Marchan 400 mil al Zócalo

- Una bandera rojinegra se iza en el asta
- Violento desalojo en la Plaza de la Constitución

180827-Suple68-11_dia27En camiones de pasajeros de todas las líneas, miles de jóvenes llegan por la avenida Paseo de la Reforma a los alrededores del Museo Nacional de Antropología y se suman a sus contingentes. En punto de las 17 horas, la manifestación convocada para hoy sale con rumbo al Zócalo.

El recorrido hasta la Plaza de la Constitución y el mitin posterior se prolongan cuatro horas con 30 minutos (el último contingente arriba a las 21 horas). Según el diario El Día, marchan unas 400 mil personas, más del doble de quienes asistieron a la manifestación del pasado 13 de agosto.

Al llegar frente a Palacio Nacional, los estudiantes increpan a gritos al presidente Díaz Ordaz. Llueve. La multitud grita a coro: “Sal al balcón, chango hocicón…” “Díaz Ordaz, buey, buey, buey…”. Y entonan, con la melodía de la canción Di por qué, de Francisco Gabilondo Soler:

Di por qué, dime Gustavo,
di por qué eres cobarde,
di por qué no tienes madre,
dime Gustavo por qué.

En el mitin participan seis oradores: tres estudiantes (uno de la UNAM: Roberto Escudero, otro del IPN: Arnulfo Barrón y otro más de la Escuela Nacional de Agricultura de Chapingo: Luis Tomás Cervantes Cabeza de Vaca), dos representantes de la Coalición de Profesores de Enseñanza Media y Superior proLibertades Democráticas (Heberto Castillo y Fausto Trejo), un obrero de Naucalpan y una madre de familia. Desde el techo de un camión del IPN, casi todos arremeten contra el gobierno, los líderes obreros y los representantes de los poderes Legislativo y Judicial.

Se lee una lista de 87 detenidos y una carta de Demetrio Vallejo, líder ferrocarrilero encarcelado. Un policía se sube a la tribuna, afirma que él tiene dignidad, se quita el uniforme y lo pisotea, llorando. Roberto Escudero toma el micrófono y habla acerca de “la tiranía, la dictadura y la injusticia”; exige que Díaz Ordaz comparezca ante el pueblo. Varios estudiantes piden permiso en la Catedral Metropolitana y, con la autorización de la Mitra, un grupo entra en ella, sube a las torres y hace repicar las campanas.

Después, otros jóvenes izan una bandera rojinegra en el asta de la Plaza de la Constitución.

Hacia el final del mitin, un dirigente del CNH, Sócrates Amado Campos Lemus, toma el micrófono y pregunta a la multitud si está de acuerdo en que las pláticas con las autoridades sean públicas, con la presencia de la radio y la televisión. La respuesta es unánime: “¡Sííí!” A continuación, la gente corea “¡Zó-ca-lo!, ¡Zó-ca-lo!” y “¡pri-me-ro!, ¡pri-me-ro!”. Entonces, en medio de una gritería ensordecedora, Campos Lemus anuncia que, “por acuerdo”, el diálogo con el gobierno será ahí, en el Zócalo, el día primero de septiembre, a las 10 de la mañana. Luego propone dejar una guardia permanente en ese sitio hasta el día señalado, a lo cual accede la multitud… Y como cierre del mitin, el estudiante pide a todos cantar “nuestro glorioso himno nacional”.

Se forman campamentos en la plancha del Zócalo. Horas después, las puertas de Palacio Nacional se abrirán para dejar salir no a representantes que dialoguen con ellos, sino a tanquetas repletas de soldados.

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Expulsan a estudiantes en la madrugada

180827-Suple68-11_dia28Cuando faltan 10 minutos para la una de la mañana, por los altavoces de la Plaza de la Constitución se pide a los tres mil estudiantes que hacen guardia ahí, a la espera de que las autoridades resuelvan las peticiones plasmadas en el pliego petitorio del CNH, que la desalojen pacíficamente.

Como los estudiantes no hacen caso a éste y a dos avisos más, a la una con siete minutos, miembros del Ejército, de la Policía, de la Dirección General de Tránsito y del Cuerpo de Bomberos entran en acción y, apoyados por seis tanques ligeros, un centenar de patrullas y una docena de motocicletas, los obligan a abandonar el Zócalo, correteándolos por las calles 5 de Mayo, Madero y 16 de septiembre. Toda la operación no dura más de 12 minutos.

En la Plaza de la Constitución sólo queda ondeando al viento la bandera rojinegra izada en el asta monumental y unas cuantas fogatas donde se consumen algunos carteles y pancartas exhibidos durante el mitin de la noche anterior.

En la esquina de Isabel la Católica y Madero, los estudiantes en fuga detienen un tranvía y lo atraviesan a media calle para impedir el paso de los soldados que los persiguen. Posteriormente, en la esquina de San Juan de Letrán y Madero, varios jóvenes improvisan un mitin, durante el cual despotrican contra las autoridades y llaman al pueblo a unirse a su lucha.

Un grupo de soldados ingresa en el Hotel del Prado y golpea estudiantes, pero ante las protestas del público opta por abandonar el local.

Bajo la amenaza de golpearlos y romperles sus cámaras, los soldados detienen a algunos fotógrafos de prensa y les quitan sus rollos. Corretean a los jóvenes hasta la glorieta de El Caballito, donde a culatazos le rompen los cristales a una camioneta de la UNAM y golpean a sus ocupantes, la mayoría mujeres. Finalmente reciben la orden de regresar al Zócalo.

Al mediodía, miles de burócratas son obligados a ir al Zócalo a una manifestación oficial de desagravio a la bandera. Mientras son transportados en camiones, van gritando: “¡No vamos, nos llevan! ¡No vamos, nos llevan!” Muchos estudiantes también se hacen presentes y piden poner la bandera nacional a media asta, por lo que el Ejército interviene, otra vez, violentamente; incluso agreden a los burócratas que asisten al acto.

En toda la zona se suscitan numerosos choques entre grupos de jóvenes y tropas y policías, y se escuchan disparos procedentes de la esquina de Donceles y Argentina. Durante el resto del día continúan los enfrentamientos y los arrestos.

A las 23 horas, unidades mecanizadas del Ejército son colocadas frente a Palacio Nacional, con órdenes de disparar si algún grupo intenta avanzar sobre ese edificio.

Entretanto, Heberto Castillo es atacado por agentes de la policía frente a su casa, en el sur de la ciudad. Ese mismo día, en un congreso realizado por la Confederación Nacional Campesina (CNC) en Bellas Artes, su líder, el priísta Augusto Gómez Villanueva, pronuncia un discurso en el que subraya que los campesinos mexicanos enarbolan con mano firme la bandera y califica a los estudiantes de traidores a la patria, delineando los parámetros desde los cuales el gobierno trata a la disidencia política.

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“El pueblo nos apoya”, dice el secretario de la Defensa

180827-Suple68-11_dia29En una entrevista publicada en el diario El Universal, Marcelino García Barragán, secretario de la Defensa Nacional, declara: “Hay muchos rumores, pero yo creo que nadie debe dejarse sorprender, menos el pueblo y la prensa, pues estaremos prontos a colaborar para mantener el orden y la seguridad pública”.

Y luego de precisar que el Ejército y otras fuerzas de seguridad vigilan y patrullan el Distrito Federal, añade: “La situación está dominada totalmente; cumplimos con nuestra misión de garantizar el orden y por ello tenemos la convicción de que el pueblo nos apoya, porque está cansado de tantos alborotos”.

Los granaderos impiden un mitin en la Plaza de las Tres Culturas.

El CNH protesta contra la represión y pide el cese del virtual estado de sitio, reitera que no se trata de boicotear los Juegos Olímpicos y afirma que “no se permitirán intermediarios en las conversaciones con
las autoridades”. El CNH y la Coalición de Maestros, en conferencias de prensa, coinciden en que hay disposición para iniciar el diálogo con el gobierno y condenan el ataque de que fue objeto el ingeniero Heberto Castillo, quien declara: “La agresión que sufrí es un grave error de quienes la ordenaron. Yo no tengo más armas que las ideas… debe reestablecerse la vigencia de la Constitución”.

Por la mañana, la Vocacional 7 –en Tlatelolco– sufre el ataque de un grupo de individuos no identificados, quienes disparan contra los edificios de la escuela, mientras que la Prevocacional 4 es asaltada por un grupo de enmascarados, armados de varillas de acero, piedras y tubos.

En apoyo al movimiento estudiantil, cinco escuelas de la Universidad de Puebla y la Vocacional de Enseñanza Especial decretan un paro de 10 días.

El CNH exhorta a los ciudadanos y a los estudiantes guardar una actitud prudente y serena y evitar cualquier tipo de enfrentamiento con las fuerzas armadas y policiacas.

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