Zarpó sin regreso, sólo ha quedado en el sepia de las fotografías, en cartas manuscritas, modales y gestos ya diluidos. El amor de antes se ha ido, y el de hoy no tiene una, sino múltiples, inéditas y sincréticas facetas, coincidieron investigadoras universitarias.
El amor se ejerce ahora en swipes (movimientos dactilares) en el móvil, con rosas virtuales, emoticones, encuentros casuales, en viajes sin escala a la genitalidad. La bala de plata la disparó el Internet con las redes sociales, y ese sentimiento se hizo virtual, sin género, a veces violento, sin control… Sólo ha sobrevivido la poesía amorosa. ¿Cómo se llegó hasta aquí?
Con motivo del Día de San Valentín, que se festeja el 14 de febrero Alejandra Amatto Cuña, académica de la Facultad de Filosofía y Letras, resaltó: “El concepto de lo romántico ha sido banalizado y comercializado, y por eso la gente muchas veces huye de ciertos protocolos de cortejo; hay que recrear el mundo de códigos y tradiciones que se han perdido, pues cualquier demostración genuina de amor es necesaria porque vivimos en un mundo terrible”.
La universitaria planteó: “El amor tiene que estar lo más lejos posible de la violencia, y me parece que en los últimos años eso es algo que se ha trabajado mucho en diferentes ámbitos; sin embargo, las redes sociales abrieron una puerta y como individuos estamos expuestos, pues nos ponemos en contacto con personas virtuales”.
Siempre ha habido una romantización de ciertos tipos de violencia en las relaciones amorosas; los celos se trabajan mucho desde el punto de vista literario, desde Otelo, de Shakespeare, “pero hay que descartar cualquier tipo de práctica violenta como una variable que pueda pertenecer al amor”.
Desde ese punto de vista, la universitaria aseguró que el concepto de amor dentro de la literatura se ha transformado a lo largo de la historia, no es lo mismo la tradición clásica con obras monumentales como Tristán e Iseo (leyenda celta), legado de la Edad Media, que los ensayos de la literatura del siglo XX, como La llama doble, de Octavio Paz.
Amatto Cuña añadió que una de las maneras más eficaces de enseñar literatura, sobre todo a los más jóvenes, es empezar por la poesía amorosa, engancharlos con autores como Borges, Vallejo y Neruda.
¿Cómo amar sin poseer?
“El amor romántico es un mecanismo que ha permitido perpetuar una posición subordinada de la mujer; es una forma de repartir roles estereotipados de género. Pensemos en los cuentos, en las novelas, ¿qué idea de mujer hay tras esta reproducción del amor romántico?”, cuestionó Alba Pons, quien realiza su posdoctorado en el Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG).
Esa idea, agregó, se encuentra asociada a la heterosexualidad, no como una práctica sexo-afectiva, sino como una forma de ordenar el mundo.
“Hay que entender que no todos vemos, sentimos e interpretamos la vida a partir de un esquema heterosexual, a nadie le preguntan ‘¿desde cuándo eres heterosexual?’, eso se da por supuesto, y si no lo eres tendrás que dar explicaciones, y esto ha sido naturalizado mediante una serie de mitos entre los cuales encontramos el del amor romántico”, abundó.
¿Cómo son las historias del amor romántico?, se preguntó Pons: “O son trágicas o son perfectas, pero los roles de las dos posiciones, que se representan en el marco de ese mito, son siempre desiguales y siempre hay uno subordinado”.
Contagio de infecciones
Una de las actividades preferidas para festejar el Día de San Valentín son los encuentros y prácticas sexuales, sobre todo entre los más jóvenes. Desafortunadamente, la población de 18 a 30 años es la más propensa al contagio de infecciones de transmisión sexual (ITS) debido a la relajación en el uso de preservativos y al consumo de drogas y alcohol.
Actualmente, una parte importante de los jóvenes cuenta con información acerca de la sexualidad, pero aun así enfermedades como sífilis, gonorrea y los virus del papiloma humano (VPH) y de inmunodeficiencia humana (VIH) registran un leve repunte, dijo Julián Alcalá Ramírez, académico de la Facultad de Medicina, según datos de la Dirección General de Epidemiología de la Secretaría de Salud.
Tras aclarar que no hay evidencia de que cada año aumenten las ITS por los festejos del 14 de febrero, el médico sexólogo resaltó que ningún sector de la población está exento de estas afecciones.
México es un país de jóvenes, y esta inercia demográfica, aunada a la falta de valores, origina que las personas lleguen a tener más parejas sexuales, muchas veces sin la protección debida, lo que implica un factor de riesgo.
La sociedad actual es más compleja, pues aunque los jóvenes cuentan con mayor educación, no siempre tienen prácticas preventivas y se siguen dando relaciones sexuales de riesgo. “Se da más importancia a no tener hijos que a no contagiarse”, subrayó Alcalá Ramírez, licenciado en filosofía y maestro en medicina social.
Además, “cuando estamos enamorados tendemos a creer que la persona que amamos y nos ama no podría contagiarnos, entonces al tener contacto sexual muchas veces no usamos protección”.
Otro aspecto negativo es que en algunos sectores el sexo sigue siendo tabú, por lo que una de las principales fuentes de información es Internet, en donde circulan mensajes imprecisos o falsos.
De acuerdo con la Secretaría de Salud, en 2017 hubo 27 mil 610 nuevos casos de VPH, 95 por ciento en mujeres. La tasa de incidencia fue de 1.86 por cada cien mil hombres, y de 41.86 por cada cien mil mujeres. El grupo etario con mayor afectación fue el de 25 a 44 años, a razón de casi 25 mujeres por cada hombre.
En nuestro país, la primera causa de atención médica por ITS en mujeres son las infecciones vaginales o uretrales inespecíficas, le siguen la cándida, sífilis y gonorrea. En los hombres, la gonorrea y el herpes genital. “En las jóvenes esta situación es preocupante, porque lo que más se diagnostica es hepatitis B; VPH, precursor del cáncer cervicouterino; y VIH, que podría derivar en sida”, alertó.
En población general, de cien infecciones de transmisión sexual registradas, 94 por ciento corresponde a herpes y otras infecciones bacterianas, y seis por ciento a padecimientos virales (sida, hepatitis B y VPH).
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud 2016, finalizó, de la población general de entre 15 y 49 años, 84.6 por ciento de los hombres tenían una vida sexual activa y 81.6 por ciento, las mujeres.
El Día de San Valentín ya no es una celebración del amor y amistad, sino de consumismo, impulsado por la mercadotecnia. El festejo del 14 de febrero es el primer momento del año en el que se registra una recuperación económica, de cerca de tres por ciento, pero es efímera y los beneficios no son generalizados ni suficientes para compensar la cuesta de enero.
En esta fecha el consumismo se dispara en favor de ciertos sectores de la economía como el comercio: flores, peluches, chocolates y globos, entre otros, y de servicios como el hospedaje temporal (hoteles) y restaurantes, principalmente.
Violeta Rodríguez del Villar, académica del Instituto de Investigaciones Económicas, dijo que somos una sociedad que confiere mayor significado al hecho de regalar, que a demostrar afectos como el amor y la amistad. “Estamos muy condicionados a expresar nuestras emociones mediante los bienes materiales, lo que lleva precisamente al incremento de las ventas”.
La universitaria recordó que en 2018 la recuperación económica en el día de los enamorados fue de 20 mil millones de pesos, cifra que fue mayor a la de 2017. Para este año se espera que sea similar; esta cifra es considerable, pero sólo transitoria, pues se trata de una mejoría fugaz, remarcó.
Al igual que sucede en diciembre, el consumo alrededor del 14 de febrero tiene un componente emocional importante, que evita que las personas evalúen correctamente sus compras; así, “por lo general, el gasto excede la capacidad de pago”.