Massimo Quarta y Derek Han: sonoridad que seduce

Interpretaron tres sonatas dentro del ciclo Conciertos Internacionales en la Sala Nezahualcóyotl

Foto: Verónica Rosales.
Foto: Verónica Rosales.

A sus 10 años de edad, el Genio de Salzburgo, Wolfgang Amadeus Mozart, ya había compuesto una serie de seis sonatas para piano y violín. Dos siglos y medio después, su música se sigue escuchando para goce de una audiencia mucho más extensa, que no es aristocrática ni necesariamente radica en el continente europeo.

Basta entrar a la Sala Nezahualcóyotl del Centro Cultural Universitario y dejarse llevar por las notas que Massimo Quarta y Derek Han recrean al leer la partitura de la Sonata para violín y piano núm. 26 en Si bemol mayor y así contactar de inmediato con una de las composiciones del monstruo sagrado que reinventó la música y crece radiante con el tiempo.

Dueto

Massimo acarició el violín por primera vez a sus 11 años y comenzó a estudiarlo con ahínco, disciplina y gran disfrute. El ahora director de la Orquesta Filarmónica de la UNAM muestra en su interpretación a dueto con Derek, pianista estadunidense de padres chinos, que la música de Mozart llena de luz y hace felices a numerosos corazones. Bien que lo saben y por eso sonríen.

Delicadeza en la ejecución y continuos matices muy expresivos gobiernan la interpretación de dos artistas con una formación musical muy sólida, múltiples premios y reconocimientos. Ambos directores de orquesta.

Concluida la sonata en tres movimientos de Mozart, los protagonistas del Concierto Internacional del viernes 15 de marzo, dejaron caer enseguida y en cascada la Sonata para violín y piano núm. 4 en La menor, obra del imponente y menos melodioso Ludwig van Beethoven, el anfitrión de las más enigmáticas musas.

Tendría 31 años cuando compuso esta sonata que se incluye en no pocos programas de conciertos alrededor del mundo. Dos siglos y casi dos décadas después de haberla estrenado en su natal Bonn, Alemania, es vigente alimento espiritual.

Fuerza interpretativa que descarta cualquier parpadeo entre la audiencia. A Derek Han, pianista que a temprana edad comenzó a producir sus primeras notas sobre el teclado y a los 18 años se graduó de la Escuela de Música Juilliard, se le percibe en el escenario en plena sintonía con su compañero de origen italiano y de gran estatura en uno y otro sentido.

Luego del intermedio llegó el cierre con la Sonata para violín y piano núm. 3 en Re menor, de Johannes Brahms, estrenada en Budapest, Hungría, cuando el compositor alemán tenía 55 años de edad. Melodía romántica y expresiva en el primer movimiento, un carácter tranquilo e introspectivo en el segundo, virtuosos arpegios y contundentes acordes en el tercero, un tema lírico y melodía apasionada, elegante y majestuosa en el cuarto movimiento.

Tres compositores

Dos intérpretes notables: Quarta y Han, invocaron la presencia musical de tres compositores que desde distintos puntos del espacio se congregaron en la Sala Nezahualcóyotl una noche de marzo de 2019 para primero resonar en los oídos de los oyentes, y que progresivamente alcanzaran un vínculo con lo divino.

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