Menos contagios entre personas en situación de calle

La exclusión social que sufren, factor que los protege: Ali Ruiz Coronel, de Investigaciones Sociales

Hay gente que lleva mucho tiempo así o que nació en dicha condición.

La visión peyorativa y de exclusión de la sociedad hacia las personas en situación de calle es -aunque paradójico- un factor de protección contra la Covid-19, ya que contrario a lo que se podría calcular, los contagios entre este sector poblacional no han sido alarmantes.

Así lo explicó Ali Ruiz Coronel, del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS), quien refirió que se trata de una población mayoritariamente masculina la que vive en estas condiciones.

“Allá por 1980 se trataba de niños y niñas, ahora son hombres jóvenes, que representan más de 70 por ciento, mayores de 18 y menores a 60 años de edad; a veces son familias completas, y en estos momentos gente que fue abandonada por síntomas de la Covid, pero hasta antes de la pandemia se consideraban seis mil 757 personas en situación de calle en México.”

Ellos no se pueden quedar en casa, no tienen posibilidades de asearse ni mucho menos lavarse las manos constantemente.

La coordinadora del Seminario Permanente de Investigación-Acción sobre Personas en Situación de Calle en América Latina del IIS aclaró que la situación de calle es un proceso, y hay personas que llevan mucho tiempo así o que nació en dicha condición, y aunque tenga corta edad es visible su fase avanzada de abandono.

Covid-19 en la calle

Al intervenir en el programa La UNAM responde, de la emisora universitaria, Ruiz Coronel expuso que el miedo puede volverse algo terrible, y en el caso de dicho sector de la población, esta sensación ha tratado de justificar una visión peyorativa y de exclusión hacia ellos, con el argumento de que pueden estar infectados.

“Yo he seguido durante la pandemia en el trabajo de campo con ellos, y muchos aseguran que les han quemado sus cosas, arrojado cloro y hasta agua caliente.”

Empero, esta actitud desfavorable ha sido un “factor de protección” para ellos, quienes han relatado que la gente no se les acerca desde antes de la emergencia sanitaria.

“Se ha fraguado un distanciamiento no sólo social, sino también físico, debido a que las personas se alejan de manera inmediata ante lo que mira en ellos”, apuntó.

Una condición que no hay que obviar, consideró la investigadora, es que quienes no tienen techo están en un complejo estado de salud.

“No pueden dormir ocho horas completas, eso se vuelve crónico en ellos, lo que significa un desgaste fisiológico, aunado a su mala alimentación, además de la depresión constante, lo que los lleva a un riesgo alto de contraer enfermedades como la Covid”, dijo.

Debemos agregar, abundó, que tienen una carencia material, vivir en la calle nunca será fácil, ellos no se pueden quedar en casa, no tienen posibilidades de asearse ni mucho menos lavarse las manos constantemente.

“Hay algunos a quienes no se les nota que están en situación de calle, porque logran asearse y se las ingenian para estar ‘presentables’; cohabitamos con ellos la ciudad, los vemos sin verlos, usamos el término para referirnos a la condición y no a la persona.”

Por desgracia, aseguró Ali Ruiz, no tienen una casa donde vivir, todas sus actividades y acciones se dan en el espacio público, algunas padecen enfermedades mentales, otras salieron de prisión, tienen problemas de consumo de sustancias psicoactivas o simplemente no tienen trabajo y ya no pudieron pagar la renta de su vivienda.

“Por eso, nadie está exento de padecer algo semejante; cualquier persona puede llegar a ello, por una circunstancia adversa o una mala racha, de modo que si no podemos hacer nada en favor de ellos, no los perjudiquemos más”, subrayó. La universitaria convocó a que si se tiene la posibilidad directa de ofrecerles algo de comida o una cobija, se realice ese acto de empatía, y en caso de un interés mayor recomendó acercarse a organizaciones de la sociedad civil, “donde el trabajo es experto, profesional y de largo plazo”.

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