Los sismos, motivo de reflexión científica

Expertos de Ingeniería elaboran, con el Gobierno de la Ciudad de México, una ley de edificación que permitirá establecer cuáles son las responsabilidades de cada uno de los actores en el proceso de construcción

Los sismos del 7 y 19 de septiembre de 2017, así como el de 1985, son motivo de reflexión sobre la mitigación de riesgos y prevención, además de la importancia de la investigación científica en la materia, señaló Jaime Urrutia Fucugauchi, experto del Instituto de Geofísica y miembro de la Junta de Gobierno.

El investigador emérito recordó que expertos de la Universidad han revisado las deformaciones del terreno en las placas tectónicas en la costa del Pacífico; desde hace tiempo se mantiene colaboración con Japón en la instalación de sismógrafos de fondo mediante el uso de barcos de la UNAM.

“Lo anterior ha permitido contar con estudios de la estructura del fondo que es subducido y comprender la sismicidad, sobre todo los temblores de mayor magnitud.”

Temor y zozobra

Dionisio A. Meade, presidente de Fundación UNAM, consideró que los sismos son un tema asociado casi siempre al temor, zozobra, incertidumbre y, por muchos siglos, a la imposibilidad práctica de anticiparlos para conocer cuándo y cómo suceden, así como su intensidad.

La coincidencia del 19 de septiembre, agregó, “ha hecho pensar una y otra vez qué hay detrás de estos eventos que se han interpretado con magia hasta con conocimiento mejor de las placas tectónicas que explican estos movimientos”.

Sergio Alcocer Martínez de Castro, investigador del Instituto de Ingeniería y miembro del Consejo Directivo de Fundación UNAM, informó que expertos de la entidad académica elaboran, con el Gobierno de la Ciudad de México, una ley de edificación que permitirá establecer cuáles son las responsabilidades de cada uno de los actores en el proceso de construcción.

Dijo que los sismos no pueden predecirse, pero la infraestructura erigida con base en normas y reglamentos tendrá buen comportamiento durante uno de estos sucesos.

“Hemos aprendido, tristemente, que aquellos edificios que tienen grandes huecos -como ocurre en los de 8 o 10 pisos, o en esquinas, o que fueron mal construidos, donde no se limpian las juntas constructivas, y se golpetean, sin cuidado a la humedad o en evitar que se corroa el acero de refuerzo- pueden sufrir daños e inclusive colapsar”, expuso.

Importante, la investigación en la materia para prevenir y mitigar riesgos.

Reglamento de construcciones

Momentos antes de la presentación del programa Tlalollin, cuando la Tierra se Mueve, de la serie Ciencia en Todos Lados, Alcocer destacó que como parte de la nueva ley, también se trabaja para contar con un reglamento de construcciones.

“Éstos son documentos de observancia obligatoria que buscan proteger a la sociedad. Establecen requisitos mínimos de lo que se debe diseñar ante sismos o ante viento; no un documento de referencia”, enfatizó.

La norma a la que se dedican los expertos universitarios dará sustento al reglamento con una distribución más definida de responsabilidades y atribuciones, a fin de incentivar que se realicen mejores construcciones.

Una lección que dejaron los movimientos telúricos de 2017, concluyó el especialista, es la importancia de la divulgación del conocimiento, no solamente con los expertos, ya que para lograr incrementar la resiliencia se requiere igualmente sensibilizar y empoderar a todos y cada uno de los actores que intervienen en dichos procesos.

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