Ludwig van Beethoven compone su Lied Adelaide

Está basado en el poema del mismo nombre, escrito por el poeta alemán Friedrich von Matthisson. Se convirtió en uno de los mayores éxitos en su vida.

Además de las sonatas para violonchelo en fa mayor y sol menor, en febrero de 1797 se publicaron otras obras de Beethoven: la Sonata para piano a cuatro manos, opus 6, las Doce variaciones sobre una danza rusa, dedicadas a la condesa Anna Margarete von Browne, y el lied Adelaide, sobre un poema del poeta alemán Friedrich von Matthisson.

A Beethoven le apasionaba el poema de Matthisson, y durante más de dos años trabajó arduamente para ponerle música.

“Las cuatro estrofas del poema evocan imágenes de la amada, inspiradas por la naturaleza, y cada verso termina con una extasiada repetición del nombre: ‘¡Adelaide!’ En el último verso, el poeta imagina su tumba y una flor púrpura brotando de las cenizas de su corazón, con el nombre ‘Adelaide’ inscrito en cada pétalo”, comenta Jan Swafford.

Con el tiempo, el lied Adelaide, que probablemente fue compuesto como parte del cortejo de Beethoven a la contralto Magdalena Willmann (a quien había conocido en su ciudad natal), se convertiría en uno de los mayores éxitos en la vida del compositor.

Más adelante, Beethoven concluyó la Sonata para piano número 4 en mi bemol mayor, opus 7, “Gran sonata”, dedicada a la condesa Babette de Keglevic, una alumna de piano aún adolescente a la que posteriormente le dedicaría también las Diez variaciones sobre el dueto “La stessa, la stessissima”, de la ópera Falstaff, de Antonio Salieri, el Concierto para piano número 1 en do mayor, opus 15, y las Seis variaciones sobre un tema original, opus 34.

A finales de ese año, Beethoven cayó enfermo de tifus, padecimiento que en aquella época causaba casi siempre la muerte y que en muchas ocasiones afecta al oído.

Apenas se recuperó al cabo de varias semanas, volvió al trabajo y terminó las Variaciones para dos oboes y corno inglés sobre el aria “La ci darem la mano”, de la ópera Don Giovanni, de Mozart, una sonata para piano que, junto con otra, integraría su opus 49, los tres Tríos para cuerdas, opus 9, las tres Sonatas para piano, opus 10, el Trío para clarinete, opus 11, y las tres Sonatas para violín, opus 12, dedicadas a Antonio Salieri.

En 1798, Beethoven conoció a Carl Friedrich Amenda, quien había abandonado su carrera como violinista virtuoso para estudiar teología. Los dos se hicieron inseparables, a tal grado que, si uno aparecía solo por las calles de Viena, los transeúntes preguntaban a gritos dónde estaba el otro.

Se cuenta que una vez, luego de que Beethoven improvisó al piano solo para Amenda, éste dijo que le entristecía que una música tan maravillosa se perdiera para el mundo, a lo cual el compositor exclamó: “¡Te equivocas!”, y volvió a tocar, nota por nota, la pieza entera.