México, tercer país del mundo con más peticiones de refugio

El 23 por ciento corresponde a niñas, niños y adolescentes, informó en la UNAM Andrés Ramírez Silva, titular de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados

A partir de 2019 México ha experimentado un fenómeno social de gran magnitud: el incremento sostenido en la solicitud de reconocimiento a la condición de refugiado. En 2021 se alcanzó una marca histórica con 130,000 solicitantes de 110 países de origen, lo que lo convirtió en el tercer país a nivel mundial con más peticiones de este tipo, después de Estados Unidos y Alemania.

Así lo informó en la UNAM Andrés Ramírez Silva, coordinador general de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados, quien precisó que de esa cifra 23 por ciento corresponde a niñas, niños y adolescentes. Si se incluyen a los jóvenes de hasta 24 años de edad, el porcentaje sube al 50 por ciento.

“Es una niñez y juventud refugiada. Nos da la posibilidad de entender que es un fenómeno que tiene un peso específico de gran magnitud. A partir de 2019 ha crecido el número de personas que necesitan protección nacional; en 2013 sólo hubo 1,296 solicitantes, en 2018 se llegó a 29,700, pero a partir de 2019 se dispararon a 70,000.”

Al intervenir en el Segundo Seminario Permanente “Violencias que impiden la integración de la infancia y juventud migrante en la sociedad: xenofobia, racismo y discriminación”, convocado por la Escuela Nacional de Trabajo Social, el egresado de la Facultad de Economía advirtió que el flujo en estos últimos años ha sido un desafío por la capacidad operativa limitada.

“En 2023 se triplicó el promedio para un mes de enero: tuvimos 12,863 solicitantes, otra marca histórica. Entre muchos de estos están menores y adolescentes acompañados, y sólo el 1 por ciento de no acompañados.”

Por primera vez, también en el pasado mes de enero, entre las primeras diez nacionalidades que más solicitan refugio se ubicaron en séptimo sitio los procedentes de Afganistán: “Esto no tiene parangón en nuestra historia, porque es una cultura distinta, con alimentación, religión e idioma diferentes. La mayoría de ellas y ellos hablan darí, idioma muy similar al persa. Sabemos que huyen porque el Talibán regresó al poder en agosto de 2021, y en muchas ocasiones nos comunicamos mediante el idioma inglés, pero también con ademanes y señas”.

Situación similar ocurre con los haitianos, que regularmente no proceden de su país de origen, sino de naciones como Chile y Brasil. Sin embargo, no hablan español, portugués o francés, sino creole, lo que dificulta la comunicación. Finalmente dijo que Tapachula, Chiapas, es el sitio donde se realizan hasta 65 por ciento de las solicitudes de refugio a México.

Identidades

Juan Carlos Narváez Gutiérrez, del Seminario Universitario de Estudios sobre Desplazamiento Interno, Migración, Exilio y Repatriación de la UNAM, dijo que deben abrirse los espacios para las políticas dirigidas a los jóvenes de manera universal, independientemente de su nacionalidad o estatus migratorio.

Asimismo, “hay que buscar una forma para contribuir al bienestar emocional de estas generaciones de jóvenes que migran de manera forzada y experimentan procesos de violencia”.

Mónica Jacobo Suárez, catedrática Conacyt comisionada al Centro de Investigación y Docencia Económicas, habló sobre los jóvenes migrantes de retorno (Estados Unidos-México), los cuales experimentan importantes contradicciones en relación con las nociones de ciudadanía e idioma.

“Tienen fuertes sentimientos de pertenencia al país donde se criaron (Estados Unidos), pero no al país donde nacieron (México). Su incorporación social y cultural está en constante construcción. Ser mexicano en México es una experiencia nueva para muchos de estos jóvenes, implica múltiples procesos de aprendizaje y tensión.”

Estuvo también Israel Concha, de la asociación New Comienzos; la moderación fue de Javier Carreón Guillén y Ana Luz Minera Castillo.

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