Mujeres en la construcción de una cultura de paz

Artistas, activistas y defensoras de derechos humanos participaron en un encuentro del 8M

Daniela Pastrana, Kenya Cuevas, Mónica Tapia, Nashieli Ramírez, Natalia Beristáin y Paola Zavala. Fotos: CCU Tlatelolco.

Para construir comunidades más pacíficas y menos violentas es necesario imaginar otros futuros posibles y trabajar en ello de forma cotidiana en el hogar, en el barrio, en las calles; abrirse al otro de forma empática y aprovechar los conflictos en vez de confrontarlos o evitarlos. Estas fueron algunas de las conclusiones del Cuarto Encuentro Ser Mujer en México: Las mujeres y la construcción de paz, que en el marco del 8M reunió a especialistas de disciplinas diversas que colaboran con su quehacer a la generación de una cultura de paz.

El evento, que tuvo lugar en el Centro Cultural Universitario (CCU) Tlatelolco, fue moderado por la directora de Vinculación de esta institución, Paola Zavala, y contó con la participación de las defensoras de los derechos humanos Nashieli Ramírez y Kenya Cuevas, la cineasta Natalia Beristáin, la prospectivista Fernanda Rocha, la gestora y activista por los derechos LGBTI+ Paola Palazón, la periodista Daniela Pastrana –y fundadora de Pie de Página–, la activista por los derechos de las empleadas del hogar Marcelina Bautista y de Mónica Tapia –cofundadora de la ONG Aúna, que articula redes ciudadanas–.

Beristáin destacó la importancia de revisar narrativas y escenarios para imaginar otros distintos, que funjan como meta y aliciente en la transformación del horror que se vive en la realidad de un país donde 11 mujeres son asesinadas a diario y hay, tan sólo en cifras oficiales, 110,000 desaparecidos y desaparecidas.

Se refirió a su más reciente película, Ruido, sobre una mujer que va en busca de su hija desaparecida; una cinta que si bien es ficción, raya en lo documental, pues las colectivas que aparecen son reales y conoció de cerca no sólo su trabajo, sino a las que tejen esas redes de ayuda mutua.

“Se trataba de contar no sólo la anécdota de los submundos o infiernos en los que Julia entra en su búsqueda, cómo se encuentra con otras mujeres y cómo lo colectivo posibilita salir de la narrativa de horror en la que vivimos desde hace 20 o 25 años”, explicó. Con esta cinta pretende levantar el velo de la violencia normalizada, hacer ruido al respecto, dijo.

Crecer en el conflicto

Nashieli Ramírez, presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México desde 2017, se refirió a la “paz de género”, un término acuñado por feministas españolas, que entiende la paz no como una ausencia de guerra, sino en la lógica de crecer en el conflicto.

“Es cómo transitamos a partir de manejar el riesgo de resolver sobre el conflicto y caminar”, explicó. “Lo que hacemos las mujeres en el cuidado construye paz”.

Es una labor cotidiana que se hace en diferentes ámbitos, como la escuela, en la que miles de mujeres son las mediadoras de la educación, pero también son quienes procuran cuidado y contención en este espacio, donde los menores aprenden a relacionarse. Se realiza en el barrio, en la colaboración con aquellas personas que se conocen, entre vecinos y en la calle, entendida como un lugar que puede apropiarse, habitarse y desplegar acciones públicas y políticas, en las que la esperanza es fundamental.

La construcción de paz se realiza también desde el hogar: el lugar en donde nace la convivencia en la familia, en la aportación de trabajo –generalmente no remunerado– para el bienestar de los otros, los más cercanos, y en el que las empleadas domésticas aportan también al cuidado, sin que se les reconozcan sus derechos laborales; una práctica normalizada sobre la que –aseguró Marcelina Bautista, del Centro Nacional para la Capacitación Profesional y Liderazgo de las Empleadas del Hogar– apenas hace tres años existe una legislación en México.

“Hasta el trabajo de cuidado (familiar) recae sobre ellas”, subrayó Bautista. “Si comenzáramos desde los hogares la práctica democrática, la podríamos construir más fácilmente afuera; debemos pensar en la solidaridad, en que podemos ir construyendo relaciones de igualdad de oportunidades. Debemos ser consecuentes entre lo que decimos y hacemos. Normalmente no se legisla para este sector que aporta tanto a la economía, a la institución que es el hogar. Y desde los hogares se tiene que construir esa paz”.

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