Necesario, actualizar la estrategia de atención contra el coronavirus

Hoy se tiene un escenario epidemiológico distinto al que había hace tres años: Malaquías López Cervantes, del Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina

Este tipo de virus exige una vigilancia permanente.

A tres años de que se confirmara el primer caso de la Covid-19 en nuestro país, hoy en día se tiene un escenario epidemiológico distinto que exige revisar y actualizar la estrategia, así como el modelo de atención y la comunicación hacia la población, afirmó Malaquías López Cervantes, académico del Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina.

El investigador afirmó que los contagios seguirán por tiempo indeterminado, aunque con menor intensidad y las personas de la tercera edad continuarán siendo las más vulnerables, por lo que será importante redirigir las estrategia para proteger principalmente a ese grupo de la población además de reforzar las campañas de información para mantener la inmunidad que se obtuvo con las vacunas, aplicando oportunamente los refuerzos.

La ciudadanía debe estar enterada

El especialista en epidemiología resaltó que la ciudadanía debe tener claro en qué momento de la emergencia nos encontramos, qué medidas de protección se deben mantener y cómo se garantizará la inmunidad para un mayor número de personas, pues ante la baja en el número de contagios, se han relajado las medidas de protección y hay poca información sobre las acciones a seguir.

“La enfermedad llegó hace tres años y ya no se va a ir, el virus se quedará entre nosotros y no sabemos por cuánto tiempo. En algún momento se declarará el fin de la pandemia, porque no podemos vivir para siempre en esta circunstancia, y pasaremos a fase denominada endemia, lo que significa que la enfermedad alcanzó niveles constantes y predecibles que se pueden controlar con una vigilancia adecuada.”

Destacó que los cambios moleculares que presentan este tipo de virus exigen una vigilancia permanente, sobre todo después de que el agente patógeno original ha registrado una serie de variantes, mutaciones y linajes que aún se encuentran en estudio.

En esta nueva etapa, aseveró, es fundamental que la población cuente con información oficial clara y precisa sobre cuestiones básicas como, las mejores vacunas que hay en el mercado, cuándo se aplicarán las nuevas dosis de refuerzos y cuál será el operativo para hacerlo. En ese sentido estimó que, al igual que con la influenza, la vacuna contra la Covid-19 se tendrá que aplicar periódicamente por lo menos una vez al año y luego de que se levante la emergencia, las inmunizaciones se podrán comprar legal y libremente en el mercado con lo cual la gente tendrá más opciones y podrá decidir entre las que estarán disponibles en el sector salud y las que se podrán adquirir en farmacias, consultorios y hospitales privados.

Finalmente, López Cervantes apuntó que el modelo de vacunación también deberá someterse a exhaustiva revisión para poder dar una cobertura mucho más amplia y más ágil, similar al que se desplegó en Estados Unidos en donde el sector salud se mantiene como el gran coordinador de la estrategia, pero se permita la participación de gobiernos estatales y locales, organizaciones civiles, así como instituciones educativas y del sector privado.

En los momentos más álgidos de la emergencia por la pandemia por la Covid-19, se presentó un acalorado debate sobre la utilidad o no del cubrebocas, como medida de protección para evitar la propagación del virus y el aumento de los contagios.

Desde el inicio de la pandemia, la Organización Mundial (OMS) de la Salud emitió cuatro recomendaciones generales de prevención: lavado frecuente de manos, evitar tocarse la cara, protocolo de higiene respiratoria al toser o estornudar y el distanciamiento social, pero nunca consideró recomendar el uso de mascarilla al no haber evidencias suficientes acerca de su utilidad.

Fue hasta el segundo semestre de 2020 que la OMS flexibilizó su postura en la guía para prevenir la transmisión de la Covid-19 en áreas de transmisión comunitaria, alertó a los gobiernos sobre la utilización de mascarilla, pero únicamente en situaciones y entornos específicos: espacios cerrados y concentraciones masivas.

En medio de la confusión, cada país y cada gobierno local estableció sus propias reglas sobre la obligatoriedad en el uso del cubrebocas, pero ante el aumento acelerado de muertes y el temor a ser contagiados, la utilización de mascarillas se fue normalizando y terminó por imponerse la cultura de la prevención y el autocuidado.

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