Desde su nombre derivado de universitas –vocablo asociado con conceptos como universalidad, colectividad y totalidad–, la UNAM es plural y diversa en conocimientos, ideas, personas y orientaciones sexogenéricas.
Esto último lo demuestra la “Primera consulta universitaria sobre condiciones de igualdad de género de la comunidad LGBTIQ+ en la UNAM”, realizada en 2022 por la Coordinación para la Igualdad de Género (CIGU), según la cual 5,529 personas se reconocen como parte de la comunidad LGBTIQ+ en esta casa de estudios.
“Más del 70 % de este grupo ha vivido algún tipo de discriminación y más de 300 personas reportaron dentro de la Universidad que una o varias veces alguien se negó a referirlas conforme a su nombre o identidad elegida, algo muy importante. Al menos 1,168 de ellas forman parte de la comunidad trans”, afirmó Norma Blazquez Graf, titular de la CIGU.
El diagnóstico reveló que el 85.98 % de las personas LGBTIQ+ que colaboraron en este primer ejercicio son estudiantes de bachillerato, licenciatura y posgrado. A su vez, más de 500 participantes forman parte de la planta académica y administrativa de la Universidad.
Asimismo, 144 instancias universitarias (de 168) son integradas por al menos una persona LGBTIQ+. En la entidad con mayor participación en la consulta, 539 entrevistados se reconocieron como diversidades sexogenéricas.
Más del 70 % de las personas que participaron en la encuesta son menores de 25 años (aproximadamente unas 4,000), más de 200 tienen entre 40 y 60 años y más de 40 son mayores de 60 años.
“Estos datos son muy importantes porque no se conocían en la Universidad ni se había hecho este tipo de ejercicio, lo cual es fundamental para que las comunidades de la UNAM, acompañadas con la CIGU, hagan posible el reconocimiento social de estas personas, que es muy diferente al legal”, señaló.
Reconocimiento social
A partir de esta primera encuesta y en concordancia con el Plan de Desarrollo Institucional 2023-2027, en el que la igualdad de género es un eje transversal, se impulsa entre todas, todos y todes el reconocimiento social, que significa nombrar a las personas como eligen llamarse. “Se trata de un principio de respeto a la identidad sexogenérica de cada individuo en el que toda la comunidad universitaria tenemos mucho que aprender”, añadió.
“Permite nombrar y reconocer a la persona conforme a su autodeterminación a partir de una solicitud interna que hace en su entidad académica y tiene efectos en la vida comunitaria dentro de la universidad, por ejemplo, en un evento público”, explicó Blazquez Graf.
En esa solicitud se agrega el apelativo elegido como información adicional, aunque el nombre legal de la persona no es modificado de los documentos oficiales. Permite incluir pronombres para ajustar el trato y la comunicación conforme a la identidad de cada persona y añade el marcador de género con el que se reconoce.
“Se realiza de forma interna en la Universidad para fines de reconocimiento social dentro de la comunidad. La persona pide ser identificada en sus comunidades con un nombre o pronombre, por ejemplo en las listas de asistencia que tiene el personal docente”.
Destacó que, según una política de derechos humanos, es muy importante que esto se considere para que cada persona pueda ser nombrada como se autodetermina.
“Esto ya se está trabajando en algunas comunidades; por ejemplo, hay antecedentes en la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán, en la FES Aragón y en la Facultad de Artes y Diseño”, comentó Blazquez Graf.
Actualmente, la titular de la CIGU y sus colaboradores trabajan para que esto se discuta dentro de la Comisión de Igualdad de Género, una vez que ya se hizo en el Colegio de Directores, y se está elaborando un documento más detallado con la idea de que de éste surjan los lineamientos para que sea una guía dentro de la Universidad, y cuando una persona quiera ser reconocida pueda hacerlo.
“Siempre tiene que haber una solicitud interna ante su entidad (preparatoria, CCH, facultad, dependencia académica o administrativa); ya hemos propuesto un formato que estará disponible inicialmente en bachillerato y las facultades”, precisó.
En tanto, el reconocimiento legal permite identificar a la persona conforme su autodeterminación a partir de sus documentos oficiales, emitidos por el registro civil.
Dicho proceso implica actualizar el nombre en los documentos legales, sustituir el previo y reemplazar el marcador de género (por lo general hombre o mujer).
“Les podemos informar qué tienen que hacer; el trámite es fuera de la UNAM, en el registro civil. Se debe realizar una actualización en el acta de nacimiento. Cuando esto sucede, traen sus documentos a la Dirección General de Administración Escolar de la UNAM y a partir de ahí se pueden hacer los cambios en sus documentos académicos oficiales”.
(Patricia López Suárez)