Parte de uno de los principales logros artísticos del siglo XX mexicano

MURAL EMBLEMÁTICO DE CIUDAD UNIVERSITARIA


Foto: Juan Antonio López.
Uno de los murales más emblemáticos de Ciudad Universitaria es el titulado La vida, la muerte, el mestizaje y los cuatro elementos, autoría del pintor potosino Francisco Eppens Helguera, quien realizó también el mural de la Facultad de Odontología, La superación del hombre por medio de la cultura. Durante las décadas de los años 30 y 40 del siglo pasado, Eppens ya había llevado a cabo varios murales en edificios privados y públicos como el Rancho del Artista, el Hospital Infantil, la Asociación Mexicana de Caminos, entre otros espacios que le habían permitido construir un lenguaje monumental y preparse a nivel técnico y formal para lo que sería su obra magna en la Facultad de Medicina, del recientemente creado campus universitario al sur de la capital mexicana.

El grupo de pintores que participaron en los murales de la Ciudad Universitaria se adhirió a los planteamientos de la integración plástica, a partir de los cuales se propuso un trabajo colaborativo entre artistas y arquitectos desde el primer momento en que se concebía una edificación. De esta manera, el trabajo plástico se conjugaba en el cuerpo arquitectónico como parte de él, estableciendo un diálogo entre pintura y arquitectura para formar una totalidad integrada que perdía sentido en caso de que alguno de sus elementos desapareciera.

Francisco Eppens inició sus trabajos en 1953 después de aprobado el proyecto por el arquitecto Roberto Álvarez Espinosa. A lo largo de la realización del mural, el pintor se enfrentó a algunas dificultades técnicas como la que significó el espacio curvo de la construcción en la cual se desplegaría su propuesta muralística en una superficie de 20 metros de altura por 18 metros de base. La solución para tal problemática fue realizar la obra en pequeñas lozas precoladas de concreto que fueron ancladas al muro, de tal manera que era posible desmontar la obra pieza por pieza. En una entrevista concedida a Ramón Valdiosera, Eppens relató que para efectuar su mural en la Facultad de Medicina había trabajado con los mismos peones que laboraban en el proyecto del campus y decidió utilizar mosaicos de vidrio hechos en el país por la fábrica de Mosaicos Venecianos de México, S.A. Al igual que en otras de sus obras, en este mural Eppens recurrió a la historia de México, especialmente a su pasado prehispánico, para concebir una síntesis del mestizaje y de la cosmogonía indígena. De esta manera, en la parte central de la composición se observa una cabeza con tres rostros, la cual alude precisamente a la mezcla racial que había dado como resultado al mexicano del presente. La vida y la muerte son representadas por una serpiente que se muerde su propia cola, enmarcando así toda la escena y remitiéndonos a su significado simbólico vinculado con la eternidad. Asimismo, por encima de la serpiente el artista dispuso una calavera que devora la mazorca de maíz de la cual se formó el primer ser humano de acuerdo con los mitos prehispánicos.

Por otro lado, los cuatro elementos: agua, aire, tierra y fuego son representados por diversos motivos que aluden al universo y su organización. El agua, visible en la parte inferior del mural, es simbolizada por el dios Tláloc y el jeroglífico de la misma; igualmente, Eppens distribuyó diversos seres acuáticos como un pez, un ajolote o el caracol para acentuar la riqueza de este elemento. El aire, que pareciera estar encapsulado en las partes laterales de la composición, es identificado por diversas aves; la tierra, situada al centro y en la parte superior de la obra, se distingue por los senos, símbolo de la fertilidad, y las manos que llevan, cada una, un grano de polen y una semilla germinada. Finalmente, el fuego que se extiende en la parte superior, es identificado como unas llamas que se desprenden de los soles. La cabeza de tres caras ocupa la parte central del mural, la faz del lado izquierdo simboliza a la madre indígena; la del lado derecho, al padre español, y la cara central representa al hijo producto de ese mestizaje.

El mural de la Facultad de Medicina fue concluido hacia 1954 después de meses de un trabajo constante, poco tiempo después Francisco Eppens recibió el encargo de ejecutar otro mural en la Ciudad Universitaria, específicamente en la Facultad de Odontología. Ambos murales tienen un remate visual que los hace visibles en todo su esplendor desde grandes distancias, conjuntando el trabajo muralístico con toda una propuesta de arquitectura moderna, que hace del campus universitario uno de los principales logros artísticos del siglo XX mexicano.

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