Campo fascinante de estudio en neurociencia

Los olores influyen en las emociones, recuerdos y salud cerebral

Investigaciones recientes revelan que nuestra capacidad olfativa es capaz de detectar hasta un billón de aromas

Foto: MART PRODUCTION / Pexel.

El sentido del olfato es uno de los más antiguos y fundamentales para los mamíferos, incluido el ser humano, aunque históricamente ha sido subestimado frente a otros sentidos como la visión o la audición. Sin embargo, investigaciones recientes han revelado que nuestra capacidad olfativa es sorprendentemente avanzada, capaz de detectar hasta un billón de aromas. La percepción olfatoria se ve influenciada por factores como la edad, el sexo y ciertas condiciones de salud, y está íntimamente conectada con el cerebro, especialmente con las áreas relacionadas con la memoria y las emociones.

El olfato no sólo es crucial para la percepción de aromas, sino que también juega un papel importante en nuestra salud cerebral y emocional. Investigaciones han demostrado que la disminución de la capacidad olfatoria puede ser un indicativo temprano de enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer y el Parkinson. Además, la exposición a ciertos aromas tiene el potencial de mejorar la memoria y la plasticidad cerebral, abriendo nuevas posibilidades terapéuticas.

Una de las áreas más fascinantes del olfato es su vínculo con las emociones. La conexión directa entre el sistema olfativo y el sistema límbico del cerebro permite que los olores evoquen recuerdos y sentimientos de manera intensa. Según el investigador Fernando Peña Ortega, quien estudia el olfato en el Instituto de Neurobiología de la UNAM, el cerebro utiliza el olfato para hacer más eficiente la memoria olfatoria. Destaca que el hipocampo y la corteza entorrinal, estructuras del sistema límbico, son claves para la respuesta emocional ante estímulos olfativos, lo que explica cómo ciertos olores pueden generar reacciones emocionales profundas.

Fernando Peña Ortega subraya la importancia de detectar aromas en el entorno, ya que estos pueden indicar fuentes de comida o la presencia de predadores. Esta capacidad adaptativa tiene una base evolutiva que ha sido fundamental para la supervivencia de los seres humanos y otros mamíferos.

La memoria olfatoria, por otro lado, es un fenómeno fascinante. Los aromas no sólo evocan recuerdos más antiguos y profundos que otros estímulos, sino que también permiten que revivamos momentos específicos de nuestras vidas. Este fenómeno, relacionado con la memoria autobiográfica, se debe a la forma en que el cerebro procesa los olores, vinculándolos con experiencias emocionales pasadas. Es lo que se conoce como el «efecto Proust», cuando un simple olor transporta a una persona a recuerdos de su infancia, como en la famosa obra de Marcel Proust. En este sentido, los olores ayudan a recordar y también nos conectan con nuestras experiencias emocionales más significativas.

El olfato también tiene aplicaciones prácticas en terapias como la aromaterapia, que utiliza aceites esenciales para mejorar el bienestar emocional y aliviar trastornos como el estrés y la ansiedad. A través del entrenamiento olfatorio, que consiste en la exposición repetitiva a diversos aromas, se ha demostrado que es posible mejorar la capacidad olfativa y la salud cerebral. Este tipo de entrenamiento es utilizado para la recuperación de personas con pérdidas olfativas y para mejorar el bienestar emocional y cognitivo de los pacientes.

El sentido del olfato también está siendo explorado en profesiones especializadas como la sumillería y la perfumería. Sumilleres entrenados para identificar y describir complejos aromas en vinos, y perfumistas expertos en combinar esencias nos enseñan que la percepción olfativa es una habilidad que se puede afinar con la práctica. La plasticidad neuronal del olfato permite que el cerebro se reorganice y refine sus capacidades sensoriales a medida que se expone repetidamente a nuevos estímulos.

En resumen, el olfato es un sentido mucho más complejo y relevante de lo que tradicionalmente se ha creído. Su relación con la memoria, las emociones y la salud cerebral lo convierte en un campo fascinante de estudio en neurociencia. Desde la evolución hasta la aplicación terapéutica, el sentido del olfato tiene un impacto profundo en nuestra vida diaria, ayudándonos a percibir nuestro entorno y a conectar emocionalmente con él. Como señala Peña Ortega, el olfato no sólo está vinculado con la percepción sensorial, sino también con nuestras respuestas emocionales y conductuales que tienen profundas raíces evolutivas.

*Laboratorio de Percepción y Producción del Habla
del Instituto de Neurobiología de la UNAM


  • Peña-Ortega, F. (2024) “El olfato, la respiración y la actividad cerebral”. Revista Ciencia AMC. 75(1) 20- 25.
  • Chu, S., & Downes, J. J. (2000). Odour-evoked autobiographical memories: psychological investigations of proustian phenomena. Chemical senses, 25(1), 111–116. https://doi.org/10.1093/chemse/25.1.111
  • Lv, X. N., Liu, Z. J., Zhang, H. J., & Tzeng, C. M. (2013). Aromatherapy and the central nerve system (CNS): therapeutic mechanism and its associated genes. Current drug targets, 14(8), 872–879. https://doi.org/10.2174/13894501113140800
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