Charla de Javier Garciadiego en el CCH Oriente
“Los historiadores experimentamos a través de cabezas ajenas”
Habló de la trayectoria, el legado y la vigencia de Ricardo Flores Magón
Los jóvenes deben educarse y formarse para el futuro, pues son el porvenir del país, afirmó Javier Garciadiego Dantan, doctor honoris causa por la UNAM, al sustentar la conferencia “Ricardo Flores Magón: trayectoria, legado y vigencia”, en el CCH Oriente.
El estudioso en ciencia política resaltó que ser alumna o alumno del CCH les garantiza estudiar en la mejor universidad del país. Por eso, subrayó, no deben perder esa oportunidad, que jóvenes de otras instituciones anhelan tener.
Ante un recinto abarrotado en la Biblioteca Guillermo Haro, Garciadiego afirmó que las y los jóvenes deben prepararse adecuadamente, aprovechar la oportunidad que les da la Universidad Nacional para alcanzar una magnífica educación. “Hagan una excelente carrera después de sus estudios en el CCH, y elijan bien su profesión”, recomendó al estudiantado.
Acompañado por Patricia García Pavón, directora de esta entidad educativa, y de Hugo Casanova Cardiel, del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y de la Educación Superior, el ponente, maestro en Historia por la Universidad de Chicago, en una charla amena con las y los estudiantes, dijo que “los historiadores experimentamos a través de cabezas ajenas; la historia es la más bonita de las disciplinas porque nos permite vivir dos vidas: la nuestra y la del pasado”.
En su exposición, manifestó su agradecimiento por la convivencia juvenil cecehachera, y destacó que es interesante ver la historia de un personaje desde una perspectiva cabal, crítica, objetiva, rigurosa, y no solamente a partir de una apariencia estrictamente política.
Por ello, aclaró, le interesa la historia que, a su vez, tenga como principal referente el presente; es decir, una historia con un antes y un después. Tampoco le asusta el uso político que se haga de ella, pues siempre ha estado vinculada a la política para legitimar gobiernos, movimientos de oposición, identidad de países, grupos o religiones. Así, la historia es una parte viva de todas las sociedades y comunidades. De ahí el interés de que la historia de Flores Magón se conociera en un CCH, apuntó.
El ponente se preguntó por qué se decretó, por parte del Congreso mexicano y del actual presidente de la nación, que 2022 fuera el año de Ricardo Flores Magón. La repuesta fue sencilla, dijo, pues se cumplieron 100 años de su fallecimiento, ocurrido en un “20-21 de noviembre de 1922”.
Ricardo Flores Magón, expresó Garciadiego, nació destinado a ser un personaje mítico de nuestra historia, que puede ser una causalidad, pues murió un 20 de noviembre y nació un 16 de septiembre; simple coincidencia para el caso de dicho personaje. Es “parcialmente conocido y nombrado como precursor de la Revolución mexicana, pero sólo los últimos años de su vida, pues en consonancia con su muerte no puede ser considerado predecesor de este movimiento”.
Mencionó que se homenajeó a una personalidad por la mitad de su existencia y a un hombre “que sí fue precursor y crítico de la revolución, pero, además, con la duda de cómo un jefe de Estado halaga a un anarquista que es el congénito y enemigo consolidado del Estado”. Al gobierno mexicano le interesó sólo la primera parte de esa vida, de iniciador de la Revolución, aclaró el conferencista.
Reiteró que hay dos etapas en la vida de Flores Magón –de precursor y crítico–; sin embargo, ahí no se queda su biografía que se representa en varios momentos o periodos, pues en la historia se cambian los contextos y las actitudes. “Como personas debemos reinventarnos ante cada problema de la vida, porque seguramente no vamos a tener sólo uno”.
Reinvéntense, aconsejó a los estudiantes, como lo hizo esta personalidad que inicia con su etapa familiar en el pueblo de San Antonio, en el estado de Oaxaca, al pertenecer a una clase media que emigró a Ciudad de México para estudiar en las mejores escuelas, en las que Jesús –el mayor–, Ricardo y Enrique Flores Magón se integran como estudiantes de la Escuela Nacional Preparatoria y en la Escuela de Jurisprudencia.
Recordó que en los centros educativos no sólo se obtiene un conocimiento disciplinario, también conciencia cívica y ciudadana, además de orientaciones filosóficas. Y, en el caso de Ricardo Flores Magón, al estudiar en la prepa y en la Escuela de Jurisprudencia, aun cuando no haya concluido sus estudios en ese nivel, se convirtió, como todos los jóvenes de esa época, en positivista. Eso fue importante para su vida porque “privilegió lo real, no lo ideal, el ser lo que es”. Eso es lo fundamental en él, porque buscó el conocimiento riguroso de las cosas, para dar una perspectiva científica, un análisis objetivo, tal como lo planteaba el positivismo a principios del siglo XX.
Al contestar algunas preguntas del público, el ponente mencionó que un buen Estado es más que gobierno, no sólo es el aparato gubernamental. “Lo primero que debemos hacer para tener un buen Estado es la participación de la sociedad, interesarse en la política, criticar y apoyar cuando sea necesario; votar, trabajar bien en lo nuestro, cualquiera que sea tu profesión u oficio”.
Para tener un buen Estado se necesita, concluyó, “de buenos políticos, y creo que la clase política de hoy en día está en deuda con nosotros”.