancingo, Guadalajara, León, Monterrey, Tampico, Torreón… Así pues, a diferencia de otros inmigrantes con una delimitación muy clara, ellos se diseminaron por lugares muy variados.”

Hasta la fecha no se dispone de un censo preciso. Sin embargo, Martínez Assad calcula que en México viven en la actualidad entre 300 mil y un millón de descendientes de libaneses.

“Debemos tomar en cuenta que muchas familias como la mía están compuestas por una madre libanesa y un padre mexicano, o viceversa. De cualquier modo, creo que la presencia de esta comunidad en el país es tan notable como la judía”, indica el universitario.

Libaneses. Hechos e imaginario de los inmigrantes en México es un libro que se basa en investigaciones realizadas por Martínez Assad en archivos de México, Francia, Líbano y otros países de Medio Oriente, y que ayuda a entender los problemas que estos inmigrantes debieron enfrentar a su llegada al país, pero también los éxitos que alcanzaron por su tenacidad y sus habilidades en múltiples áreas de la economía. Ya está a la venta en las librerías de la UNAM.

También podría gustarte