Como el Everest

Montañas gigantes en el interior de la Tierra

Estudio publicado en la revista Science las ubica a 660 kilómetros de profundidad

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De acuerdo con un estudio publicado en la revista Science, las capas internas de nuestro planeta no son lisas: en algunas zonas localizadas a unos 660 kilómetros de profundidad hay montañas del tamaño del Everest, cuya altitud es de ocho mil 848 metros.

“La metodología utilizada en esta investigación para ver esas montañas tiene una resolución de unas cuantas decenas de metros, a diferencia de las usadas anteriormente, que tenían resoluciones de cientos de miles de kilómetros”, dijo Xyoli Pérez Campos, jefa del Servicio Sismológico Nacional.

Una cartografía del interior de la Tierra permite a los científicos entender la dinámica que se da ahí. El material caliente que sube y el material frío que baja forma corrientes convectivas.

Se sigue debatiendo si estas corrientes convectivas se encuentran separadas en celdas, una de las cuales estaría en el manto superior y la otra en el manto inferior; o bien, si esas celdas abarcan desde la base del manto, que está en contacto con el núcleo, hasta la base de la corteza”, apuntó la investigadora.

Implicaciones

Las corrientes convectivas tienen implicaciones diferentes: en un caso, el material que sale por las dorsales meso-oceánicas (elevaciones submarinas situadas en la parte media de los océanos) podría provenir de la base del manto y ser reciclado por completo porque se vuelve a sumergir en las zonas de subducción, alcanzando nuevamente la base del manto; en el otro caso, el material que es subducido se atoraría en la zona de transición del manto, reciclándose en otra celda convectiva.

La presencia de montañas del tamaño del Everest en el interior de la Tierra puede sugerir que ese material está atorado en la base de la zona de transición del manto; y su ausencia (valles), que el material subducido penetra hacia el manto inferior. Así, podría tratarse de una corriente convectiva que comprende todo el manto; o de dos corrientes convectivas: una en el manto superior y otra en el inferior.

“En el artículo se indica que, con la nueva metodología, los especialistas descubrieron que ambos modelos son compatibles y pueden coexistir sin ningún problema. Este hallazgo obliga a replantear los modelos de dinámica del manto, los cuales son importantes para saber, mediante una reconstrucción de topografía dinámica, cómo era la superficie de la Tierra en el pasado”, señaló la experta.

Eso tendrá implicaciones en el análisis del paleoclima y en el estudio de los flujos superficiales de agua, de la evolución de las cuencas y de la vida en el planeta.

“Es decir, esa investigación contribuye a reconstruir nuestro pasado y entender cómo se han movido y evolucionado las placas tectónicas en el tiempo geológico, así como el clima en las distintas regiones del mundo, por ejemplo, en la del Amazonas, que ha sufrido cambios asociados a la dinámica interior de la Tierra”, finalizó Xyoli Pérez Campos.

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