Indígena, española, africana y asiática

México, un pueblo con diferentes raíces

Mitos y realidades de la conquista en la visión de expertos

Hoy, en el siglo XXI, México sigue sin reconciliarse con su pasado, discutiendo qué ocurrió hace 500 años y quién fue el protagonista, sin encontrar una explicación que deje contentos a todos los grupos que habitan este territorio, afirmó Guadalupe Gómez-Aguado de Alba, académica del Centro de Enseñanza para Extranjeros (CEPE).

Para la experta universitaria, lo ocurrido hace cinco siglos no se trató de una invasión española, sino de la conquista de la ciudad de México-Tenochtitlan con la participación no sólo de los propios españoles, sino igual de otros indígenas. “Fue todo un proceso de alianzas con la población local”.

Hablar de invasión significa, además, despojar a México de su raíz hispana. “La cultura mexicana que hoy conocemos, nos guste o no, tiene raíces indígena, española, africana y asiática, y no hay por qué quitar esa riqueza a las expresiones culturales que hoy conforman a nuestro país”, consideró la también secretaria académica del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe.

Hernán Cortés deja Cempoala, lo acompaña un grupo de tamemes (cargadores) que se dirigen a México-Tenochtitlan, Códice Durán (siglo XVI).

En cada época, el pasado se interpreta de forma diferente, de acuerdo con los intereses y el contexto de quienes buscan respuestas “en lo que pasó para explicar lo que es”, recordó al dictar la conferencia 1521: ¿Invasión o Conquista?, dentro de la Semana de Inmersión Cultural Universitaria de México 2021. Grandeza de México: 4 Centenarios, organizado por el CEPE y la Sede UNAM-Alemania (Centro de Estudios Mexicanos).

La doctora en Historia e integrante del Sistema Nacional de Investigadores expuso que en 1519, la llegada del capitán Hernán Cortés a Veracruz coincidió con una embajada del emperador Moctezuma II, gobernante de México-Tenochtitlan, quien había enviado a algunos hombres a reconocer a los “extraños” que llegaban al territorio de lo que hoy es México.

Dos años más tarde, los españoles, junto con miles de aliados indígenas, conquistaron la capital del llamado imperio mexica, la cual cayó el 13 de agosto de 1521. Este hecho marcó la alianza entre los indígenas –sobre todo tlaxcaltecas– con los españoles para vencer a los mexicas, que eran el grupo dominante en ese momento en Mesoamérica, así como el inicio del dominio español en estas tierras y el nacimiento del virreinato de la Nueva España.

Estos acontecimientos se han expuesto a lo largo de 500 años de forma distinta; cada época los ha explicado desde su propia circunstancia; una de ellas es la llamada “Leyenda Negra”, basada en la Brevísima relación de la destrucción de las Indias, obra escrita por Fray Bartolomé de las Casas, en la que afirmó que la conquista había sido un genocidio, que los españoles cometieron atrocidades y crueldades sin fin y pedía que los indígenas fueran protegidos. Basado en ello, comenzó a explicarse ese proceso histórico, como una destrucción total de las culturas indígenas y se señaló al mundo precolombino como pacífico.

Aliados

La universitaria sostuvo que es un mito afirmar que Hernán Cortés conquistó México con 500 o 600 españoles; sería una hazaña impresionante que unos cuantos hombres pudieran dominar a miles de indígenas. Eso no es cierto; el capitán y sus hombres no hubieran ejecutado la conquista sin la ayuda de sus aliados, miles de ellos, que estaban cansados del dominio mexica, de la exigencia del pago de tributos y de las guerras para obtener prisioneros para el sacrificio.

Lo ocurrido en realidad fue una alianza de los españoles con los enemigos de los mexicas, quienes lograron conquistar el territorio, dijo en la sesión moderada por el director de la Sede UNAM-Alemania, José Alejandro Velázquez Montes.

El gran protagonista de ese proceso ha sido Hernán Cortés, quien comandaba al ejército español que llegó a estas tierras y con su habilidad y astucia política pudo darse cuenta de las divisiones internas que había en el territorio mesoamericano y aprovecharlas para su beneficio, refirió Gómez-Aguado de Alba.

Quienes llegaron a estas tierras eran hijos de una España mesiánica, con una idea de reconquista de su territorio después de ocho siglos de ocupación árabe en la península ibérica. Se tenía la idea de recuperar almas para el cristianismo y daban importancia a la conversión de los infieles; todas esas ideas fueron aplicadas con los grupos indígenas. Desde el otro lado del Atlántico, la conquista se justificó como algo bueno para los naturales, porque se les estaba enseñando la verdadera religión. Así se plasmó en el siglo XVI.

Uno de los propagandistas de esa visión, de “civilizar” a los indígenas, fue Hernán Cortés quien, mediante sus Cartas de Relación, enviadas a Carlos I de España, explicó las hazañas realizadas durante aquellos hechos. Pero esos documentos fueron controlados estrictamente y después prohibidos por la corona, porque el capitán adquirió mucha popularidad. Más tarde, Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, escrita por Bernal Díaz del Castillo alrededor de 1575, buscó rescatar las hazañas y dar importancia a los hombres que acompañaron al militar. Esa fue otra forma de explicar lo acontecido.

En la segunda mitad del siglo XVI y principios del XVII se tienen historias desde el punto de vista de los indígenas, como el Códice Durán o el Códice Florentino. Ahí no sólo se busca rescatar su pasado, sino exaltar la importancia y el papel protagónico que tuvieron los naturales de estas tierras en la conquista. Una figura central en las crónicas indígenas es Malitzin, la mujer intérprete de Cortés.

Ya en las imágenes del siglo XVII se representan las alianzas entre la nobleza indígena y los conquistadores; Cortés aparece ya no como el vencedor, sino como el cristianizador de estas tierras. En la siguiente centuria es recurrente plasmar que Moctezuma II aceptó volverse vasallo del rey Carlos I, acontecimiento cuestionado por especialistas, pero recurrente en las crónicas españolas de la época.

En la segunda mitad del siglo XVIII, una de las obras importantes fue Historia antigua de México, de Francisco Javier Clavijero, donde hay un intento de rescatar el mundo antiguo. Los jesuitas escriben obras que rescaten el pasado indígena, porque eso distingue al mundo americano del europeo. Más tarde, los novohispanos buscan una identidad alejada de España; una vez que México proclama su independencia, en el siglo XIX, hay un rescate de los héroes indígenas en los relatos de historia patria, entre ellos, Moctezuma.

Ya en el siglo pasado, a fines del porfiriato, se busca destacar el mestizaje y decir que la patria tiene un origen indígena y español. Esa idea continúa después de la Revolución Mexicana. Hoy, existe la tendencia de dar un papel central a la participación indígena en estos acontecimientos, recalcó Guadalupe Gómez.

Al comentar la ponencia, Stefan Rinke, de la Universidad Libre de Berlín, coincidió en que Cortés no conquistó con 500 hombres al imperio mexica y en que el mundo indígena no era homogéneo, sino uno compuesto por muchas culturas y lenguas. Además, Mesoamérica fue un mundo de guerra casi permanente antes de la llegada de los españoles. Por ello es importante terminar con tantos mitos que siguen en circulación sobre lo ocurrido hace 500 años.

Hablar de invasión española los pone como los actores más importantes de la caída de Tenochtitlán; en realidad, diferentes coaliciones de comunidades indígenas lucharon contra la opresión de los mexicas y los españoles se unieron a ellas; probablemente tlaxcaltecas, totonacos, texcocanos y otros que deseaban sacudirse el yugo, fueron los protagonistas de la lucha. Hoy hay que ampliar el concepto clásico de la conquista unilateralmente española y entenderla como una gran empresa contra la superioridad azteca que, además, no terminó con la caída de Tenochtitlan, concluyó.

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