Échale un ojo a López Velarde, impresionante poeta

Impresiona un poema que anuncia o quiere la paz en tiempos de gran aspereza nacional, dijo Gonzalo Celorio

Foto: Grandes Maestros UNAM.

El 19 de junio de 2021 se cumplen 100 años de la muerte del poeta Ramón López Velarde. La Coordinación de Difusión Cultural, por medio del programa Grandes Maestros. UNAM, preparó un ciclo de cuatro charlas en torno a su figura y su obra, incluido material poco conocido del autor zacatecano, como las cartas intercambiadas con Margarita Quijano, “su musa”.

En la primera sesión del ciclo Ramón López Velarde. A Tres Voces, el coordinador del mismo, Gonzalo Celorio, comentó que la obra de López Velarde se inscribe en la tradición de la poesía lírica, y bien se podría describir con las mismas palabras que el poeta Xavier Villaurrutia usó en la década de los 40 para caracterizar a la poesía mexicana en general: “Predomina la lírica sobre la épica; profesa un amor por la forma; es íntima, confidencial, de tono menor, susurrante, pudorosa y proclive al silencio”.

Cuarteta de binomios

Agregó que se puede entender a partir de una cuarteta de binomios, de dicotomías que persisten a lo largo de su producción y que la definen. “La primera es la dicotomía entre el modernismo y la modernidad; otra es entre la capital, donde vive sus últimos años, y su lugar natal; entre el sustantivo y el adjetivo; y entre la gracia y el pecado”.

Sobre la primera, el escritor y catedrático afirmó que la temática de los poemas de Velarde se encuentra en el premodernismo, sin embargo, la forma se puede ubicar en el posmodernismo. “En ello reside, en buena medida, la originalidad del poeta zacatecano”.

La dualidad entre la capital y la provincia se revela en el uso “forzado y prestigioso” de “palabras domingueras” que, en vez de ocultar su provincianismo, lo delata. Sin embargo, aclaró, “no se puede clasificar como poeta provinciano. El lujo, la brillantez, la sonoridad, la riqueza, el colorido, la abundancia del vocabulario modernista aplicado a la poesía, libera a la provincia del pintoresquismo vernacular de los costumbristas”.

De la dicotomía entre el sustantivo y el adjetivo, Celorio resaltó el particular uso de este último por Velarde. “Con mucha frecuencia usa el adjetivo para violentar al sustantivo, para retarlo, para subvertirlo, incluso, para corromperlo, es decir, modifica su esencia y nos entrega entonces una imagen inédita que ya no procede de una relación afortunada, sino de la creación temeraria. Cuando habla de ‘orgía matinal’ es casi un oxímoron porque la relacionamos con un ámbito nocturno”.

Y la dualidad entre la gracia y el pecado se aprecia cuando toca temas que pugnan entre el bien y el mal, entre el ángel guardián y el demonio estrafalario, la virginidad y el deseo carnal, que son elementos, además, constitutivos, morales, éticos y estéticos de su poética.

Hace un siglo

Celorio celebró Suave patria, acaso el poema más conocido de Velarde. “Es un poema civil, de corte nacional, habla de la Patria que guardamos en la memoria con una actitud identitaria; es un poema escrito hace un siglo, todavía en tiempos muy ásperos, está todavía terminando la guerra de facciones de la Revolución Mexicana, ha llegado al poder Álvaro Obregón, se anuncian tiempos de paz, pero no deja de ser muy impresionante que Ramón López Velarde escriba un poema que se llame la Suave Patria cuando se han vivido muchos años de una gran aspereza nacional. Es un poema que anuncia o quiere la paz. Y que habla de una patria suave, ya no es la patria incendiaria, nacionalista, exacerbada; la describe de una manera muy cercana, doméstica, cariñosa”.

Desde el inicio, aseveró Celorio, hay una declaración de principios líricos:

Yo que sólo canté de la exquisita/ partitura del íntimo decoro/ alzo hoy la voz a la mitad del foro/ a la manera del tenor que imita/ la gutural modulación del bajo/ para cortar a la epopeya un gajo.

“Es una maravilla porque está hablando de que, a pesar de que va a cantar a la Patria, él, que siempre cantó con un exquisito decoro, ahora alzará la voz, va a asordinar su voz para que se corresponda con el espíritu lírico de esta tradición, y con la imagen lírica que también quiere dar de la propia Patria”, sostuvo.

Es la dualidad entre lo patriótico y lo íntimo, entre el tema nacional y el tono lírico, lo que le concede un valor inusitado al poema. “Nos identificamos con él mucho más, quizás, que con el himno nacional”, dijo el también director de la Academia Mexicana de la Lengua.

La última sesión se transmite el miércoles 23 de junio en la página de YouTube de Cultura en directo.UNAM.

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